INTERNACIONAL

Un número considerable de empresas de origen mexicano desaparecieron o pasaron a manos extranjeras luego de la firma por Estados Unidos, México y Canadá del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), en 1994.
El convenio que, en teoría, promovía el intercambio libre de bienes entre los tres países, y que por la parte mexicana fue firmado por el presidente Carlos Salinas de Gortari, terminó devorando un buen número de empresas que quebraron o fueron absorbidas por multinacionales.
Uno de estos sectores fue la industria juguetera, que vio cómo marcas locales como Juguetes y Muñecas Ensueño terminaban desapareciendo para darle paso a la imposición de otras foráneas como Mattel, Lego, Hashbro o Fisher Price.
De manera que un tratado que prometía la modernización y la creación de empleos para no pocos mexicanos tuvo un efecto a todas luces nocivo en el producto nacional, si bien decenas de marcas todavía perduran en el imaginario colectivo.
Según fuentes de prensa, todavía en Ciudad de México pueden verse los letreros de Videocentro, la cadena de establecimientos que rentó millones de filmes en formato VHS para la población, y que en muy poco tiempo, tras la firma del tratado, fue conducida a la bancarrota con la llegada del gigante estadounidense Blockbuster.
Algo parecido ocurrió con el parque de diversiones Reino Aventura, que en 1999 fue reemplazado por Six Flags, amparado por la compañía Warner Bros.
