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La III Cumbre Hemisférica Contra el Terrorismo puso de manifiesto la necesidad de un trabajo conjunto de los países de la región para acabar con las células terroristas, especialmente del movimiento libanés Hezbollah y de la guerrilla colombiana Ejército de Liberación Nacional (ELN).
Los Estados que suscribieron el documento, entre ellos Estados Unidos, Colombia y Argentina, evidenciaron su «preocupación por las actividades que sus redes [de las organizaciones terroristas] continúan realizando en algunas áreas del hemisferio occidental».
Por eso, analistas y expertos en terrorismo internacional se preguntan si es posible, a corto plazo, la erradicación de esos grupos de la región. Parece que, por ahora, estamos muy lejos de conseguirlo.
Diego Mella, experto en antiterrorismo e inteligencia militar, dijo en declaraciones a la Voz de América que la presencia de estos grupos “no es nada nuevo” en esta zona de Latinoamérica. Además, alertó del «triángulo» formado en las fronteras de Venezuela, Colombia y Brasil donde «solo impera la ley de la violencia».
«Ahí no hay nadie que lo pare. Las fuerzas especiales norteamericanas no están ahí, Brasil dice que no quiere tener nada que ver con eso a menos que venga Estados Unidos, y Colombia no ha hecho nada para frenar la frontera, que es por donde salen los narcóticos hacia Venezuela», exponía el experto.
Mella, que ha ejercido de capitán en el cuerpo de policía del condado de Miami-Dade (Florida) y ahora es analista militar, considera que una coalición entre Colombia, Brasil y Estados Unidos sería lo mejor para acabar con «las guerrillas y los narcotraficantes».
Es la misma postura de Luis Fleishman, profesor de sociología en Palm State College, pero advierte que esa coalición debería ser «defensiva o preventiva».
«No veo una coalición militar para derribar al gobierno de Maduro o para intervenir en territorio venezolano para eliminar a los grupos terroristas».
Sin embargo, él sí abogaría por «una coalición importante para prevenir la expansión de esos grupos» que, según los informes, están presentes en varios países de América Latina.
Desde los años noventa, Hezbollah tiene presencia en América Latina. Las milicias financiadas y entrenadas a través de la Guardia Revolucionaria iraní empezaron a implantarse a través de la denominada «triple frontera» de Argentina, Brasil y Paraguay.
Su desarrollo en la región tuvo una segunda fase unos años más tarde, cuando el entonces presidente venezolano Hugo Chávez llegó al poder.
Joseph Hage, analista político especializado en temas de Medio Oriente y Terrorismo, explicó que el padre de Tareck El Aissami, actual vicepresidente sectorial de economía y Ministro del Poder Popular para Industrias y Producción Nacional de Venezuela, «abrió una línea de comunicación a Hugo Chávez con el presidente de Siria, Bashar al Asad», lo que le permitió tener un contacto con Irán y con Hezbollah en el Líbano.
¿Cómo poner fin a la presencia de Hezbollah? Fleishman está convencido de que un «cambio de régimen en Venezuela es crucial para dejar de estimular la presencia de estos grupos» en el país.
Por eso, agrega, «la intervención militar puede que sea la única forma de eliminar al régimen de Maduro ya que las sanciones no le han hecho rendirse».
¿Una intervención militar directa? Fleshman no cree que esa sea la solución.
«Podría ser que las tropas americanas ayuden a armar elementos de la oposición, incluyendo militares disidentes para controlar a todos estos grupos paramilitares, terroristas y de criminales que están defendiendo al régimen» dijo a la prensa.
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