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El fundador del grupo mercenario afirmó que la reciente rebelión sacó a la luz debilidades en el ejército ruso, ya que sus combatientes avanzaron hacia la capital y se detuvieron «a 200 kilómetros de Moscú».
El espectacular avance del Grupo Wagner hacia Moscú durante su fugaz levantamiento el sábado revela «graves problemas de seguridad» en Rusia, dijo este lunes el jefe de este grupo mercenario Yevgueni Prigozhin, que destacó que sus hombres recorrieron 780 km y encontraron muy poca resistencia.
Prigozhin hizo sus primeros comentarios públicos en un mensaje de audio de 11 minutos un día después de la rebelión, sin revelar su ubicación actual.
El empresario afirmó que sus combatientes avanzaron hacia la capital y se detuvieron «a 200 kilómetros de Moscú».
Asimismo, afirmó que su objetivo no era «derrocar el poder en el país» sino evitar la «destrucción del grupo Wagner» y no quiso «derramar sangre rusa».
«Demostramos un alto nivel de organización que debería tener el ejército ruso», agregó.
Además afirmó que en su recorrido los civiles le expresaron su apoyo, algo que expone la fragilidad del poder en Rusia. «Los civiles nos recibieron con banderas rusas y con el símbolo de Wagner», sostuvo. «Todos estaban muy felices cuando pasábamos».
Tras la fallida rebelión del jefe del Grupo Wagner, la prensa europea analiza en sus editoriales la situación debilitada del presidente ruso.
Der Standard, de Viena, apunta: «Qué ocurrirá ahora? Es improbable que los combatientes de Wagner se sometan al ejército regular. Más bien se aglutinarán en torno a su jefe, Yevgueni Prigozhin, en Bielorrusia. Con el objetivo que sea. No es improbable que Putin despida a su ministro de Defensa, Serguéi Shoigú, y al jefe del estado mayor, Valery Gerasimov. Halcones podrían llegar al poder. Para Ucrania, eso no sería una buena perspectiva. Y para Putin no sería una decisión popular, a menos de un año para los comicios presidenciales. De seguro ganará las elecciones, no hay un verdadero sucesor. ¿Pero qué ocurrirá después? Si Putin fracasa, Rusia correrá peligro de una guerra civil. El fantasma del caos de los años 90 flota en el ambiente. Luchas de poder, asesinatos. Pero esta vez con diversos ejércitos privados. En ese caso, Occidente añoraría el retorno de Putin. También para que las armas atómicas permanezcan bajo control».
El rotativo alemán Nürnberger Nachrichten se pregunta si habría sido deseable que Prigozhin hubiera tenido éxito y responde: «Quien haya visto sus ataques de cólera, de seguro siente alivio de que semejante criminal inescrupuloso no tenga el control de un arsenal nuclear con cuyo uso Putin hasta ahora solo ha amenazado. ¿Aumenta este desastroso fin de semana las posibilidades de Ucrania en la guerra? Tal vez. La debilidad que mostró el contrincante fortalece moralmente a Kiev. Pero la frase que dijo Zelenski el sábado siegue siendo por ahora sólo una vaga esperanza: «Todo aquel que escoge el mal, se destruye a sí mismo»».
El Corriere della Sera, de Milán, mira más allá de las apariencias: «Moscú y sus símbolos ya no están bajo ataque. Pareciera incluso que nunca lo hubieran estado. Nada queda de esa dramática jornada, que pareció escribir una página de la historia. Las noticias estatales regresaron a los reportes habituales y a la mañana siguiente hubo programas de cocina. (…) Lo que verdaderamente quedó del avance de Wagner hacia Moscú no se puede ver a simple vista, pero se puede percibir. Pese a su brevedad, el levantamiento evidenció la vulnerabilidad del sistema de poder de Putin, al afectar la médula de su fuerza».
Libération, de París, señala que el mundo vio por primera vez a un Putin tambaleante: «El humillado Vladímir Putin tiene motivos reales para ponerse paranoico. El sabe que sus enemigos acechan también en su propio territorio. Y desde el alzamiento del jefe de Wagner, Yevgueni Prigozhin, el mundo entero ha llegado a la conclusión de que ya no los tiene bajo control. Los acontecimientos del 24 de junio podrían repetirse. Clanes, facciones o ejércitos privados… ¿Cuál de sus demonios internos será el próximo en marchar hacia Moscú?».
El diario eslovaco Pravda opina que, por una parte, cualquiera debería haber tenido claro que Prigozhin, con su ejército privado de 50.000 hombres, no podía tener éxito. Pero agrega: «Por otra parte, fue sorprendente con cuánta facilidad logró avanzar cientos de kilómetros en dirección a Moscú y cuán pocos obstáculos le pusieron las fuerzas de seguridad. Igualmente sorprendente es la dimensión de la apatía que a todas luces hay en el país y que amenaza su propia existencia. (…) Aunque el régimen de Putin sea repulsivo, nadie puede desear un desmoronamiento de Rusia. Porque eso provocaría un gigantesco caos y desestabilizaría sobre todo a Europa. (…) Ucrania se alegra sin duda por lo que ocurre. Pero es demasiado pronto para celebrar, porque está justificado el temor de que lo que viniera después de Putin pudiera ser aún peor».
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