INTERNACIONAL

Lectura: 7 minutos
Las autoridades egipcias informaron este domingo que la inflación interanual alcanzó un nuevo récord histórico al llegar hasta un 39,7 por ciento solo en agosto, frente al 15,3 por ciento del mismo mes de 2022, pese a los intentos que realiza el Gobierno egipcio por mitigar la grave crisis económica que atraviesa el país.
«La tasa de inflación anual para toda la república es del 39,7 por ciento para agosto de 2023», dijo la agencia oficial de estadísticas CAPMAS en un comunicado, en el que destaca un «aumento del 1,6 por ciento» sobre la tasa de inflación de julio, que fue de un 38,2 por ciento. Las cifras llegan cuando el Gobierno se esfuerza, incluso con un plan de privatización, por aliviar el impacto de la crisis económica que azota al país desde hace años, y que se agudizó tras la guerra en Ucrania.
La nota atribuye el incremento a la subida en los precios de una larga lista de productos, varios de ellos básicos, en particular los grupos de alimentos como verduras (22,4 por ciento), frutas (4 por ciento), lácteos, quesos y huevos (3 por ciento) o aguas minerales y jugos naturales (7 por ciento). En otros, como el grupo de bebidas alcohólicas y tabaco, la subida alcanza el 5,4 por ciento.
Para mostrar la drástica subida de los precios, CAPMAS compara el costo de varios grupos de productos en agosto de 2022 y este año, entre los que destaca un aumento del 71,9 por ciento en el precio de alimentos y bebidas en general, cereales y pan (48,6 por ciento), carne y pollo (97 por ciento), pescados y mariscos (85,9 por ciento), productos lácteos (69,5 por ciento) y verduras (98,4 por ciento), entre otros.
Egipto registró en los últimos meses un aumento de la inflación combinada con la devaluación de casi el 50 por ciento de su moneda. Este país de 105 millones de habitantes, el mayor importador de trigo del mundo, sufre las consecuencias de la guerra entre Ucrania y Rusia, sus dos principales proveedores. También es ahora uno de los cinco países del mundo más expuestos al riesgo de impago de su deuda externa, según la agencia Moody’s.
En Argentina que no está expuesta como Egipto a las consecuencias de la invasión rusa a Ucrania, la inflación anual supera largamente los ciento veinte puntos.
Esta semana se cumple una década del golpe de Estado en Egipto. El 3 de julio de 2013, liderados por el jefe de las Fuerzas Armadas egipcias, el general Abdulfatah al Sisi, los militares destituyeron al primer presidente del país elegido democráticamente, Mohamed Mursi, por no lograr crear «un consenso nacional».
En aquel momento, los militares dijeron que no tenían ningún interés en conservar el poder político y que facilitarían el retorno a un gobierno civil democrático. Pero, una década después, al Sisi ha reforzado su poder. Y, en muchos aspectos, la situación de los egipcios de a pie es peor que nunca.
La economía está en crisis, lastrada por la deuda externa, con una inflación galopante y una moneda que se ha depreciado casi a la mitad. Se calcula que un tercio de los 105 millones de egipcios viven en la pobreza, mientras la más poblada de las naciones árabes vende o arrienda activos de propiedad estatal, como Telecom Egypt, el transporte público o los puertos, para financiar sus obligaciones de deuda externa.
Al mismo tiempo, periodistas independientes y activistas antigubernamentales han sido hostigados o arrestados. Según testimonios recogidos por el sitio web de periodismo de investigación Coda Story, oficiales militares detienen a personas en la calle, revisan sus teléfonos y los arrestan si descubren que publicaron o reaccionaron a publicaciones críticas ─incluidas bromas─ sobre el Gobierno o el Ejército egipcio en redes sociales.
Egipto se ha convertido en un líder mundial en la pena capital y nuevas leyes, incluida una que obliga a las ONG a registrarse ante el Estado, han reducido aún más el espacio para la sociedad civil o el activismo.
En este contexto, observadores afirman que países vecinos y aliados occidentales han adoptado un enfoque desigual de los asuntos egipcios. Consideran que los problemas económicos de Egipto se mencionan con regularidad, mientras que el historial de derechos humanos del país, grave y en rápido empeoramiento, recibe mucha menos atención.
A principios de 2022, más de 170 miembros de varios parlamentos nacionales en Europa escribieron una carta abierta a sus principales diplomáticos y embajadores ante el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, pidiendo que se creara un órgano especial para vigilar el deterioro de la situación de los derechos humanos en Egipto.
«Estamos muy preocupados por la persistente incapacidad de la comunidad internacional para tomar medidas significativas para abordar la crisis de derechos humanos en Egipto», escribieron los representantes.
Según Timothy Kaldas, subdirector del Instituto Tahrir para la Política de Oriente Medio, son varios los factores que explican este panorama.
Situado en la encrucijada entre África, Asia y Europa, Egipto tiene una ubicación geográfica de gran importancia estratégica. Su población y su Ejército de gran tamaño han sido considerados a menudo como importantes fotalezas de la nación. El país también tiene una larga tradición de confrontar a diferentes aliados internacionales.
«Así, cuando Egipto se ve presionado por los Estados del Golfo, puede recurrir a Estados Unidos, y cuando la presión procede de allí, puede recurrir a Francia», señala Kaldas.
Este economista político también añade que, a pesar del autoritarismo de al Sissi, Egipto ha sido un país relativamente estable en Oriente Próximo, especialmente si se compara con lugares como Siria o Yemen. No obstante, ninguna de esas razones es en realidad excusa suficiente para no decir nada sobre los derechos humanos en Egipto, sostiene.
«El problema es que los Estados occidentales no suelen darse cuenta de la miopía de su planteamiento», afirma Kaldas. «No es tanto que estén consiguiendo estabilidad a cambio de mirar hacia otro lado ante las violaciones de los derechos humanos. En realidad, las violaciones de los derechos humanos están contribuyendo directamente a la inestabilidad económica de Egipto».
Otro artículo de interés: EE. UU. preocupado por rol de Pekín en Medio Oriente
