INTERNACIONAL

Lectura: 8 minutos
Los jefes militares de África occidental «definieron» un plan para una «posible intervención» contra la junta que tomó el poder en Níger, tras el fracaso de una mediación para restituir en el poder al derrocado presidente Mohamed Bazoum.
«Se definieron todos los elementos de una posible intervención, incluidos los recursos necesarios y el cómo y cuándo vamos a desplegar esa fuerza», dijo el comisionado de Asuntos Políticos y de Seguridad de la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (CEDEAO), Abdel-Fatau Musah.
«Queremos que la diplomacia funcione y queremos que se les transmita claramente [a los golpistas] el mensaje de que les estamos dando todas las oportunidades de dar marcha atrás», agregó, tras una reunión de jefes de Estado Mayor de los países de esa entidad regional en Abuya (Nigeria).
La advertencia de la CEDEAO llega tras el fracaso de una misión del bloque para restituir a Bazoum y del anuncio por parte de la junta de la ruptura de los acuerdos de cooperación militar con Francia, ahondando la crisis en una región confrontada a las acciones de grupos yihadistas, musulmanes radicales.
Los emisarios de la CEDEAO llegaron el jueves por la mañana a Niamey y partieron por la noche sin haberse reunido con el general Abdourahamane Tiani, el líder de la junta, ni con el presidente derrocado.
La CEDEAO impuso fuertes sanciones a Níger tras el golpe del 26 de mayo y dio hasta el domingo a los golpistas para restablecer en sus funciones a Bazoum, bajo amenaza de utilizar «la fuerza».
La junta replicó advirtiendo que respondería de forma inmediata a cualquier «agresión o intento de agresión».
Excluyó de sus amenazas a los «países amigos» suspendidos de la CEDEAO, en referencia a Burkina Faso y Malí, también gobernados por militares alzados.
Estos dos países avisaron que «cualquier intervención militar contra Níger sería considerada como una declaración de guerra» en contra de ellos.
Rusia, con una creciente presencia en la región africana del Sahel, afirmó que una intervención externa no resolvería la crisis.
Bazoum afirmó el jueves que si el golpe tiene éxito, tendrá «consecuencias devastadoras para la región y el mundo entero».
En su primera declaración pública desde que fuera derrocado, en una tribuna publicada por el diario Washington Post, instó a Estados Unidos y a la comunidad internacional a «ayudar a restaurar el orden constitucional».
En su texto, Bazoum alertó que «toda la región del Sahel central» podría caer bajo la influencia rusa a través del grupo paramilitar Wagner, cuyo «brutal terrorismo» quedó demostrado en Ucrania.
En varias ciudades de Níger, miles de personas marcharon el jueves para apoyar a los golpistas, coincidiendo con la conmemoración de la independencia del país de Francia, en 1960.
Algunos manifestantes corearon eslóganes contra Francia y agitaron banderas rusas.
Francia indicó que «sólo las autoridades nigerinas legítimas» podían romper los acuerdos de cooperación militar.
Una portavoz de la diplomacia francesa, Anne-Claire Legendre, denunció la «represión autoritaria» que estaba ocurriendo en ese país con el arresto de miembros del gobierno de Bazoum y figuras de la sociedad civil, el cierre de partidos políticos, la prohibición de protestas y la suspensión de medios independientes.
En declaraciones a la cadena BFM TV, Legendre advirtió también que las condiciones de arresto de Bazoum estaban empeorando, al no disponer de electricidad ni acceso a los teléfonos.
Francia, antigua potencia colonial, tiene desplegados 1.500 soldados en este país para la lucha antiyihadista.
Estados Unidos, que también cuenta con un millar de soldados en ese país, paralizó «ciertos programas de asistencia» al gobierno de Níger, anunció su secretario de Estado, Antony Blinken.
Sin embargo, la «ayuda humanitaria y alimentaria vital seguirá», agregó.
El golpe de Estado provocó una rápida salida de extranjeros en Níger.
