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Este martes las conversaciones entre Estados Unidos, Egipto, Israel y Qatar sobre una tregua en Gaza terminaron sin avances, mientras aumentan los pedidos para que Israel frene un inminente ataque en el extremo sur del enclave, repleto de más de un millón de personas desplazadas.

La ciudad de Rafah, cuya población antes de la guerra era de unas 300.000 personas, está repleta de personas sin hogar que viven en campamentos y refugios improvisados y que huyeron allí de los bombardeos israelíes en zonas más al norte de Gaza durante más de cuatro meses de guerra.

Israel dice que quiere expulsar a los militantes de Hamás de sus escondites en Rafah y liberar a los rehenes israelíes que se encuentran allí retenidos. El ejército está haciendo planes para evacuar a los civiles palestinos. Pero no se ha presentado ningún plan y las organizaciones humanitarias dicen que los desplazados no tienen otro lugar adonde ir en el territorio devastado.

Mientras los palestinos en Rafah «miran la muerte a la cara», el jefe Adjunto de Asuntos Humanitarios de las Naciones Unidas, Martin Griffiths, dijo que una invasión terrestre israelí allí haría que la ayuda humanitaria fuera casi imposible.

«Las operaciones militares en Rafah podrían conducir a una masacre en Gaza. También podrían dejar una operación humanitaria ya frágil al borde de la muerte», dijo Griffiths en un comunicado.

Los tanques israelíes bombardearon el sector oriental de Rafah durante la noche, provocando oleadas de pánico, dijeron los residentes.

Dijeron que las personas desplazadas (decenas hasta el momento) habían comenzado a abandonar Rafah después de los bombardeos y ataques aéreos israelíes en los últimos días.

Pese a que Rafah es una ciudad vecina de Egipto, el gobierno de El Cairo ha dejado claro que no permitirá un éxodo de refugiados a través de la frontera.

*Imagen ilustrativa.

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