Irak bloquea Telegram

INTERNACIONAL

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Foto: Ivan Radic

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El gobierno iraquí anunció el domingo la suspensión del servicio de mensajería Telegram en todo el país por motivos de «seguridad nacional», provocando críticas entre los grupos cercanos a las facciones pro-Irán.

El servicio quedó bloqueado efectivamente a mediodía del domingo, aunque la aplicación seguía accesible para los usuarios conectados a través de una VPN.

El ministro de Comunicaciones justificó la decisión citando «directivas de las más altas instancias de seguridad nacional» y explicó que la suspensión era necesaria para «proteger los datos personales de los ciudadanos, que estaban siendo violados por la aplicación».

Según el gobierno, Telegram «no respondió» a sus repetidas demandas de solucionar el problema de «filtrado de datos de instituciones estatales e individuales, lo que supone una amenaza para la seguridad nacional y la paz social».

El servicio de mensajería es muy popular en Irak y es empleado sobre todo como plataforma de propaganda para grupos asociados a facciones armadas y partidos políticos pro-iraníes.

Uno de esos canales de difusión, que cuenta como más de 330.000 suscriptores, calificó la medida de «mordaza» y también acusó al gobierno iraquí de «confiscar libertades».

Tras décadas de conflicto, Irak ha recuperado cierta estabilidad, pero las autoridades son regularmente criticadas por oenegés y activistas por socavar la libertad de expresión. Irak tiene un historial de interrumpir la conexión a Internet por diferentes acontecimientos, como cuando el Gobierno iraquí cortó el acceso a diferentes aplicaciones de mensajería en 2019, año en el que tuvieron lugar unas multitudinarias manifestaciones en protesta por la política y corrupción, y que acabaron con la vida de alrededor de 500 personas.

Se cumplen 20 años de la invasión de Irak por parte de una coalición liderada por Estados Unidos, un hecho que desencadenó una violenta inestabilidad aún patente hoy en día, pero no sólo dentro del país sino en todo Medio Oriente.

La controvertida operación militar se inició el 20 de marzo de 2003 y logró someter rápidamente al régimen de Saddam Hussein, pero a continuación siguió una larga lucha contra la insurgencia y una polarización política que perduran hasta hoy.

Hussein eludió su captura durante casi nueve meses antes de ser aprehendido en diciembre de 2003 y ejecutado por el nuevo gobierno iraquí tres años después.

Hussein gobernó Irak con mano de hierro desde 1979 hasta 2003. Esto, a pesar de la estrepitosa derrota sufrida a manos de las fuerzas de la coalición liderada por Estados Unidos en la Guerra del Golfo de 1991, que no llegó a derrocarlo pero sí le obligó a retirar a sus fuerzas del vecino Kuwait, que había ocupado en agosto del año anterior.

Pero con la invasión de marzo de 2003 sus fuerzas se derrumbaron al cabo de tres semanas. Hussein pasó a la clandestinidad hasta que fue capturado el 13 de diciembre de ese año por los estadounidenses.

Fue ejecutado en la horca en Bagdad en 2006. La televisión estatal iraquí mostró imágenes de Hussein yendo a la horca antes del amanecer en un edificio que sus servicios de inteligencia utilizaban antaño para las ejecuciones.

En un último acto de desafío, se negó a llevar capucha al patíbulo.

En 2003, George W. Bush se convirtió en el segundo presidente estadounidense en lanzar una guerra contra Irak, siguiendo los pasos de su propio padre, George Bush, quien ocupó la Casa Blanca entre 1989 y 1993.

En las semanas que siguieron a los atentados del 11 de septiembre de 2001, Bush alcanzó los índices de aprobación más altos jamás registrados por un presidente estadounidense (91%, según la encuestadora Gallup).

Sin embargo, su gestión de la guerra de Irak -especialmente la muerte de más de 4.400 soldados estadounidenses, de acuerdo con las cifras del Departamento de Defensa de EE. UU.- hizo que Bush terminara su mandato en 2009 como el inquilino de la Casa Blanca menos popular desde que existen encuestas.

Después de dejar la presidencia, Bush, de 75 años, ha mantenido un perfil bajo, pero, en sus escasas apariciones ante los medios, también se ha mantenido firme en su decisión de invadir Irak.

«Ha habido un esfuerzo constante por parte de algunas figuras de la administración Bush para decir que, a pesar de los engaños (nunca se hallaron las supuestas armas de destrucción masivas), la guerra de Irak fue lo correcto», declaró a la BBC el periodista estadounidense Thomas E. Ricks, autor del libro «Fiasco: la aventura militar en Irak».

El expresidente argumentó a menudo que la eliminación de Hussein formaba parte de esta lógica. Pero Ricks, que cubrió la invasión de Irak, no está convencido.

«Este tipo de justificaciones no hablan de los enormes costes de la guerra, tanto para los iraquíes como para los estadounidenses. Tampoco abordan cómo la invasión estadounidense cambió Oriente Medio», explicó el comunicador.

Bush se ha limitado a aparecer públicamente en ocasiones de Estado como inauguraciones presidenciales y funerales.

Ahora pasa la mayor parte del tiempo en su rancho en el estado de Texas, donde se dedica a sus aficiones, entre las cuales destacan la pintura. En 2021 publicó un libro de retratos de su autoría.

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