Francia evacuó a 1.079 personas del país, más de la mitad de ellos franceses.
Un vuelo militar español llegó este viernes a Madrid con 74 evacuados, entre ellos españoles, franceses, estadounidenses y británicos.
Los militares levantaron el viernes el toque de queda que regía desde el golpe.
La presión internacional aumentó este sábado sobre la junta que tomó el poder en Níger, la víspera del vencimiento del ultimátum dado por los países de África occidental, que emplazaron a este país a restablecer la democracia o exponerse a una intervención militar.
Los mandos castrenses de la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (CEDEAO) establecieron el viernes en Abuya (Nigeria) un plan de cara a una posible «intervención militar» para revertir el golpe de Estado que derrocó al presidente Mohamed Bazoum el 26 de julio.
El 30 de julio, la Cedeao dio a los golpistas siete días, es decir, hasta este domingo por la noche, para restablecer a Bazoum en su cargo, bajo pena de utilizar «la fuerza».
Francia respaldó las gestiones de la CEDEAO y advirtió que la decisión de la junta de denunciar los acuerdos de defensa con la expotencia colonial «fragiliza la lucha contra el terrorismo» yihadista que actúa en la región del Sahel.
«Comprobamos que la CEDEAO asume sus responsabilidades en la gestión de esta crisis, con posiciones fuertes a favor del respeto del derecho internacional, de los procesos democráticos», declaró el ministro de Defensa francés, Sébastien Lecornu, en una entrevista con la AFP.
La junta se retiró el jueves de los acuerdos de cooperación en el campo de la seguridad y defensa con Francia, que dispone en Níger de un contingente militar de 1.500 soldados para la lucha antiyihadista.
Varios ejércitos del bloque de África occidental, como el de Senegal, dijeron estar listos para enviar soldados.
También el de Costa de Marfil podría participar, según una fuente cercana a la delegación de ese país en Abuya.
La junta militar en Níger, encabezada por el general Abdourahamane Tiani, prometió una «respuesta inmediata» a «cualquier agresión».
Malí y Burkina Faso, gobernados también por golpistas y suspendidos de la CEDEAO, respaldaron a los militares de Níger y dijeron que cualquier intervención sería considerada como «una declaración de guerra» contra ellos.
Manifestantes favorables al golpe protagonizaron marchas en varias ciudades de Níger el viernes y el sábado, enarbolando banderas nigerinas y rusas y retratos de los dirigentes de la junta, informaron medios locales.
También se hicieron oír voces contrarias a una intervención en Nigeria, sede de la CEDEAO.
En París, una treintena de personas se manifestaron en apoyo al presidente depuesto, entre ellas su primer ministro, Ouhoumoudou Mahamadou.
Mahamadou aseguró que Bazoum, retenido desde el día del golpe, goza de «muy buena salud» y abogó por el agotamiento de las vías diplomáticas para encontrar una solución a la crisis.
«Para (cumplir) el ultimátum todavía hay tiempo, aún esperamos que triunfe la negociación y que no haya necesariamente una intervención militar», afirmó.
Varias potencias occidentales también insisten en el diálogo, como Alemania, que pidió continuar con los «esfuerzos de mediación».
Estado Unidos, al igual que Francia, Alemania, Países Bajos o España, suspendió sus programas de cooperación, aunque mantuvo su ayuda humanitaria «vital» a Níger.
La ayuda «depende de la gobernabilidad democrática y del respeto al orden constitucional», afirmó el viernes el jefe de la diplomacia estadounidense, Antony Blinken.
«Níger es uno de los países más pobres del mundo: 40% de la riqueza del país proviene de ayudas externas, cuya falta se hará sentir cruelmente si no restablece el orden constitucional», sostuvo por su lado el ministro francés de Defensa.
La junta militar llamó el jueves «a la población de Níger a estar alerta» ante «los espías y las fuerzas armadas extranjeras».
*Imagen ilustrativa.
Otro artículo de interés: África bajo amenaza de Rusia
