INTERNACIONAL

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El Wang Yi le afirmó a su homólogo ucraniano Dmitro Kuleba que China «no vende armas letales» a Rusia, según un comunicado del ministerio chino de Relaciones Exteriores difundido este domingo.
Pekín es un socio comercial y diplomático muy importante de Moscú, ya que los dos países comparten la ambición de contrarrestar la influencia occidental en la escena internacional.
Más allá del apoyo económico, en ocasiones se ha sospechado, especialmente por parte de Estados Unidos, que el gigante asiático suministra material al ejército ruso, que invadió Ucrania.
China, que ha negado firmemente estas acusaciones, «sigue impulsando las conversaciones de paz y no echa leña al fuego», declaró Wang a Kuleba en una reunión celebrada el sábado en Alemania, al margen de la Conferencia de Seguridad de Múnich.
Pekín «no se aprovecha (de la situación) para sacar beneficio y no vende armas letales a zonas de conflicto o a las partes del conflicto», indicó, de acuerdo con el comunicado.
China fue criticada por las potencias occidentales por no haber condenado públicamente la ofensiva rusa en Ucrania. «Seguiremos ejerciendo un papel constructivo para poner fin a la guerra y restablecer la paz cuanto antes», sostuvo el canciller chino, cuyo país insta regularmente a una solución política del conflicto.
La ONG OVD-Info, que vela por los derechos de los opositores en Rusia, informó este domingo que ya son al menos 401 las personas detenidas desde el viernes por intentar rendir homenaje al fallecido líder disidente Alexei Navalni. Además, las fuerzas de seguridad han intentado retirar todos los memoriales creados por simpatizantes del fallecido dirigente.
Las detenciones se han practicado en 36 ciudades del país, añadió la ONG, que ha sido declarada agente extranjero por las autoridades rusas y publica las listas de detenidos con su nombre completo. Más de la mitad de las detenciones (201) se practicaron en San Petersburgo, ciudad natal del líder del régimen ruso, Vladímir Putin.
Numerosas personas rinden memoria al líder opositor depositando flores o colocando velas en lugares señalados de sus ciudades, mientras que miles de rusos en el exilio han salido a la calle para protestar por lo que consideran un asesinato por encargo del Kremlin. Navalny, de 47 años, murió de forma repentina en la prisión ártica a la que había sido enviado en diciembre pasado.
Entre las personas presentes en un memorial improvisado se encontraba esta jornada la embajadora de Estados Unidos en Rusia, Lunne Tracy, quien llegó a la Piedra Solovetski, un monumento en homenaje a la represión durante el período soviético que se ha convertido en un lugar de peregrinación para los partidarios de Navalny.
«Hoy en la Piedra Solovetski lloramos por la muerte de Alexei Navalny y por las otras víctimas de la represión política en Rusia», indicó la embajada en una publicación en las redes sociales. «Extendemos nuestras más sentidas condolencias a la familia, a sus colegas y a los simpatizantes de Alexei Navalny. Su fortaleza es un ejemplo de inspiración. Hoy honramos su memoria», añadió la delegación estadounidense.
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