OPINIÓN

Por Diego Dillenberger, periodista, editor de Imagen Magazine, especialista en comunicación y asuntos públicos.
*Especial para lacity.com.ar
La reducción de ministerios, si bien es más simbólica que trascendente para bajar el gasto público, vino acompañada de un cambio en el esquema de comunicación que en parte ya se está notando: los ministerios tenían prohibida cualquier comunicación sin autorización de Jefatura de Gabinete, y mucho menos podían salir en los medios sin permiso. Estos lineamientos, más la escasa información que daba el Gobierno en general, generaba en los medios la sensación de que el Gobierno no tenía nada para decir o no sabía qué decir.
Hoy ya se está viendo más comunicación de algunos ministerios.
Aunque habría que ver si tienen al mando de la comunicación a los profesionales adecuados. Fue muy criticado el silencio de la ahora secretaría de Salud en el tema de la bacteria. El Banco Central también es criticado por falta de comunicación en una crisis fundamentalmente financiera, aunque se lo vio más activo a Dante Sica, ministro de Producción que absorbió Trabajo.
Hasta ahora, la oposición hablaba, el Gobierno callaba. Esto tiene que ver no solo con un esquema excesivamente centralizado, sino también con una visión de que los medios son dinosaurios en vías de extinción, y que a la gente no le interesa lo que se debate en los medios. Para eso, el gobierno del presidente Mauricio Macri apuesta a las redes sociales y a la publicidad en Internet.
Eso está empezando a cambiar, aunque el dogma de que «los medios son el pasado» es difícil de dejar atrás tan rápidamente, más aun cuando el comandante en jefe de esa visión, el jefe de Gabinete Marcos Peña, sigue prácticamente tan poderoso como siempre. Esa cultura de la comunicación está muy afianzada en el Gobierno como para que cambie tan rápido, y necesitaría nuevos estrategas. Jaime Durán Barba sigue siendo el «gurú» que sostiene que a la gente no le interesa el debate económico, por lo tanto lo que no se pueda obtener del Congreso, no se podría obtener a través de instalar y debatir temas en la opinión pública. Y como el gobierno está en minoría en ambas cámaras, no se puede esperar mucho. Jaime es un veterano con siete triunfos electorales consecutivos a cuestas para Mauricio Macri, que demostró no entender la enorme diferencia de comunicar en campaña o para una municipalidad, con la comunicación de un gobierno nacional en situación de crisis económica grave.
Así es como a fin de año se cambió la agenda de reformas económicas por la agenda de género y el aborto, porque supuestamente esos temas sí interesan a los jóvenes millennials. Como se ve, el aborto no se aprobó, se perdió tiempo y esfuerzo que debería haberse utilizado para conseguir reformas económicas para que la falta de crédito no impactara tan fuerte en la economía argentina, y Cambiemos no consiguió la simpatía ni el agradecimiento de la juventud de izquierda.
Un tema interesante para observar será la dolarización: ¿el Gobierno la desmiente pero deja que se instale a modo de globo de ensayo? ¿Sabrá que tiene una chance con la dolarización de retomar la iniciativa de la agenda económica, hoy casi exclusivamente dominada por malas noticias para el gobierno? Aquí se verá si hay realmente una nueva comunicación o es solo cosmética.
