
Martín Tetaz en Clarín 16-9-18 (síntesis )
Si vamos a perder un precio importante de la economía, la clave tiene que pasar por identificar la moneda que mejor copie a nivel mundial nuestros ciclos económicos, de manera tal de no quedar atados a la suerte de una economía que no tenga nada que ver con la nuestra. Pondré un ejemplo simple: si soy exportador de alimentos me conviene que mi moneda esté vinculada a la de un país que también sea proveedor mundial de cosas parecidas, porque si me ato a la suerte de un importador de soja, cuando el precio internacional de esa oleaginosa caiga, habrá menos dólares en mi economía, pero para el país importador será una buena noticia y su moneda se fortalecerá en el mundo. Puede que, para un país centroamericano como El Salvador, sea una buena idea dolarizarse, porque de hecho su economía depende fundamentalmente de la norteamericana, pero en nuestro caso, tal vez sería mejor idea adoptar el real brasileño, dado que nuestras economías van mas de la mano. Converger a la moneda de nuestro principal socio en el Mercosur, además de ser políticamente más viable que dolarizar, fortalecería el bloque y le permitiría recuperar liderazgo al Presidente.
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Los problemas fiscales
Por otro lado, cerrar el Banco Central no convierte al Tesoro en un alumno prolijo. Si el Gobierno continúa gastando por encima de sus ingresos, la deuda pública seguirá creciendo y sobrevendrá una crisis de todos modos. Lo que cambia es que no se podrá salir de la misma devaluando, pero como vimos en el caso reciente de Grecia, eso puede terminar siendo mucho más doloroso.
Es cierto, como dicen algunos colegas, que hay muchos países que tienen déficit y no presentan ni inflación ni crisis cambiarias, pero hay pocos que combinen un rojo de 7% del PBI con un ahorro doméstico de sólo 14 puntos del producto, donde buena parte de ese consumo que se posterga, se estaciona sistemáticamente en dólares.
