INTERNACIONAL

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El presidente ruso, Vladímir Putin, dijo este miércoles que viajará a China en octubre, invitado por su homólogo Xi Jinping.
«Me complació aceptar la invitación» de Xi Jinping para «visitar China en octubre», dijo Putin durante una reunión con el ministro de Relaciones Exteriores chino, Wang Yi, según imágenes retransmitidas por la televisión estatal rusa.
El Kremlin ya había anunciado «la intención» del presidente ruso de viajar a China para participar en el foro «La Franja y la Ruta», que reúne a dirigentes internacionales.
Rusia, sancionada por países occidentales por su ofensiva en Ucrania, busca reforzar lazos con Pekín a nivel económico, militar y energético, entre otros sectores.
El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, había declarado previamente que Putin recibiría a Wang Yi y lo acogería en el «palacio Constantino de San Petersburgo», en el noroeste de Rusia.
El ministro chino, que llegó el lunes a Rusia, se reunió con su homólogo ruso Serguéi Lavrov y, tras ese encuentro, la diplomacia rusa afirmó que Pekín y Moscú comparten posiciones «similares» respecto a Estados Unidos y al conflicto en Ucrania.
Desde la visita de Xi Jinping al Kremlin en marzo y ante el creciente aislamiento de Rusia, golpeada por una oleada de sanciones internacionales en represalia por su ofensiva en Ucrania, Moscú y Pekín han abogado por reforzar su cooperación económica y militar en el marco de una amistad oficialmente calificada «sin límites».
En agosto, ambos países efectuaron maniobras navales conjuntas en el océano Pacífico.
Respecto al conflicto en Ucrania, China intenta posicionarse como país neutral, pese a su apoyo manifiesto al Kremlin.
El ministro ruso de Exteriores, Serguéi Lavrov, apareció este miércoles ante el Consejo de Seguridad de la ONU, en mitad de un debate sobre la guerra en Ucrania, y defendió el derecho de su país a usar el veto en las resoluciones del Consejo en un momento en que ese derecho es más contestado internacionalmente.
«El derecho de veto es un instrumento absolutamente legítimo, estipulado en la carta de las Naciones Unidas para evitar la adopción de decisiones que pueden dividir a la organización», razonó Lavrov, recién llegado a Nueva York para tomar parte en los trabajos de la Asamblea General.
Lavrov defendió el derecho de veto de Rusia ─que lo tiene junto a otras cuatro grandes potencias: EE. UU., China, Francia y Reino Unido─ en un día en que los diez miembros no permanentes del Consejo pidieron restringirlo y posteriormente el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, sugirió un mecanismo para dejarlo sin efecto en determinadas ocasiones.
El ruso, con casi 20 años al frente de la diplomacia de su país, aludió a «una agresiva camarilla occidental que saca el tema del abuso al derecho de veto y pone el foco de forma incorrecta en ciertos miembros de la ONU», en clara alusión a su propio país, que es con mucha diferencia el que más lo ha usado para frenar resoluciones en el Consejo de Seguridad.
Afirmó además que Estados Unidos y sus aliados «abiertamente y sin subterfugios tratan de privatizar el Secretariado (General) de la ONU (porque creen) tener el derecho de acusar a los que por una u otra razón son inconvenientes para Washington».
Lavrov terminó su discurso lanzando un guiño a los países del tercer mundo ─muchos de ellos surgidos de golpes de Estado─ que son objeto de sanciones pronunciadas por el Consejo de Seguridad.
«Hay que considerar limitaciones humanitarias a las sanciones, pues deberían ir acompañadas de consideraciones de las agencias de la ONU sobre sus consecuencias humanitarias, en lugar de venir acompañadas de exhortaciones demagógicas de los colegas de Occidente. Tan simple como esto: que la gente común no sufra».
Aunque no citó a ninguno en concreto, gran parte de los países sometidos a sanciones son aliados de Rusia, como Siria, Irán, Corea del Norte, Cuba, Venezuela y Mali.
Lavrov se refirió largamente a la guerra en Ucrania, limitándose a repetir los argumentos de que el gobierno de Zelenski discrimina y maltrata a los rusoparlantes, y que su país es favorable a una negociación con Ucrania pero sin condiciones previas.
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