INTERNACIONAL

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Human Right Watch (HRW) calificó de «imprudentes» las expresiones de Lula da Silva, sobre el Gobierno de Nicolás Maduro y le pidió al mandatario apoyar al pueblo venezolano y «restaurar» así su liderazgo.
Después de reunirse con Maduro, el presidente Lula «insinuó» que la democracia está prosperando en Venezuela y calificó el debilitamiento de las instituciones democráticas del país como una «construcción narrativa», según un comunicado de HRW. Maduro llegó a Brasil en la noche del domingo para participar en la cumbre de mandatarios suramericanos convocada por Lula y que tuvo lugar el martes en Brasilia.
El presidente venezolano fue el primero en llegar al gigante suramericano para la cita y fue recibido con todos los honores por el líder progresista. «Como alguien que enfrentó los recientes intentos para derrocar la democracia en Brasil fue frustrante verlo adulando a un gobernante tan autoritario», señala la ONG.
En la nota, HRW afirmó que «no es un secreto» que Maduro «tomó el control del Poder Legislativo en Venezuela» y que puso bajo su mando al Judicial, tampoco que las elecciones en las que ha participado no han sido transparentes, que disparó la desnutrición en el país y que hizo que colapsara el sistema de salud.
«Human Rights Watch y organizaciones venezolanas han documentado represión contra manifestantes, tortura de detenidos y procesamiento penal de civiles en tribunales militares. El fiscal de la Corte Penal Internacional incluso abrió una investigación por estos crímenes. Es probable que el presidente Lula esté al tanto de todo esto», enfatizó la ONG.
HRW también recordó que el Gobierno de Maduro ha desatado «una de las más grandes» crisis migratorias del mundo en la que más de 7,2 millones de venezolanos han huido hacia otras naciones, la mayoría de ellos hacia países latinoamericanos incluido Brasil.
«El presidente Lula debe aprovechar todas las oportunidades para restaurar el liderazgo que sus comentarios imprudentes han socavado y cumplir su promesa de ser un líder en la defensa y promoción de los derechos humanos en todo el mundo», puntualizó.
La fuerte crítica de la organización defensora de derechos humanos se une a las efectuadas por el izquierdista Gabriel Boric, presidente de Chile, y por el derechista Luis Lacalle Pou, mandatario de Uruguay, que públicamente refutaron que la situación de derechos humanos en Venezuela es una «construcción narrativa».
«No es una construcción narrativa, es una realidad, es grave y yo tuve la oportunidad de ver, vi el horror de los venezolanos», dijo Boric ante la prensa.
La grave crisis venezolana ha sido un tema recurrente en el debate político del Brasil durante estos últimos años. Lo fue de manera especial durante la campaña presidencial brasileña del 2018 y volvió a ser en la nueva cita electoral, donde se enfrentaron el presidente conservador, Jair Bolsonaro, del Partido Liberal (PL), quien es candidato a la reelección, y el expresidente de izquierda Luiz Inácio Lula da Silva, del Partido de los Trabajadores (PT).
El diplomático venezolano Milos Alcalay, ex viceministro de Relaciones Exteriores y embajador de Venezuela en Brasil entre 1997 y 2000, señala que «el tema de Venezuela ha estado muy presente en la actual campaña electoral brasileña, porque es un issue que, evidentemente, puede atraer o alejar votos.
Bolsonaro intentó aprovechar al máximo las ocasiones que le han permitido traer al tapete el tema venezolano, sobre todo en sus encuentros con refugiados venezolanos y durante las visitas que ha realizado a las poblaciones de Boa Vista y Pacaraima, en el estado fronterizo de Roraima, principal puerta de entrada de los migrantes venezolanos al Brasil.
En esas ocasiones, Bolsonaro ha resaltado la tragedia que, siendo Venezuela uno de los países más ricos de América, un país con tanto petróleo, hoy en día esté sumido en una profunda crisis humanitaria por culpa de sus malos gobernantes.
