INTERNACIONAL

Ni Bolsonaro ha ganado (aún) la presidencia de Brasil, ni la economía florece sin democracia. Estos parecen ser dos hechos de mención obligada ante las alegrías, por una parte, y los temores, por otra, que ha desatado la victoria, en primera ronda, a la que 50 millones de brasileños catapultaron a Jair Bolsonaro el pasado 7 de octubre.
Temores, que el presidente de Chile, Sebastián Piñera, de visita en Europa, se ha encargado de aumentar con su bienvenida prematura a Bolsonaro, afirmando en un foro económico en Madrid que el candidato, «en materia económica, va en el camino correcto”. Palabras que luego matizó diciendo que «con Brasil hay importantes acuerdos de integración económica y de modernización de la economía”.
Por su parte, el canciller argentino, Jorge Faurie, destacó al término de una reunión del gabinete que encabezó el presidente, Mauricio Macri, que «los brasileños hicieron un ejercicio democrático con total libertad, con un posicionamiento que mira hacia el futuro, no hacia el pasado”.
Ni las declaraciones de Chile ni las de Argentina han sido bien recibidas, por «apresuradas”. ¿Surge una nueva derecha en América Latina, si se tienen en cuenta los triunfos de Macri, en Argentina, Piñera, en Chile, Duque, en Colombia, y, posiblemente de Bolsonaro, en Brasil?
Hay que tener en cuenta que «la democracia vive del cambio”, dice a DW Andreas Michael Klein, director de la Fundación Konrad Adenauer (KAS) en Chile, quien considera que «la alternancia en el poder en América Latina o Europa no debiera ser una sorpresa, sobre todo, teniendo en cuenta el auge de la izquierda durante más de 15 años”.
