Cambio o colapso, Hugo Flombaum analiza la actualidad

OPINIÓN

50375802637_b4cf4e7eac_c
Presidente electo, Javier Milei / Foto: Mídia NINJA

Por Hugo Flombaum, analista político. Columnista de LaCity.com.ar.

Lectura: 4 minutos

Nadie imaginó que lo que está sucediendo tuviera alguna posibilidad de que suceda. Pero sucedió.

Hay un apotegma que me acompañó gran parte de mi vida. Cuando líderes se encuentran con pueblos en sintonía es muy difícil que los procesos que encarnen se detengan.

Mis lectores dirán en este momento donde está el líder. Si se lo preguntamos a la ciudadanía que se expresó en las últimas elecciones la respuesta surge sola. El líder es Milei y el pueblo es el argentino.

El planteo de Milei se puso en paralelo con los deseos de la mayoría del pueblo argentino. Las instituciones son las que están en la picota. La dirigencia de esas instituciones pagará los costos de este cambio. Quienes TODOS.

El líder de este proceso llega sin ataduras de ningún tipo. No tiene mochila de compromisos como el resto. Habla y dice lo que piensa sin tener que rendir cuentas a nadie.

Los componentes del círculo dirigencial de todas las instituciones, culpables de la decadencia más increíble e injustificable de nuestra historia hablan de gobernabilidad e institucionalidad. Dos escudos sin contenido alguno.

Esos escudos formales son los que utilizaron estos 40 años que resultaron desastrosos para un país que tiene todos lo componentes para ser desarrollado y está en descomposición. Con «instituciones» que garantizaron el desastre.

En otros tiempos ya estaríamos en una nueva dictadura, pero gracias a Alfonsín eso no puede suceder. Por eso hoy el líder y la mayoría del pueblo se plantaron y dijeron BASTA.

Si los gobernadores, diputados, senadores, sindicalistas, dirigentes sectoriales no entiende que esa complicidad para el latrocinio se terminó en lugar de cambio tendremos un colapso nunca vivido.

Si aun eso no alcanza para que se vayan todos, de la motosierra figurativa pasaremos a la guillotina figurativa. Del cambio protagonizado por un gobierno electo pasaremos a otro pero con el poder suficiente para encarcelar sin formalidades a todos los que tuvieron que ver con el descalabro.

Lo que quiero expresar es que, como en El Salvador el presidente electo terminó, sin muchas formalidades, con las Maras aquí el líder del cambio terminará con esta dirigencia, que sin ninguna duda hizo mucho más daño que esas pandillas en el país de Centroamérica.

Viviremos un fin de año muy complicado, si la dirigencia está a la altura de lo que la mayoría decidió todo se simplificará, como parecería que eso no va a suceder todo se complicará.

La actitud del presidente en ejercicio, el ministro Massa, que con los gobernadores. usando dinero espurio, «garantizó» pagos de salarios y aguinaldos de los empleados públicos, ha sido el manotazo de ahogado de los que saben que tarde o temprano deberán poner sus casas en orden.

Que significa orden, no se puede gastar más de lo que se recauda en forma legítima y no se puede imponer a la sociedad más impuestos que los razonables. Así de simple.

Sin déficit fiscal, sin manejos cambiarios fraudulentos, sin contrabando, poniendo a la educación en función del desarrollo y al desarrollo en función de la mejor calidad de vida del pueblo argentina se podrá encarar la recuperación.

Para ello debemos recuperar la política para la gente, hacer política debe volver a ser la actividad virtuosa que permitía ser una persona respetada. Hoy cualquiera que conduzca una institución es sospechoso y señalado como posible delincuente.

Boleta única, intendencias electas desde la comunidad y no desde la oligarquía política, concejales representativos de sus barrios, consejeros escolares comprometidos con el servicio a la educación, diputados representativos de la sociedad y senadores de sus provincias, garantizarán nuevas instituciones.

Las que se irán son las que vulneraron ese orden instaurando «instituciones» sin representatividad. La democracia debe ser representativa o no lo es.

Cambio o Colapso, Motosierra o Guillotina.

Simple y seguro.

Otro artículo escrito por Hugo Flombaum: ¡Qué problema! (3ra. parte)

Deja un comentario