Siguiendo esa línea de campaña, Bolsonaro trajo nuevamente a colación la crisis venezolana durante el primer debate presidencial, realizado el pasado 28 de agosto. En su intervención de cierre ─lo cual demuestra la importancia que le otorga al tema─ el entonces presidente atacó a Lula por sus relaciones políticas con los Gobiernos de Venezuela y Argentina y señaló que «(Lula) apoyó a Chávez y apoyó a Maduro y, ¿para dónde fue Venezuela? Hoy recibimos en promedio más de 500 personas por día en el estado de Roraima, huyendo de la miseria y la violencia; y Lula respaldó esas candidaturas. Lula también apoyó al actual presidente de Argentina y miren hacia dónde va la Argentina. Hoy 40 por ciento de la población argentina está en la miseria».
Una nota de la «BBC News Brasil» indicó que, en un reciente sondeo en la red social Twitter, realizado por la Dirección de Análisis de Políticas Públicas (DAPP) de la Fundação Getúlio Vargas (FGV), se evidenció que, entre enero y agosto de 2022, hubo 494.400 menciones sobre Argentina relacionadas con el debate electoral, frente a 483.600 de Venezuela. Sin embargo, desde finales de julio hasta agosto, las referencias a la crisis argentina doblaron a las de Venezuela.
En cuanto al tratamiento del tema venezolano por parte de Lula da Silva, el exembajador Alcalay señala que «Lula se encuentra bajo dos fuegos. Por una parte, intenta borrar la imagen de las relaciones privilegiadas que su pasado gobierno mantuvo con Chávez, y por ello busca no retratarse mucho con Maduro. Algo parecido a lo que ha venido sucediendo en otras campañas presidenciales de la región como en Chile, o en Colombia, en donde tanto Boric como Petro, durante sus respectivas campañas, se distanciaron de Maduro, e incluso le hicieron criticas públicas a su régimen».
Por otra parte, continúa Alcalay, Lula debe mantener una prudente distancia política con respecto al Gobierno de Maduro, porque parte de sus actuales aliados no están de acuerdo con una línea de identidad con el régimen venezolano. Lula pactó con el Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB) liderado por el expresidente Fernando Henrique Cardoso y, además tiene dentro de su fórmula como candidato a vicepresidente a Geraldo Alckmin, un político de centroderecha, antiguo militante del PSDB, gobernador del estado de Sao Paulo entre 2011 y 2018, y quien ha sido crítico del modelo Bolivariano. De allí que Lula haya venido tomando una mayor distancia del régimen de Nicolás Maduro, aduciendo que él no interfiere en asuntos de otros Estados.
En una entrevista en la radio Metrópole de Salvador, en agosto del 2022, Lula da Silva señaló: «Yo no defiendo el régimen de Venezuela. Yo no defiendo qué hace Maduro o qué deja de hacer. Lo que pienso es que el problema de Venezuela es un problema de los venezolanos».
En una entrevista en el diario brasileño Folha de S.Paulo, Lula declaró que deseaba que Venezuela fuera lo más democrática posible y que finalmente pudieran celebrarse unas elecciones que fueran aceptadas por todos los actores políticos. Asímismo, Lula abrió la puerta a la alternancia política en Venezuela, al señalar que «no hay un presidente insustituible».
Las relaciones bilaterales entre Brasil y Venezuela se han venido deteriorando desde el año 2016, cuando Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay consideraron que en Venezuela hubo una ruptura del orden democrático y, en consecuencia, de acuerdo con el Protocolo de Ushuaia sobre Compromiso Democrático, acordaron suspender a Venezuela como miembro del Mercado Común del Sur (MERCOSUR).
En diciembre de 2017, las relaciones se distanciaron aún más, cuando el Gobierno de Maduro declaró persona non grata al embajador Rui Pereira, del Brasil. Finalmente, en junio 2019, el entonces recién electo presidente Jair Bolsonaro, junto con otros cincuenta países, reconoció como presidente interino de Venezuela a Juan Guaidó, lo que en la práctica supuso el desconocimiento de la legitimidad de Nicolás Maduro como gobernante de Venezuela.
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