
El Gobierno oficializó este miércoles la implantación de retenciones a todas las exportaciones de servicios. La prestación de servicios al exterior tributará un 12 por ciento, con tope de 4 pesos por cada dólar vendido. Las pymes de servicios podrán exportar hasta US$600.000 anuales libres del nuevo impuesto.
El nuevo impuesto a la exportación de servicios consta en el decreto 1201/2018. Paradójicamente, la norma se publicó en el Boletín Oficial el mismo día en que, mediante otro decreto, el Gobierno declaró a 2019 «año de la exportación». El tributo regirá hasta el 31 de diciembre de 2020.
El tributo se había incluido en el Presupuesto 2019, que votó el Congreso, y había sido anunciado con anterioridad, el 3 de septiembre pasado, cuando el Gobierno reimplantó las retenciones generalizadas a las exportaciones para recaudar más y poder cumplir con la meta fiscal.
El regreso de las retenciones generalizadas fue parte del programa fiscal acordado con el FMI. El Gobierno se comprometió a conseguir equilibrio primario entre ingresos y gastos en 2019, para lo cual recortó erogaciones, difirió recortes de impuestos previstos y masificó los derechos de exportación.
De acuerdo con el esquema anunciado entonces, las exportaciones primarias y de servicios tributarían hasta 4 pesos por dólar, mientras que el resto de las ventas al exterior pagan -ya desde septiembre- 3 pesos por dólar.
La medida generó críticas del sector empresario. Las empresas que venden software -sobre todo- y otras compañías que facturan servicios al exterior manifestaron que atentaba contra la competitividad, incluso a pesar de la fuerte devaluación del peso, que abarató los costos en dólares de las firmas.
