¡Qué problema! (2da. parte), por Hugo Flombaum

OPINIÓN

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Ministro de Economía y candidato oficialista, Sergio Massa / Foto: Mídia NINJA

Por Hugo Flombaum, analista político. Columnista de LaCity.com.ar.

Lectura: 5 minutos

Transitando uno de los momentos más complejo para el conjunto de la sociedad argentina celebramos cuarenta años de democracia ininterrumpida. 

Etapa que comenzó liderada por un político que supo canalizar las expectativas del pueblo argentino. Se ansiaba claridad luego de muchos años de oscuridad. La esperanza de libertad de un estado opresor, se oponía a la represión, el miedo y la violencia. 

Argentina tenía índices socio económicos extraordinariamente mejores que los de hoy. El tema era la opresión cultural, política y social. 

El lema que repitió Alfonsín en cada acto fue «Con la democracia se come, se educa y se cura» seguido del recito del preámbulo de nuestra constitución, que dice «afianzar la justicia, consolidar la paz interior, proveer a la defensa común, promover el bienestar general, y asegurar los beneficios de la libertad, para nosotros, para nuestra posteridad,…». 

Sólo se respetaron las formalidades. Se come, se educa y se cura mucho peor, no se observa bienestar general ni gozamos de libertad económica. Hoy estamos tan secuestrados por el estado como en aquellos momentos, sólo cambiamos las formas.  

Los partidos políticos que en aquellos momentos eran mirados con simpatía hoy son por lo menos ignorados. Los políticos que en aquellos momentos caminábamos con orgullo hoy se tienen que ocultar por su desprestigio. 

Esas son las condiciones que permitió la aparición de un emergente como Milei. Echarle la culpa a determinados empresarios u operadores es ingenuo. Los «outsider» existen porque las condiciones son propicias. 

La causa de que hoy tengamos que elegir entre un candidato que no pudo ganar en su barrio y otro que nunca se enfrentó siquiera a una compulsa de una sociedad de fomento es lo que nos muestra la crisis profunda de la celebrada democracia. 

Hay encuestas, descreídas encuestas, que dicen que hoy la Fuerzas Armadas son las que encabezan las expectativas de la mayoría del pueblo. No se dé que estamos hablando si por suerte esas instituciones hoy casi no existen. Creo que si pasamos por un cuartel nos pedirían una colaboración para la pizza.  

Digo por suerte porque hoy están dadas las condiciones que permitieron que en 1976 muchos argentinos recibieran con banderas el paso de los tanques que expresaban al nuevo golpe militar. 

Por eso hoy manifiesto, sin alegría, que las tres opciones que nos ofrecieron para estas elecciones fueron la síntesis de cuarenta años de democracia formal y de destrucción de la democracia real. 

Son muchos los que quieren meternos en las contradicciones que tienen los políticos profesionales. 

Kirchnerismo vs Anti-kirchnerismo. Peronismo vs Anti-peronismo. Estatismo vs Liberalismo. Hoy como siempre, insisto, la opción es renta o desarrollo, representación real o política palaciega. 

Para los que quieren argumentar que debemos votar a Milei para derrotar al kirchnerismo le aseguro que Massa sería el ángel exterminador de ese proceso en decadencia, si fuera gobierno. 

Para los que hablan de peronismo, les aseguro, el peronismo murió con Perón, todo lo que siguió fue la mala utilización de una marca. 

Los que votan a Milei hablando de liberalismo les digo, ese espacio solo creció por reacción ante el fracaso de los gobiernos. Es una actitud muy parecida a los que reclamaban el golpe en los años de debilidad institucional. 

Para los que sientan la vocación política, la actividad más honorable en esencia, deberán comenzar por su barrio, su institución intermedia más cercana, su asociación profesional, su agrupamiento civil. Esa es la escuela y la universidad de la política. No los cafés del microcentro ni los gabinetes de lobby.  

En 1983, presuntamente sin proponérselo, el gobierno de Alfonsín cometió un error de extraordinaria significación para el futuro. Propulsó una medida necesaria y la instrumentó de manera incorrecta. 

Con el plan de las cajas PAN, necesarias, lo instrumentó pasando por encima de las instituciones. Ignoraron a las provincias y municipios porque no eran de su «agrado». Así nació el contrato más costoso de estos cuarenta años. El de los administradores de la pobreza. 

Ese contrato generó dos atrocidades, la solidaridad con los necesitados se convirtió en fuente de empleo y la administración de la pobreza en empresas distribuidoras. 

Celebro la democracia como la forma de resolver el poder, pero al alejar al pueblo de la política el riesgo de que desemboquemos en la violencia política ante nuevos fracasos en la resolución de los problemas cotidianos, es absolutamente real.  

Celebro la democracia, pero… Hoy lo que se reclama es supervivencia y lo que se necesita es desarrollo. 

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