OPINIÓN

Por Martín Simonetta, economista de la Fundación Atlas, investigador de política monetaria. Especial para lacity.com.ar

 

 

 

La llegada del dólar hasta cerca de 45 pesos ─o más precisamente, la baja del peso respecto del dólar, como señalamos siempre─ ha encendido más luces amarillas a la ya endeble situación de la economía argentina. A pesar de que este nuevo dólar aún se encuentra dentro de la línea de flotación establecida por el Banco Central, la noticia no contribuye a sembrar la calma. Mientras tanto el dólar futuro para fin de año ya cotiza en 58,46 pesos.

Y la moneda norteamericana no da tregua aún en un contexto de fuerte esterilización monetaria, canalizada a través de la suba de tasas de LELIQ a niveles cercanos al 67% anual, que aspiran del mercado pesos que irían al dólar, subiendo aún más su precio.

En este marco, evidentemente la inflación no logra ser detenida, a pesar de la restricción de emisión monetaria (aunque continúe la emisión de bonos). La nueva devaluación tendrá efectos sobre la inflación futura.

En las próximas semanas veremos si las expectativas respecto de: 1) el ingreso de dólares sojeros; 2) a partir de mediados de abril, la posibilidad de intervención en el mercado de cambios con los fondos del FMI, logran llevar cierta calma cambiaria, clave para el gobierno en el período preelectoral.

A esta incertidumbre, deberá sumarse ─a medida que nos acerquemos a las primarias─ el stress cambiario electoral.