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Las acciones de China Evergrande Group se desplomaron un 20 por ciento después de que la endeudada promotora anunciara este domingo que no puede emitir nueva deuda.
A mitad de la mañana local, el valor de las acciones de Evergrande -que volvieron a cotizar en la Bolsa de Hong Kong a finales de agosto tras casi año y medio suspendidas- caían un 20 por ciento.
Asimismo, el subíndice Inmobiliario del índice de referencia de la Bolsa de Hong Kong, el Hang Seng, caía un 2,58 por ciento a las 14.35 hora local (06.35 GMT).
Este domingo, Evergrande anunció en un comunicado que no puede cumplir con los requisitos para la emisión de nuevos títulos de deuda en este momento, ya que su filial Hengda Real Estate Group está siendo investigada por la Comisión Reguladora del Mercado de Valores de China.
El anuncio se produjo solo unos días después de que Evergrande dijera que había aplazado sus reuniones de reestructuración de deuda por tercera vez.
A mediados de mes, la Policía de la ciudad suroriental china de Shenzhen informó de la detención de un número indeterminado de empleados de la filial de gestión de patrimonio Evergrande Wealth, aunque el grupo aseguró que los arrestos «no afectarían» a sus operaciones.
El pasado agosto, Evergrande presentó una solicitud de quiebra en EE. UU. para proteger sus activos de los acreedores mientras sigue negociando la reestructuración de su deuda.
La posición financiera de muchas inmobiliarias chinas empeoró después de que, en agosto de 2020, Pekín anunciase restricciones al acceso a financiación bancaria a las promotoras que, como Evergrande, habían acumulado un alto nivel de deuda apoyando durante años su crecimiento en agresivas políticas de apalancamiento.
En los últimos meses, ante la crisis en el sector, el Gobierno ha cambiado su tono y ha anunciado diversas medidas de apoyo, con los bancos estatales abriendo asimismo líneas de crédito multimillonarias a diversas promotoras.
El endeudado gigante inmobiliario chino Evergrande anunció la venta de uno de sus proyectos inmobiliarios en la ciudad oriental de Hangzhou por un total de 3.660 millones de yuanes (575,5 millones de dólares, 517,7 millones de euros).
En un comunicado remitido a la Bolsa de Hong Kong, donde cotiza, la compañía indica que la promoción conocida como Crystal City pasará a manos de dos compañías controladas por el Gobierno de la región de Zhejiang, de la que Hangzhou es capital.
Unos 921 millones de yuanes (144,8 millones de dólares, 130,2 millones de euros) irán a subsanar las deudas que Evergrande contrajo precisamente con una de las dos firmas estatales que ahora compran el proyecto.
En total, restando esa cantidad, los costes e impuestos del proyecto y lo que el conglomerado destinará a capital circulante, Evergrande espera obtener una ganancia final de unos 216 millones de yuanes (34 millones de dólares, 30,6 millones de euros) con la operación.
Crystal City es una zona de comercios y servicios que ocupa unos 89.300 metros cuadrados, según el comunicado, que especifica que la primera fase del proyecto ya fue entregada, mientras que la segunda y la tercera se encuentran todavía en construcción.
La venta se produce en el marco de la crisis de liquidez que atraviesa Evergrande, la cual acumulaba a mediados del año pasado una deuda superior a los 300.000 millones de dólares e incurrió, según agencias de calificación como Fitch, en el impago de algunos de sus bonos «offshore».
En otro comunicado emitido anoche, el grupo confirmó la anunciada formación de un comité para investigar la confiscación por parte de algunos bancos de hasta 13.400 millones de yuanes (2.107 millones de dólares, 1.895 millones de euros) que habían sido depositados como fianzas para avales de terceros. La investigación preliminar, indicó Evergrande, revela que la citada reclamación se produjo en 2021.
La compañía todavía no ha reanudado la cotización de sus acciones en Hong Kong, tras congelarla el pasado 21 de marzo; un día después, reconoció que no iba a poder presentar su cuenta de resultados del ejercicio 2021 a tiempo, debido al «gran número de procesos de auditoría» en los que está embarcada.
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