Vista al frente, análisis de Hugo Flombaum

OPINIÓN

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Foto: RF._.studio from pexels.com

Por Hugo Flombaum, analista político. Columnista de LaCity.com.ar.

Lectura: 5 minutos

Un poco más de un mes de gobierno del presidente Milei, no voy a opinar sobre el DNU y su constitucionalidad, ni sobre la ley ómnibus (más un tren de carga), me preocupan los antecedentes y las consecuencias de cada acto del nuevo gobierno.

Para los que han leído mis aportes no hace falta que diga que no soy liberal, ni en lo económico ni en lo filosófico.

El estado que construimos en nuestro país ideado por la última dictadura militar y perfeccionado por los 40 de democracia es lo que determinó esta consecuencia llamada Milei.

Yo deseo todo el éxito a este presidente, porque pienso en el sufrido pueblo argentino, sus expectativas y esperanzas.

El intenta dar un contenido filosófico a un tema que en Occidente esta arriba de los escritorios de todos los pensadores, políticos y economistas. La relación entre la economía global, las naciones y sus estados.

Me identifico con las primeras palabras del presidente argentino en Davos, Occidente está en peligro.

En las últimas décadas se han generalizado dos problemas, la injusta acumulación de riqueza en muy pocas manos y el fracaso de los estados nacionales para regular en forma correcta y justa los excesos cometidos por empresas y las nuevas tecnologías.

Los estados más democráticos, han fracasado.

Argentina ni siquiera es parte de este debate, el latrocinio, el uso de la cosa pública en beneficio de funcionarios, la utilización del poder del estado para beneficio de grupos determinados y la mercantilización de la política han derivado en una crisis social, cultural, ética y política.

En ese marco, como ha pasado en otras naciones de nuestro continente, han surgidos reacciones expresadas en personas que representan el hastío de gran parte de la sociedad con la dirigencia en general.

Cualquier persona que administre una cosa pública, desde un club hasta la administración de un edificio, es sospechada de corrupto. No es posible organizar a una sociedad si no resolvemos este problema.

Se requieren dos vectores para una gesta de esta magnitud, uno desde arriba que genere confianza y otro desde abajo que recupere la cantera de dirigentes necesaria para lograr el objetivo de reconstrucción de una comunidad.

Es una gesta fundamentalmente educativa, más que económica.

Más allá de cualquier subjetividad lógica el que se ganó esa confianza de parte de la mayoría de los argentinos, hoy, es Javier Milei. Necesitamos la otra parte.

Sus detractores no cuentan. Será la relación del presidente y el pueblo que lo votó lo que determinará el curso de su mandato.

Para lograr la otra parte no debemos enredarnos en las peleas palaciegas de los perdedores de las elecciones sería perder la oportunidad y el tiempo.

Debemos tejer una relación social que permita recuperar la confianza de la comunidad en dirigentes locales de carne y hueso que puedan enfrentar la mirada del vecino y poner en paralelo las voluntades para resolver problemas concretos, objetivos.

Abundan esos dirigentes en el interior de nuestro país. Intendentes de localidades de menos de cien mil habitantes. Escasean en las grandes ciudades.

No será traspasando experiencias, porque son diferentes, como lograremos superar el problema. Se requiere la elección de las autoridades separados de los provinciales y de las nacionales.

Debemos lograr que los aspirantes a conducir esas comunidades dejen de patrullar oficinas y medios de comunicación nacionales para hacerse conocer por sus vecinos y por aquellos que manejan la lapicera para elegir candidatos en las listas sábanas. Sólo la relación con el pueblo que lo debe elegir podrá lograr que sea elegido.

La consigna será no mirar hacia atrás, nada de lo que condujo el proceso de destrucción de nuestro país puede ser rescatado, nadie de ellos puede jugar ningún rol en el futuro, solo mirando hacia el frente lo lograremos.

Si alguien se quiere reinventar en el nuevo proceso, que lo haga y se someta a las reglas de ganar ese espacio con las nuevas reglas de juego.

Respecto a Milei, elegido en las últimas elecciones, lidera un momento muy difícil sin una estructura partidaria y sin un gabinete de confianza que lo acompañe. Como dicen muchos de los que lo observan, está ahí sin nada para perder, todo para ganar y sin nadie a quien rendir cuentas que no sean sus votantes.

Tiene y no es poco el concurso de una opinión pública favorable. Depende de la administración de ese gran apoyo la suerte que tenga, dependerá de cuanto pueda lograr para cubrir las expectativas que él mismo propuso.

Tengo eso si una sensación de que si él fracasa el pueblo no regresará a lo viejo, cambiará la representativa motosierra por una representativa guillotina.

Temo ver la foto de El Salvador y ahora Ecuador como camino elegido por el defraudado pueblo argentino.

Nunca mejor momento para recordar a nuestros maestros de la vieja escuela que al hacernos formar para saludar a la bandera hacía oír la sentencia ¡Vista al frente!

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