ARGENTINA

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El presidente Javier Milei le pidió a la Sindicatura General de la Nación (SIGEN) y a la Secretaría de Transformación que lleven a cabo un informe sobre la «herencia recibida» del gobierno de Alberto Fernández, una masiva auditoría general de todo el Estado, como nunca se había hecho en la historia argentina.
Mediante el decreto 126/2023, publicado en el Boletín Oficial, se explicó que «este conocimiento del estado de situación recibido permitirá identificar áreas y temas críticos para el funcionamiento de cada organismo».
Según confirmó el vocero presidencial, Manuel Adorni, el proceso de auditoría está finalmente llegando a su fin, y lamentablemente, acorde a los datos preliminares, se están cumpliendo todas las sospechas que se tenían acerca de la corrupta gestión kirchnerista.
El vocero confirmó que es la primera vez que se realiza un informe de estas características, transversal a todas las reparticiones nacionales, que son 114 en total. «Como adelanto un dato muy representativo de la situación: contrataciones anómalas y deudas millonarias. El monto adeudado asciende hasta los casi tres billones de pesos ($ 3.000.000.000.000)», escribió en X (ex Twitter).
En LN+, el periodista Luis Majul confirmó que si bien no se completó la auditoría, se encontraron por el momento miles de irregularidades que serán llevadas a la Oficina Anticorrupción para avanzar con las denuncias «de todos los números raros que encontraron».
«Van a enviar la información dudosa y la información sospechosa al nuevo director de la OAC, Alejandro Melik», explicó el conductor. «Melik empezó a enviar por las declaraciones juradas, avisos de verde, amarillo, y rojo», agregó Pablo Rossi al aire.
En la jornada del día miércoles la Subdirectora Gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), la economista Gita Gopinath, mano derecha de la directora Kristalina Georgieva, viajó a la Argentina para seguir de cerca los avances del Gobierno en el cumplimiento de las metas fiscales, monetarias y reservas que fueron trazadas hace solo un mes. Los resultados fueron contundentemente positivos.
Tras el colapso económico hacia el final de la administración kirchnerista, el gobierno del presidente Javier Milei revitalizó las expectativas y sentó las bases para una nueva revisión del acuerdo con el FMI con las siguientes metas para 2024:
Superávit fiscal primario (antes del pago de intereses de deuda) en torno al 2% del PBI.
Acumulación de reservas netas en el Banco Central por un monto de al menos US$ 10.000 millones (prácticamente se volvería al equilibrio).
Eliminación definitiva del financiamiento monetario directo del BCRA al Tesoro.
El FMI llegó a la Argentina y encontró que las metas avanzan a paso firme en todas las direcciones acordadas. En el mes de enero, el Sector Público Nacional (SPN) logró un fuerte superávit financiero, incluso más que compensando el pago de intereses de deuda. El resultado total arrojó una cifra positiva por $518.408 millones, mientras que el resultado estrictamente primario mostró un superávit de $1.492.338 millones respectivamente.
Eventualmente el Gobierno deberá mantener esta performance en los siguientes meses para que el resultado consolidado del déficit pueda equilibrarse, pero en términos fiscales el mes de enero fue uno de los mejores en décadas.
Paralelamente, el Banco Central dejó de girar Adelantos Transitorios al Tesoro Nacional desde que Santiago Bausili asumió su dirección, y toda la emisión de pesos por la fijación de las tasas de interés o por la compra de divisas fue casi completamente compensada por colocación de Pases, por suscripción de bonos BOPREAL y por licitaciones de títulos públicos sirvieron para cancelar deuda con el BCRA.
Finalmente, desde el 10 de diciembre la acumulación neta de reservas alcanzó los US$ 7.900 millones, y cerca de US$ 5.050 millones desde el comienzo del año. Con estas cifras, y previendo todavía las liquidaciones de la cosecha gruesa, la meta fijada con el Fondo Monetario parece completamente plausible.
En vista de que el Gobierno mostró resultados contundentes en todos y cada uno de los frentes de acción acordados, el FMI se abre a la posibilidad de destrabar nuevas líneas crédito que podrían acelerar la eliminación del cepo cambiario y en última instancia la dolarización de la economía.
Muy a diferencia de lo que venía ocurriendo en Argentina durante los últimos años, esta vez la suscripción de préstamos no servirá para financiar gastos corrientes del Gobierno, sino para sentar las bases de una estabilización definitiva y resistente a los cambios de signo político venideros.
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