Influencia china en Argentina (segunda parte)

ARGENTINA

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Foto: Keith Skipper

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En este contexto, asegura Freedom House, la «poca experiencia periodística sobre China» junto con «los esfuerzos constantes del Partido Comunista Chino para incorporar voces académicas y políticas influyentes» pueden causar «vulnerabilidades a la influencia de los medios chinos». Sin embargo, el impacto real de China en la Argentina parece observarse, hasta el momento, más en la esfera económica que la mediática. Allí, dicen los analistas, el Gigante Asiático es considerado un socio comercial destacado y un posible aliado a la hora de protegerse de los compromisos de deuda externos, especialmente los contraídos con el Fondo Monetario Internacional.

De hecho, en las últimas dos décadas ambos países ampliaron significativamente los acuerdos de intercambio de divisas y varias compañías chinas han anunciado proyectos de inversión en distintos sectores estratégicos de la economía argentina ─como energía, minería, infraestructura y telecomunicaciones─. Además, el comercio entre China y Argentina creció repentinamente durante la pandemia, dominado mayormente por las exportaciones argentinas de soja y carne vacuna, y China se convirtió en el mercado de exportación más importante de Argentina. No obstante, esto no eliminó ciertos puntos de tensión en la relación bilateral, como los desafíos del crimen organizado chino y las operaciones de pesca ilegal.

De todos modos, Freedom House concluye que «los medios estatales chinos no han logrado penetrar directamente el mercado de medios argentinos a pesar de sus grandes esfuerzos» y en su lugar, «dependen de asociaciones con medios de comunicación locales para alcanzar mayores audiencias». Sin embargo, la ONG alerta que puede «que no se necesite mucho éxito para atraer a un público generalmente receptivo que carece de conocimiento sobre China». Y cita una encuesta realizada en Buenos Aires en noviembre de 2021, en la cual el 82% de los encuestados dijo tener «poco o ningún conocimiento sobre China», pero el 55% dijo tener «una imagen positiva» del país.

El régimen chino liderado por Xi Jinping no da puntada sin hilo. El creciente interés de los medios oficiales chinos de vincularse con medios y líderes de opinión argentinos es, seguramente, parte del plan delineado en Pekín para posicionar al régimen y a su líder. China está en un proceso de expansión mundial que necesita, imperiosamente, de una difusión extraordinaria que contribuya a construir una buena reputación del país fronteras afuera. No son pocos los cuestionamientos que el mundo tiene hacia China. Y, en general, esos cuestionamientos son tomados por las poblaciones del mundo, aún a pesar de los supuestos beneficios que la presencia de China en la economía puede traer para sus vidas

Por mencionar algunos, la constante amenaza de China sobre Taiwán es uno de los temas que el mundo occidental le reprocha a China. También, las sospechas sobre violaciones a los derechos humanos de la población uigur, son cada vez más concretas. Más recientemente, su ambigüedad sobre la invasión de Rusia a Ucrania, tampoco dejó bien parado a Xi. Los gobiernos occidentales, que desconfían del vínculo entre Putin y Xi, lograron trasladar, mayoritariamente, a su población este sentimiento de duda. Por último, lo más contundente para esmerilar la reputación china fue la pandemia del COVID-19. Allí, sin intermediarios, la población mundial apuntó a China como el causante del virus, voluntario o no. Entonces, si la imagen de China en el mundo está golpeada por estas situaciones, entre otras, China debe hacer algo para contrarrestar una mala imagen que ni siquiera las bonanzas económicas logran neutralizar.

Pero, si de bonanzas económicas hablamos, vale decir que en el vínculo entre Argentina y China no todo lo que brilla es oro. Muchas de las medidas tomadas por el gobierno chino respecto de la instalación de infraestructura en Argentina tiene un doble propósito. La base espacial china instalada en Neuquén es, quizá, el caso más emblemático. En la provincia patagónica opera una base que funciona como otra embajada china en el país. Los trabajadores son chinos, las reglas laborales son chinas, y el manejo de la información es chino, en su totalidad. Es decir, Argentina apenas cede su territorio, a cambio de varios millones de yuanes. Otro caso, crecientemente polémico, es el de la nueva base que China busca instalar en Tierra del Fuego. La isla es un lugar estratégico de paso entre los océanos, eventualmente vital durante un conflicto de alcance mundial, que pueda generar el cierre del canal de Panamá, país mucho más cercano a Estados Unidos. Un tercer caso, aunque no concretizado, tiene que ver con el inmenso interés chino en controlar la hidrovía del Paraná, cuyo puerto principal es el de Rosario. El cauce del río Paraná es el vehículo de salida de buena parte del comercio fluvial de América latina.

Todas estas acciones del gobierno chino necesitan, imperiosamente, de un apoyo mediático fuerte, que ayude a construir la idea de una China benefactora del mundo, sin intereses ocultos. Para que China pueda convertirse en el nuevo líder mundial, al nivel de Estados Unidos, debe haber una percepción positiva del gobierno chino en el mundo. Hoy, esa percepción no existe. Muy por el contrario. No es de extrañar, entonces, que el gobierno chino esté buscando cada vez con mayor énfasis, influir de manera concreta en los medios argentinos. Al fin y al cabo son el vehículo para contribuir a generar una idea de una China buena, respetuosa del orden internacional. Sin esta percepción positiva, China jamás será país líder del mundo.

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