INTERNACIONAL

El 15 de febrero de 2007, Ramzan Kadyrov fue elegido como Presidente de la República de Chechenia. Desde su llegada, Kadyrov ha reprimido ferozmente el terrorismo en Chechenia y ha fortalecido su poder en todo el Cáucaso. Sin embargo, la sociedad civil internacional ha criticado con vehemencia su gobierno.
Kadyrov se ha convertido en una figura controvertida por sus acciones en la región y más allá, incluida su violenta persecución a la comunidad LGBTQ en Chechenia. Human Rights Watch ha documentado sus numerosos abusos contra los derechos humanos e inculcó el temor de muchos en el norte del Cáucaso.
El acto de agresión más reciente de Kadyrov fue la apropiación de tierras de la República de Ingushetia. A pesar de sus acciones inflamatorias, la influencia de Kadyrov y la lealtad de sus partidarios continúa creciendo, una tendencia que solo se ve reforzada por la aprobación tácita de Putin. La relación revela el desprecio de Putin por los abusos contra los derechos humanos, siempre que haya un mantenimiento del orden en el Cáucaso.
La respuesta de Rusia, o la falta de ella, al reinado opresivo de Kadyrov, se basa en varias consideraciones políticas. Kadyrov cumple una serie de importantes funciones, entre ellas, como garante de la estabilidad política en Chechenia. Presentándose como un enviado a la comunidad musulmana y un entusiasta de los deportes rodeado constantemente de celebridades, Kadyrov ha desarrollado un culto a la personalidad.
Como resultado, el Kremlin teme que tratar de reemplazar a Kadyrov genere animosidad en la región y posiblemente desencadene otra guerra separatista. Además, Kadyrov ha declarado en repetidas ocasiones su devoto apoyo a Putin. Esta es una consideración especialmente importante en la estrategia militar rusa, como lo demuestra la participación chechena en el conflicto armado en Ucrania en 2015.
