INTERNACIONAL

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El presidente chino, Xi Jinping, se saltará la cumbre del G20 en India, en medio del deterioro de las relaciones entre ambos países. El primer ministro, Li Qiang, irá en su lugar.
Xi Jinping, no asistirá a la cumbre del Grupo de los 20 (G20) que se celebrará esta semana en la India, en medio del enfriamiento de las relaciones bilaterales.
El primer ministro Li Qiang asistirá en su lugar, dijo el Ministerio de Exteriores de China.
El indirecto aviso de apenas una frase en el sitio web del ministerio anuncia: «Por invitación del Gobierno de la República de la India, el primer ministro del Consejo de Estado, Li Qiang, asistirá a la 18ª Cumbre del G20 que se celebrará en Nueva Delhi, India, los días 9 y 10 de septiembre».
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ya había adelantado la posibilidad de que Xi se ausentara de esta cumbre, sin dar más detalles.
Las relaciones entre China e India se han enfriado en relación con su disputada frontera, que hace tres años resultó en un violento enfrentamiento entre sus tropas, por el que murieron 20 soldados indios y cuatro chinos.
China e India también se han enfrentado por el comercio y los crecientes vínculos estratégicos de la India con el principal rival regional de China, Estados Unidos.
India superó recientemente a China como la nación más poblada del mundo y los dos son rivales en tecnología, exploración espacial y comercio global.
Aunque el grupo BRICS debata sobre su futuro en la cumbre en Johannesburgo estos días, mucho de lo que resulte de todo ello dependerá de la relación entre India y China.
Muchos analistas consideran que los BRICS, formados por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, intentan forjar un orden global alternativo, sobre todo en lo que respecta al sur global.
En los últimos años, China ha presionado a favor de esa alternativa, burlándose de las sanciones y de la «jurisdicción de largo alcance» de Estados Unidos, al mismo tiempo que desarrollaba su plan global de inversión en infraestructura dirigido a los países en desarrollo.
India, por su parte, ha tratado de permanecer neutral, posicionándose ante Occidente como un baluarte contra la expansión militar china y manteniendo, al mismo tiempo, lazos comerciales con Rusia y negándose a condenar la invasión de Ucrania.
Sin embargo, hay un tema delicado en las relaciones indochinas: el enfrentamiento en la frontera de facto de ambos países, la Línea de Control Actual.
El enfrentamiento comenzó en mayo de 2020 y un mes después, soldados indios y chinos se involucraron en una pelea cuerpo a cuerpo en el valle de Galwan, que dejó 20 muertos, la mayoría soldados indios.
Narendra Modi y Xi Jinping no han mantenido conversaciones bilaterales formales desde que comenzó el enfrentamiento. India ha dejado claro que la desescalada y la retirada de la línea de control «es fundamental para la normalización de las relaciones bilaterales», dijo a DW Ajay Bisaria, exdiplomático indio.
A pesar de muchas rondas de negociaciones y compromisos a múltiples niveles, las tensiones militares continúan. India ha dicho que no puede haber vínculos normales si China viola los acuerdos fronterizos. Ambas partes están construyendo infraestructura en la zona.
Mientras China impulsa una narrativa de utilizar a los BRICS como contrapeso de Estados Unidos y el G7, otros miembros se han mostrado más moderados.
El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, por ejemplo, dijo que los BRICS no buscaban ser un «contrapunto al G7, al G20 o a Estados Unidos». El presidente sudafricano, Cyril Ramaphosa, en la misma línea, afirmó en un discurso televisado que «no nos dejaremos arrastrar a una contienda entre potencias globales».
Chong Ja-Ian, académico no residente del Carnegie China, dijo a DW que cada miembro de los BRICS «tiene sus propios intereses que considerar». Chong añadió que mientras China se sienta «rodeada y reprimida por Estados Unidos», seguirá utilizando a los BRICS como «un canal» para abordar dichos asuntos.
Jayadeva Ranade, presidente del Centro de Análisis y Estrategia de China en Nueva Delhi, dijo a DW que el objetivo estratégico de China es «convertirse en la potencia preeminente de Asia».
«Esto significa garantizar que India acepte el dominio chino», añadió Ranade, quien formó parte de la comisión asesora de seguridad nacional india. «Prácticamente no hay probabilidad de que resolvamos nuestras diferencias en una o dos reuniones. Como mucho, esto significará una pausa táctica en las ambiciones de China», afirmó.
La próxima oportunidad para las conversaciones sería en la cumbre de líderes del G20, presidida por Modi en Nueva Delhi pero la respuesta china ha sido negativa.
«China necesitará dar garantías razonables a India sobre el asunto, acompañadas de medidas en la frontera que puedan dar a India confianza sobre las intenciones chinas», aclaró Ranade.
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