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El nuevo presidente de Singapur es el ex vice primer ministro Tharman Shanmugaratnam, del PAP (Partido de Acción Popular), partido gobernante desde 1959. Esta es la primera votación en más de una década para elegir presidente.
El departamento electoral declaró al economista de 66 años como ganador frente a sus dos rivales, al obtener el 70,4% de los votos emitidos. «Declaro al señor Tharman Shanmugaratnam como el candidato debidamente elegido como presidente de Singapur», dijo el oficial de registro electoral Tan Meng Dui.
Tharman, de 66 años y exdirector de inversiones del fondo soberano GIC, partía como favorito, lo que confirman los recuentos preliminares, sitúándole muy por delante de Ng Kok Song, exdirectivo de una compañía de seguros de 75 años (16% de votos), y su coetáneo Tan Kin Lian, exejecutivo de una compañía de seguros (14% de votos).
Aunque el cargo es en esencia ceremonial y queda a la sombra del primer ministro de Singapur, Lee Hsien Loong ─hijo del «padre de la patria», Lee Kuan Yew─, los comicios eran vistos como un plebiscito sobre la formación gobernante en medio de una ola de escándalos que han salpicado al PAP y en plena transición de poder.
Tharman se dirigió a la población desde un mercado de comida nocturno de la isla, afirmando que se sentía «honrado por el voto, que no es solo para mí, sino para el futuro de Singapur, un futuro de optimismo y solidaridad».
El PAP sale reforzado de los comicios, pues Tharman era el único candidato que representaba a la formación, mientras Ng Kok Song y Tan Kin Lian defendían su independencia. Si bien el rol de presidente apenas tiene peso en Singapur, con salvedades como actuar como garante de las reservas financieras, la victoria del PAP, que gobierna la isla desde 1959 (antes de la independencia de Malasia en 1965), daría un espaldarazo popular a la formación, sacudida por varios escándalos en los pasados meses.
El más grave concierne al ministro de Transporte, S. Iswaran, apartado del cargo después de que el departamento anticorrupción confirmara en julio su arresto y posterior puesta en libertad junto a un magnate de la isla. Los otros dos son de perfil más bajo, destapando los supuestos alquileres de exclusivas viviendas por precios inferiores al mercado por parte de los ministros de Exteriores, Vivian Balakarishnan, e Interior, K.Shanmugan, y las relaciones extramaritales entre cargos del PAP.
El triunfo de Tharman también estabilizaría la sucesión en el poder de Lee Hsien Loong antes de los comicios generales que como tarde deben celebrarse en noviembre de 2025, especialmente delicados por carecer esta vez de un candidato de la poderosa dinastía Lee. Esta es la primera vez que una elección presidencial en Singapur es disputada en el país en más de una década, y la tercera votación desde que una enmienda constitucional en 1991 convirtió el puesto, de una duración de seis años, en uno elegido por sufragio.
En 2022, la ONG Amnistía Internacional lamentaba a través de un comunicado que, después de dos años sin ejecuciones, Singapur reanudara esta práctica para castigar a los traficantes de droga. La pequeña ciudad-estado asiática tiene una de las leyes más duras contra el tráfico de estupefacientes, y según estimaciones de la prensa local, medio centenar de condenados espera en el corredor de la muerte el momento en que serán ahorcados.
Singapur es un país conocido por las estrictas normas que rigen el día a día. El chicle está vetado, hacer grafitis es penado con cárcel y azotes (en 2015 hubo un sonado caso de dos alemanes que sufrieron el castigo) y escupir en la calle no solo es mal visto, sino que además está estrictamente prohibido. Para las drogas la cosa es, como es posible imaginar, mucho peor. Cualquiera que sea descubierto portando más de 15 gramos de heroína, 30 de cocaína o 500 de marihuana, puede contar con que será condenado a muerte.
En lo que parece ser una señal de que el gobierno singapurense no cederá a las presiones de organismos internacionales, en las últimas tres semanas se ha ejecutado a dos traficantes, el último de ellos este mismo miércoles 17 de mayo. La víctima de la medida fue un hombre de 36 años, singapurense de origen malayo condenado en 2019 por traficar 1,5 kilos de cannabis. Apenas tres semanas antes, Tangaraju Suppiah, singapurense de origen tamil de 46 años, fue ahorcado por traficar un kilo de marihuana.
Con ellos llegaron a 13 el total de personas que han sido llevadas a la horca desde que en marzo de 2022, tras dos años y 4 meses de pausa, se retomaran estos castigos. Las autoridades singapurenses aseguran que se trata del mejor disuasor contra el narcotráfico. Sin embargo, organizaciones de derechos humanos calificaron la ejecución como «escandalosa», y la ONU pidió no realizarla porque había dudas sobre las garantías del proceso judicial.
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