Voluminosa deuda de Estados Unidos

INTERNACIONAL

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Kevin McCarthy, presidente de la Cámara de Representantes estadounidense, tras negociar límite de deuda / Foto: Matt Johnson

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La deuda nacional de Estados Unidos superó el viernes los 32 billones de dólares, la cifra más alta de su historia, según muestran los datos recogidos en la página web del Departamento del Tesoro estadounidense.

El dato se conoce pocas semanas después de que el Congreso estadounidense alcanzara un acuerdo para suspender el techo de deuda ─la cantidad de dinero que el país puede pedir prestado legalmente─, en medio de fuertes debates sobre la sostenibilidad fiscal del Gobierno.

El acuerdo evitó que EE. UU. entrara en suspensión de pagos, lo que hubiera tenido un fuerte impacto en la economía global, a cambio de capar el gasto público en niveles de 2022.

La Oficina de Responsabilidad Gubernamental (GAO, en inglés), un organismo independiente que asesora al Congreso estadounidense, indicó recientemente que la deuda pública para el año fiscal 2022 fue del 97 % del Producto Interior Bruto (PIB), gracias a la reducción del 50 % del déficit federal que se vivió durante el año pasado.

La cifra de deuda pública es algo menor a la deuda total, ya que solamente incluye el dinero que el Gobierno debe a individuos y organizaciones no gubernamentales.

Sin embargo, en el mismo informe, la oficina avisa de que el país se encuentra en una senda fiscal insostenible, algo en lo que coinciden tanto demócratas como republicanos ─aunque con diferentes propuestas para solucionarlo─.

Este viernes, la Fundación Peter G. Petersen, un grupo fundado por multimillonarios que ofrece recomendaciones y análisis económico, destacó que la deuda total de Estados Unidos es superior al valor de las economías de China, Alemania, Japón y Reino Unido juntas.

El grupo considera que el aumento constante de la deuda «amenaza el futuro económico» del país, y destaca que la economía estadounidense ya se encontraba en un camino insostenible antes de la pandemia, que aceleró el proceso.

En este sentido, el periódico The New York Times destacó que la cifra de 32 billones se ha alcanzado nueve años antes de lo que indicaban las predicciones antes de la pandemia.

Los mayores gastos del Gobierno estadounidense son la Seguridad Social, la Sanidad, las ayudas económicas y la Defensa.

Los emisores de remesas desde Estados Unidos pierden cada año más de 2.200 millones de dólares (2.002 millones de euros) por la «falta de transparencia» en la cadena de pago, según revela un informe dado a conocer con motivo del Día Internacional de las Remesas Familiares que se celebra este viernes.

Un reporte de la plataforma Wise resalta el perjuicio que ocasiona esa falta de transparencia para millones de hispanos en EE. UU. que envían remesas a sus familias, en especial en el caso de México, que es el principal receptor de los más de 70.000 millones de dólares (63.700 millones de euros) que, según Wise, los inmigrantes enviaron en 2022 desde Estados Unidos, el mayor emisor de remesas del mundo.

A nivel global, con 61.000 millones de dólares (55.510 millones de euros) México es el segundo país receptor de remesas del mundo, solo superado por India, con 111.000 millones de dólares (101.010 millones de euros), de acuerdo a datos del Banco Mundial correspondientes a 2022, año en que circularon un total 647.000 millones de dólares (588.770 millones de euros), un 8 % más que 2021.

Diana Ávila, a cargo de Banca y Expansión de Wise, destacó que esa falta de transparencia no ayuda a lograr la meta de los Objetivos de Desarrollo Sostenible fijados por las Naciones Unidas, entre los que está el compromiso de reducir el costo de las remesas al 3 % o menos para el año 2030.

La ejecutiva explicó a EFE que ese proceso va demasiado lento y que en Estados Unidos los costos actuales han estado por arriba del 5 % en los últimos 3 años y por ello es importante que «los Gobiernos apoyen esta meta para que las remesas puedan tener un mayor impacto positivo».

Como explica el reporte, el costo de una transferencia de dinero básicamente consta de una tarifa inicial y una tarifa de conversión de moneda. En la práctica, «ese segundo componente permanece oculto para los consumidores, ya que se incluye en un tipo de cambio inflado que la mayoría de la gente desconoce».

Ávila sugirió por ello que «todos los proveedores de la industria se comprometan a utilizar una tasa de intercambio con un punto de referencia en tiempo real, proporcionada por fuentes acreditadas e independientes, bancos centrales u otra entidad gubernamental».

De igual modo, planteó que en aras de transparencia los operadores estén obligados «a restar los cargos de la cantidad enviada, en vez de sumarlas por encima».

«Al hacer esto, las cantidades enviadas, las tarifas, y las cantidades recibidas serían las métricas estándar que los consumidores pueden utilizar para comparar a los proveedores de la misma manera», añadió.

En un informe dado a conocer el miércoles, el Banco Mundial pronosticó que a nivel global al cierre de 2023 las remesas sumarán 656.000 millones de dólares (596.960 millones de euros), esto supone apenas un crecimiento del 1,4 %, debido a que la actividad económica en los países de origen de las remesas se debilitará, «lo que limitará el empleo y las ganancias salariales para los migrantes».

«En el período posterior a la COVID de crecimiento económico más lento y caída de las inversiones extranjeras directas, las entradas de remesas se han vuelto más importantes para los países y los hogares, dada su resiliencia como fuente de financiación externa», señaló el Banco Mundial.

El organismo multilateral cree asimismo que «uno de los factores más importantes que conducen a los altos precios de las remesas es la falta de transparencia en el mercado».

El informe de Wise, plataforma de transferencia internacional de divisas, destaca a su vez el efecto de la inflación en las remesas y cómo el dinero enviado en 2022 en la práctica vale menos que el año anterior.

«Al ajustar los volúmenes de 2022 a la inflación y expresar los flujos de remesas en términos de 2021, se calcula una disminución de valor del 3,7 % en 2022», explica el documento, que pronostica en esa línea una reducción del valor de alrededor del 6,65 % para 2023.

Ávila puso de relieve el «impacto significativo» que tienen las remesas en las economías de los países en desarrollo.

De acuerdo al Banco Interamericano de Desarrollo (BID), en los países del llamado Triángulo Norte (Guatemala, Honduras, El Salvador) las remesas representaron el 22 % de su PIB en 2022, mientras que en República Dominicana constituyeron el 9 % y en México el 4 %.

«Las remesas son un salvavidas para cientos de millones en todo el mundo, pero la mayoría de las personas desconocen lo que realmente están pagando para enviar, gastar o recibir dinero internacionalmente», resaltó la ejecutiva.

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