ARGENTINA

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Una serie de asaltos a supermercados y comercios de todo tipo en Argentina, presuntamente organizados por grupos de barrios populares, dejó un saldo de casi dos centenares de detenidos y alimenta el debate político en plena estampida inflacionaria a 60 días de las elecciones generales de octubre.
Los hechos se registraron entre el viernes pasado y este miércoles, y no se habían detenido en las horas siguientes. Grupos presuntamente autoconvocados por redes sociales entraron por la fuerza en supermercados y otros comercios. Robaron y causaron destrozos en las provincias de Buenos Aires (la más poblada, casi el 40% del total del país), Mendoza (oeste), Córdoba (centro), Neuquén (sudoeste), Río Negro (sur). Una tienda de la capital fue también blanco de un ataque, enfrentado por vecinos.
Informes oficiales en ruedas de prensa confirmaron 150 intentos de saqueo y 94 detenidos en barrios periféricos de la capital (provincia bonaerense). En Mendoza hubo 66 detenidos, que «son delincuentes que actúan de manera organizada, con participación de menores de edad», según la declaración de la gobernación. El fiscal de Córdoba (centro), Ernesto de Aragón, dijo que «hubo 23 personas detenidas por distintos ataques a comercios». También se practicaron más de una decena de detenciones en Neuquén y Río Negro (sur).
Raúl Castells, antiguo dirigente de movimientos sociales piqueteros y precandidato presidencial, dijo al canal de TV Crónica: «Están saliendo a buscar comida y si no encuentran comida, nosotros, que somos los que estamos convocando a esto (saqueos), le estamos diciendo que sin robar plata ni romper nada se lleven lo que se pueda para canjearlo por comida».
El Servicio de Verificación de la AFP detectó la circulación de videos de saqueos de otras épocas en las redes sociales. Los hechos, aunque aislados, trajeron el recuerdo de violentos saqueos perpetrados durante los gobiernos socialdemócratas de los presidentes Raúl Alfonsín, en 1989, y Fernando de la Rúa, en 2001. Pero los intentos de pillaje y robos reales fueron confirmados por la policía y medios de comunicación.
Según el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof (oficialista) «los vecinos y vecinas no participaron masivamente de esto», y destacó: «Al contrario, muchos vecinos intentaron evitar que los violentos llevaran adelante estas acciones».
El presidente Alberto Fernández, rechazado por su propia fuerza política como candidato a la reelección, consideró los saqueos «hechos organizados», pidió «cuidar la convivencia democrática» y prometió ocuparse de «los problemas de los argentinos y sus ingresos», pero les demandó «por favor que preserven la paz social».
La desprestigiada vocera, Gabriela Cerruti, dijo a la prensa que los candidatos opositores Javier Milei (derecha) y Patricia Bullrich (moderada) «construyen su discurso público en base a la añoranza que tienen de que la democracia cruja y se desestabilice».
Milei, el candidato más votado en las primarias del 13 de agosto (30% de votos), dijo en redes sociales que «es trágico volver a ver luego de 20 años las mismas imágenes de saqueos que veíamos en el 2001. Pobreza y saqueos son dos caras de la misma moneda».
Bullrich, segunda más votada (27%), dijo a radio Rivadavia: «Necesitamos orden y restablecer la autoridad».
Pero el ministro de Seguridad, Aníbal Fernández, dijo que «no se puede atribuir lo que pasó a fulano o a mengano».
La inflación es una de las más altas del mundo, con más del 100% interanual y una pobreza del 40%. Una devaluación de 21% hace 10 días fue acordada con el Fondo Monetario Internacional para destrabar desembolsos del crédito de 44.000 millones de dólares, dijo el ministro de Economía y candidato presidencial oficialista Sergio Massa. Le siguió un aluvión de remarcaciones de precios de un 30% y el estupor de la población.
Consultoras privadas esperan un aumento del costo de vida de dos dígitos para agosto y septiembre.
*Imagen ilustrativa.
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