
El acontecimiento más esperado del fútbol en un país muy apasionado por este deporte, fue nuevamente postergado por la Confederación Sudamericana debido a gravísimos incidentes que pusieron en peligro la vida de los jugadores del club visitante, Boca Juniors.
La fecha del partido, sábado a la tarde, se vio violentamente interrumpida cuando centenares de manifestantes, hombres y mujeres, muchos con la camiseta del local River Plate, lanzaron piedras, latas de gaseosas con contenido sospechoso, objetos contundentes que rompieron los vidrios del ómnibus que transportaba a los jugadores de Boca cuando se acercaba al estadio de River Plate.
El violento asalto terminó con tres jugadores de Boca con distintas heridas, que obligaron a los médicos del club a trasladarlos a un sanatorio cercano, situación que llevó en principio a postergar por un par de horas el comienzo del partido. Las heridas de los jugadores decidieron a las autoridades a una nueva postergación por un día, para hoy domingo.
Finalmente, y al parecer por falta de «equilibrio» entre los dos equipos debido a la lesión de los jugadores de Boca que dejaba al club visitante en desventaja, se posterga sin saber la nueva fecha.
La opinión pública, de manera mayoritaria, que incluye dirigentes, periodistas, especialistas en deportes, afirman que el poder que alcanzaron las barras bravas (mafias) en el fútbol con apoyo de muchos políticos, les permite controlar de manera absoluta este deporte donde consiguen ganancias impactantes por la venta de entradas y merchandising que los responsables de los clubes no pueden -quizás no quieren- controlar.
En este sentido sorprendieron las declaraciones del presidente D’Onofrio de River, como Angelici de Boca que atribuyen los disturbios a «una docena» de inadaptados, cuando la televisión se cansa de mostrar los cientos de hombres y mujeres lanzando piedras sobre el bus de Boca.
