Guerra civil en Sudán suma 35 muertos más

INTERNACIONAL

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Foto: Tasnim News Agency

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Las localidades afectadas por los últimos enfrentamientos entre las fuerzas que disputan el poder son Jartum y Um Durman.

Al menos 35 personas, la mayoría de ellas civiles, murieron el lunes en Jartum y en la vecina localidad de Um Durman por un intercambio de disparos de artillería y bombardeos aéreos entre el Ejército de Sudán y el grupo paramilitar Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR).

Los comités de emergencia del norte de Um Durman y el sur de Jartum anunciaron en sendos comunicados que los bombardeos, que tenían como objetivo posiciones de las Fuerzas Armadas y de las FAR, impactaron en zonas residenciales, provocando también heridas a «decenas» de civiles, algunos de los cuales están en «estado grave».

Desde que comenzó la guerra entre el ejército regular y las fuerzas paramilitares el 15 de abril, alrededor de 5.000 personas han muerto, según estimaciones del proyecto Armed Conflict Location & Event Data.

Las Fuerzas Armadas Sudanesas controlan los cielos y han llevado a cabo ataques aéreos regulares mientras que los combatientes de las FAR dominan las calles de la capital.

Los refugiados por el conflicto iniciado hace cuatro meses entre ejército y paramilitares en Sudán superan ya el millón, indicó el martes la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR).

La cifra incluye las más de 240.000 personas de la vecina Sudán del Sur que han retornado a su país huyendo de la violencia, precisó el organismo internacional.

Unos 382.000 sudaneses han huido a Chad (muchos procedentes de la vecina Darfur, una de las regiones de Sudán más afectadas por el conflicto), 287.000 a Egipto, 34.000 a Etiopía y 13.000 a la República Centroafricana, de acuerdo a las estadísticas que actualiza diariamente ACNUR.

«Refugiados y retornados sursudaneses llegan a las zonas fronterizas en condiciones cada vez más desesperadas», indicó la agencia de Naciones Unidas, que señaló que estas áreas tienen cada vez mayores problemas para dar servicios a estos desplazados, por lo que la respuesta humanitaria es cada vez más difícil.

El alto comisionado de la ONU para los refugiados, Filippo Grandi, concluyó el martes una visita de cuatro días a la vecina de Sudán del Sur, donde pidió más apoyo internacional para hacer frente a esta crisis.

Mientras tanto, el jefe el ejército sudanés, Abdelfatah al Burhan, regresó el martes a su país tras visitar Egipto para entrevistarse con el presidente Abdelfatah al Sisi, quien expresó su apoyo a la entidad armada y a la «seguridad, estabilidad, unidad e integridad territorial» del vecino país.

Durante su su primer viaje al extranjero desde el estallido de la guerra en abril, 39 civiles murieron, la mayoría mujeres y niños, en bombardeos sobre Nyala, la capital del estado de Darfur Meridional, donde se han intensificado los combates entre el ejército y las fuerzas paramilitares.

Burhan regresó a la ciudad sudanesa de Port Sudan, en el Mar Rojo, a última hora del martes, según informó la máxima autoridad del país, el Consejo Soberano, después de que ese mismo día cambiara su característico uniforme militar por un traje y corbata para volar a El Alamein, en la costa norte de Egipto.

Allí dijo que sus fuerzas se enfrentaban a «grupos rebeldes que han cometido crímenes de guerra en su intento de hacerse con el poder».

Los países occidentales han acusado a los paramilitares y a las milicias aliadas de asesinatos por motivos étnicos, y el Tribunal Penal Internacional ha abierto una nueva investigación sobre presuntos crímenes de guerra.

El ejército también ha sido acusado de abusos, incluido un ataque aéreo el 8 de julio en el que murieron unas dos docenas de civiles.

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