Órganos a demanda, comentario científico de Mariana Gonzalez

OPINIÓN

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Foto: U.S. Government Image from rawpixel.com

*Escribe Mariana Gonzalez, especialista en Computación Científica, Fac. Ciencias Exactas UBA. MBA, ITBA.

Lectura: 3 minutos

La escasez de órganos para trasplante se ha convertido en un grave problema sanitario a nivel mundial.

La demanda supera ampliamente la oferta. Las listas de espera aumentan mientras los pacientes se deterioran física y emocionalmente. España y Argentina están entre los países que más trasplantes logran en proporción a su población, pero en todos los casos son insuficientes.

La ciencia sabe del problema y trabaja en pos de conseguir resolverlo.

La biotecnología es la rama de la ciencia que combina la biología y la tecnología con el objetivo de mejorar la calidad de vida de las personas.

Está dedicada, a través de distintas orientaciones de investigación para ayudar a solucionar la falta de órganos para trasplante.

Una de esas orientaciones es usar órganos animales (Xenotrasplantes), especialmente cerdos, modificados genéticamente. El principal problema es el rechazo de nuestro organismo a órganos extraños, situación que no se puede resolver totalmente con drogas. Otro es la posible transmisión de virus o enfermedades propias del animal donante al receptor. Las modificaciones genéticas se orientan a «humanizar» a los «nuevos» cerdos, eliminando genes propios y añadiendo genes humanos a su genoma.

Otra es la «fabricación» de órganos y tejidos en laboratorio a través de la ingeniería tisular (ingeniería de tejidos) y la investigación con células madre. Se cultivan in vitro órganos y tejidos, utilizando bioreactores que mantienen las condiciones ideales para el cultivo celular (temperatura, agitación, pH, oxígeno) y como «materia prima» células madres o células del propio paciente, fármacos, poliuretanos biodegradables, compuestos bioactivos y mucho más. Ya se han conseguido órganos similares a los humanos tanto anatómicamente como funcionalmente: dientes, láminas de piel, esófagos, falanges, partes de hígado.

Una de las últimas y más disruptivas es la bioimpresión 3D de órganos funcionales a demanda. Es una forma más precisa y personalizada. Es la medicina regenerativa del futuro pero se está desarrollando ahora.

Un CAD (por su sigla en inglés: Diseño asistido por computadora) toma una muestra de muy alta resolución, lo más fidedigna posible, tridimensional del órgano o tejido a imprimir y luego con ese modelo se imprime capa a capa, usando como «tintas» esferoides de tejido auto ensamblables: células, polímeros, proteínas, hidrogeles y otros biomateriales.

Investigadores de la Universidad de Buenos Aires, según el sitio de la UBA, están desarrollando biotintas para imprimir parches que cicatricen heridas crónicas, regeneren piel, o incluso hueso. A la vez se les puede agregar antiinflamatorios o antimicrobianos a base de nanotecnología.

Científicos alemanes están desarrollando hologramas acústicos para imprimir objetos 3D a partir de células biológicas en un solo paso.

Estados Unidos está a la cabeza de estos desarrollos. Poco se sabe lo que están haciendo los países asiáticos.

Esta es la nueva frontera de la biotecnología, por ahora. Es solo el comienzo. Los límites de los próximos pasos van a tener que ser éticos y muy difíciles de controlar.

La bioética, estudio de los problemas éticos originados por la investigación biológica y sus aplicaciones, como en la ingeniería genética, deberá expedirse al respecto… si de algo sirve.

*Mariana Gonzalez
Computación Científica, Fac. Ciencias Exactas UBA
MBA ITBA
Empresaria en Argentina y Uruguay en empresas de tecnología.

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