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El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, estudia convocar elecciones al término de su mandato en 2024 pese a la guerra en la que está inmerso el país, declaró el viernes el ministro de Exteriores Dmytro Kuleba, durante su intervención en una conferencia celebrada en Abu Dhabi.
«El presidente de Ucrania se lo está planteando y sopesa las ventajas y los inconvenientes», dijo Kuleba sobre esta posibilidad.
El jefe de la diplomacia ucraniana también hizo referencia a las dificultades que supondría ir a las urnas en plena guerra.
Zelenski termina su mandato el 31 de marzo de 2024. En condiciones normales estaría obligado a convocar elecciones, pero la ley marcial que impera en el país prohíbe la celebración de comicios mientras esté en vigor.
Para poder ir a las urnas, Ucrania debería modificar esa ley.
El líder ucraniano se ha mostrado abierto a realizar ese cambio e ir a las urnas, pero ha advertido, en línea con las declaraciones de varias figuras del estamento militar y de seguridad, de los retos que supone garantizar el derecho al voto de los soldados desplegados en el frente y de los refugiados.
El riesgo de bombardeos y la ocupación rusa, en una parte importante del país en la que los residentes ucranianos no podrían votar, son otros problemas que plantearía la celebración de elecciones.
Por otra parte, los partidarios de ir a las urnas aunque no haya terminado la guerra afirman que Zelenski perdería parte de su legitimidad democrática si retrasara las elecciones.
Ucrania admitió que el conflicto armado que enfrenta con Rusia se encuentra en un punto muerto al haberse convertido en una guerra de posiciones tras 617 días de combates y casi cinco meses de contraofensiva, algo que Rusia niega con el argumento de que seguirá empujando en los frentes hasta alcanzar todos sus objetivos.
La guerra «en estos momentos se está convirtiendo gradualmente en una guerra de posiciones (…)», escribió el comandante en jefe de las Fuerzas Armadas de Ucrania, Valeri Zaluzhni, en un extenso artículo publicado junto a una entrevista en el semanario británico The Economist. Según el general, la situación de estancamiento empezó a manifestarse en verano pasado, lo que conduce a la prolongación del enfrentamiento armado.
El Kremlin rechazó el análisis de Zaluzhni: «no, (el conflicto) no está en un punto muerto. Rusia continúa llevando a cabo su operación militar especial. Todos los objetivos establecidos deben alcanzarse», dijo el portavoz presidencial, Dmitri Peskov.
En opinión de Moscú, Kiev debe comprender que no puede ganar a Rusia en el campo de batalla. «Cuanto antes el régimen de Kiev lo comprenda, habrá más perspectivas (para una solución)», concluyó Peskov.
El estancamiento planteado por Zaluzhni sería un punto a favor para Moscú. «es beneficioso para el enemigo, que está intentando por todos los medios reconstituir y aumentar su poderío militar», alertó.
El Instituto para el Estudio de la Guerra (ISW) advirtió que no es el momento para que Occidente disminuya su ayuda a Ucrania, porque provocaría un retraso en la llegada de armamento al frente y entorpecería la estrategia ucraniana, como ya ocurrió el año pasado, cuando la resistencia occidental a enviar el armamento moderno solicitado por Kiev retrasó la primera contraofensiva hasta el otoño.
Zaluzhni admite que las tropas que dirige solo han avanzado 17 kilómetros desde que lanzaron la contraofensiva el pasado 4 de junio en la región oriental de Donetsk y la provincia sureña de Zaporiyia, ambas anexionadas ilegalmente por Rusia en 2022, pero recuerda que los rusos intentaron durante diez meses tomar la ciudad de Bajmut a fin de controlar una zona de 36 kilómetros cuadrados.
Zaluzhni también reconoce que subestimó a Rusia al creer que podría detener al ejército enemigo solo «desangrándolo». «Fue mi error. Rusia ha perdido al menos 150.000 soldados. En cualquier otro país este tipo de pérdidas hubieran detenido la guerra». Pero no en Rusia, donde la vida no vale nada y donde el presidente Vladímir Putin se guía por las dos guerras mundiales, en las que el país perdió decenas de millones de personas, dijo.
«El simple hecho es que vemos todo lo que hace el enemigo y ellos ven todo lo que hacemos. Para salir de este callejón sin salida necesitamos algo nuevo, como la pólvora, que inventaron los chinos y que todavía utilizamos para matarnos unos a otros», enfatizó.
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