INTERNACIONAL

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El gobierno de Argentina consideró el domingo que aún no están dadas las condiciones para firmar el demorado acuerdo de libre comercio entre el Mercosur y la Unión Europea, que Brasil y la presidencia europea esperaban concretar antes de fin de año.
Tanto el presidente saliente de Argentina, Alberto Fernández, como su canciller, Santiago Cafiero, quienes entregarán sus cargos el 10 de diciembre cuando asuma el liberal Javier Milei, señalaron que la firma del pacto aún no es posible en la versión actual del texto.
Fernández reiteró que considera positivo el acuerdo. «Geopolíticamente es correcto» y le gustaría «firmarlo». Pero antes deben establecerse «determinadas condiciones que nos permitan sostener y hacer crecer nuestras industrias», aseveró en una entrevista radial reproducida por la agencia oficial Télam.
«Quiero discutir algo que les sirva a los argentinos», concluyó.
Fernández participará el jueves de una cumbre de presidentes del Mercosur, su último evento internacional antes de dejar la Casa Rosada. Y la expectativa de Brasil ─presidente pro témpore del bloque que completan Paraguay y Uruguay─, y de la presidencia de la UE, era que el evento que se celebrará en Rio de Janeiro pudiera ser propicio para cerrar un acuerdo que lleva ya más de 20 años de negociaciones.
Cafiero afirmó en una entrevista al diario argentino La Nación de este domingo que su país no firmaría el pacto esta semana, dando por tierra con las expectativas levantadas por el presidente brasileño Luiz Inacio Lula da Silva, el uruguayo Luis Lacalle Pou, y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.
«Las conversaciones seguirán y el trabajo realizado es mucho, pero no están dadas las condiciones para firmar el acuerdo», enfatizó Cafiero.
El tratado, cuyas negociaciones concluyeron en 2019 pero que luego chocó con nuevas diferencias entre las partes, «tiene un impacto negativo en la industria del Mercosur, sin reportar a cambio beneficios para sus exportaciones agropecuarias, que están limitadas por cuotas muy restrictivas y sujetas a regulaciones ambientales unilaterales que las exponen a una vulnerabilidad a futuro», explicó tajante Cafiero.
El viernes, Lula afirmó en la red social X desde la COP28 de Dubái, que el Mercosur y la Unión Europea estaban «cerca de cerrar» el TLC.
Lula se reunió al margen de la cumbre ambiental con Von der Leyen y con el presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, a cargo de la presidencia del Consejo de la UE.
El mandatario brasileño y Von der Leyen coincidieron en que «hubo avances significativos en las reuniones entre los equipos técnicos de los dos lados» en los últimos días, señaló la Presidencia de Brasil en un comunicado.
«La UE está comprometida a cerrar este acuerdo», afirmó Von der Leyen en X, junto a una foto con el líder brasileño.
Sánchez celebró en la misma red la reunión «para dar impulso político al acuerdo», que será un paso «histórico».
El mismo viernes, el presidente uruguayo, Luis Lacalle Pou, dijo que esperaba «buenas noticias» sobre el tema en Rio de Janeiro.
Pero las nuevas reglas ambientales adoptadas por la Unión Europea en 2019 suponen «ya hoy mayores costos y restricciones para las exportaciones del Mercosur de alimentos y otros productos», sostuvo Cafiero, sobre este «Pacto Verde» europeo que se volvió un escollo en las tratativas bloque a bloque, en medio de fuertes críticas de Brasil.
El Mercosur rechazó el «proteccionismo verde» y respondió con exigencias propias, como la creación de un fondo ambiental para apoyar a los países en desarrollo.
El presidente electo de Argentina, Javier Milei, se ha mostrado favorable a cerrar el TLC. Pero las afirmaciones de Cafiero reflejan una postura que Argentina ha defendido por años y se conocen luego de que el presidente francés, Emmanuel Macron, también le pusiera coto al optimismo el sábado.
Macron, que se reunió con Lula en Dubái, anunció que viajará a Brasil en marzo, precisamente para discutir el acuerdo UE-Mercosur, al cual cuestionó en su forma actual.
Este acuerdo es «completamente contradictorio» con lo que el presidente Lula «está haciendo en Brasil», afirmó el mandatario francés. El pacto «no toma en cuenta la biodiversidad y el clima» y se reduce a un acuerdo «mal remendado», que «desmantela los aranceles» como se hacía antes, alegó.
«Cada país tiene derecho a tener su propia posición. Siempre ha sido más difícil llegar a un acuerdo con Francia porque es más proteccionista. La Unión Europea no tiene la misma posición», opinó Lula.
El acuerdo comercial entre la Unión Europea (UE) y el Mercosur no se cerrará esta semana como estaba previsto, después de que el presidente francés, Emmanuel Macron, declarara su oposición a la firma.
Estas son las claves del último escollo en unas negociaciones que se han alargado por más de 20 años.
La Comisión Europea propuso a principios de este año un anexo al acuerdo ya negociado en 2019, en el que contemplaba sanciones sobre aquellos productos procedentes de áreas deforestadas.
El añadido buscaba incorporar al acuerdo una nueva regulación de la UE que obligaba a las empresas a verificar el origen lícito de las importaciones.
El líder brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, quien ejerce como presidente pro tempore del Mercosur, ha rechazado de forma tajante el anexo, al considerar que podía derivar en restricciones a las importaciones sudamericanas y que reflejaba una falta de confianza en el bloque.
Además, Lula ha asegurado que, a diferencia del Gobierno del expresidente Jair Bolsonaro, su Ejecutivo está combatiendo la deforestación, como demuestra la disminución reciente de la tala ilegal en la Amazonía.
La primera versión del acuerdo, que fue firmada en 2019, contemplaba que los países del Mercosur abriesen sus compras gubernamentales a la competición de las empresas europeas, una acción que sería replicada por los miembros de la UE en sentido inverso.
El bloque suramericano (formado por Brasil, Argentina, Paraguay y Uruguay) quería renegociar ese punto del acuerdo para establecer compromisos «más equilibrados».
Fuentes del Gobierno brasileño han asegurado a EFE que ellos no se oponían a una apertura, pero que esta debía ser gradual. Proponían empezar con cuotas y luego ir levantando las restricciones según unos plazos que aún estaban siendo negociados.
Francia ha acompañado con recelo desde un inicio las negociaciones del acuerdo por miedo a que la reducción de aranceles sobre las importaciones de carne brasileña dañase a los granjeros franceses. Macron dijo el sábado durante una rueda de prensa que el acuerdo «no es bueno para nadie».
La Comisión Europea, que es la encargada de negociar los acuerdos comerciales de la UE, reafirmó este lunes su voluntad de cerrar las negociaciones lo antes posible, pero la oposición de un país miembro con el peso de Francia supone un obstáculo importante.
La inminencia de la investidura del presidente electo argentino, Javier Milei, prevista para el próximo domingo, ha supuesto un lastre para los negociadores argentinos, nombrados por el Gobierno saliente.
Milei se ha mostrado crítico con el Mercosur, al que ha tachado de «unión aduanera de mala calidad» y durante la campaña amagó con sacar al país del bloque, aunque ha suavizado su discurso desde entonces.
Al cambio en el Gobierno argentino, se añade la postura crítica del nuevo presidente de Paraguay, Santiago Peña, quien tomará el relevo de Lula como líder pro tempore del bloque este jueves.
Peña ya había avisado de que él no iba a «continuar» con las negociaciones si estas no se cerraban antes de final de año.
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