Blinken compromete apoyo de Washington a Milei

ARGENTINA

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Secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken / Foto: U.S. Department of State

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El secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, se entrevistó el viernes en Buenos Aires con el presidente ultraliberal Javier Milei y aseguró que Argentina «puede contar» con Estados Unidos para estabilizar su economía.

«El pueblo de Argentina puede contar con nosotros a medida que trabaja en estabilizar su economía», dijo Blinken en conferencia de prensa conjunta con su par, Diana Mondino, donde al término de una gira relámpago por América Latina destacó que ve «un tremendo potencial» en el país sudamericano.

«Argentina tiene lo que el mundo necesita, queremos ser socios de Argentina mientras ayuda a alimentar al mundo», agregó el jefe de la diplomacia estadounidense en relación con el potencial agropecuario que tiene el país sudamericano.

Además, remarcó que Estados Unidos representa el país con mayor inversión extranjera en el país sudamericano y su deseo de mantenerlo: «Queremos que las empresas de Estados Unidos sigan siendo el socio predilecto de Argentina».

Previamente, Blinken se había reunido con el presidente Milei, quien declaró que con esta visita «Argentina ha decidido volver al lado de Occidente, al lado del progreso, al lado de la democracia y, sobre todo, de la libertad».

Blinken visitó más temprano la famosa Plaza de Mayo, escenario de numerosas celebraciones de la historia argentina, así como el museo del Cabildo, sede histórica del Ejecutivo colonial y luego poscolonial de Buenos Aires, donde mantuvo conversaciones con representantes de la sociedad civil.

Se trata de la primera visita a Argentina del jefe de la diplomacia estadounidense, que el miércoles y el jueves participó en una reunión de sus homólogos del G20 en Brasil. También se reunió con el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva.

La visita de Blinken se produce mientras sube la temperatura social en Argentina, donde las medidas de austeridad del gobierno de Milei están haciendo mella, con un 254% de inflación interanual en enero y la mitad de la población en la pobreza.

Milei comenzó a gobernar el 10 de diciembre del 2o23 con indicadores económicos que dejó el binomio Alberto Fernández-Cristina Kirchner que hundieron la economía del país, pasando de un 30 % de a la mitad de la población en condiciones paupérrimas.

El miércoles hubo un paro nacional de trenes, el jueves un paro de personal de la salud y este viernes miles de personas marchan en las principales ciudades de Argentina para reclamar al gobierno de Milei asistencia alimentaria para comedores comunitarios y rechazar sus políticas de ajuste. Durante los cuatros años previos del gobierno kirchnerista estos gremios nunca levantaron la voz a pesar de la debacle que exponían los principales especialistas en economía y sociedad.

Esta semana, autoridades argentinas recibieron también la visita de Gita Gopinath, subdirectora del FMI, organismo con quien el país tomó un préstamo por 57.000 millones de dólares de los cuales recibió 44.000 millones.

Milei tiene previsto viajar para participar en una convención conservadora el sábado en Washington, en la que también estará presente el expresidente estadounidense Donald Trump.

Miles de personas marcharon este viernes en las principales ciudades de Argentina para reclamar al gobierno de Javier Milei asistencia alimentaria para comedores comunitarios y rechazar políticas de ajuste en el país, donde la pobreza superó el 50% y la inflación el 250% interanual.

En Buenos Aires, la protesta se concentró a las puertas del Ministerio de Capital Humano, que tiene a su cargo la asistencia social. El gobierno de Milei dejó de lado a los intermediarios para distribuir la ayuda a las familias y decidió cambiar el sistema, otorgando a cada una de las personas necesitadas una tarjeta de ayuda.

«La emergencia alimentaria no puede esperar más, basta de ajuste» fue la consigna de la convocatoria de organizaciones sociales y partidos de izquierda para visibilizar la situación crítica de 38.000 comedores comunitarios, último recurso de los más golpeados por la crisis económica.

«Este gobierno, en dos meses y poco de gobierno ha generado una situación de pobreza muy crítica», dijo Alejandro Gramajo, de la Unión de Trabajadores de la Economía Popular (UTEP), a la AFP.

Desde que asumió, el 10 de diciembre pasado, Milei puso en marcha un fuerte ajuste fiscal que se tradujo en enero en el primer superávit fiscal después de 12 años.

La contracara es una creciente tensión social atizada por despidos, caída de jubilaciones, aumentos de precios de alimentos y medicamentos y un golpe a las tarifas de servicios públicos por la quita de subsidios.

El boleto de autobús subió 250% de un día al otro en Buenos Aires.

«No al aumento del transporte», «El hambre no espera», «Las ollas están vacías, los bolsillos también» fueron algunas de las consignas de los manifestantes.

Algunos comedores denunciaron que recibieron del gobierno la última partida de alimentos en noviembre pasado y que desde entonces dependen de donaciones y ayudas municipales para asistir cada día a un número creciente de personas que buscan ayuda.

El gobierno adujo que busca llegar a los más vulnerables mediante ayuda directa y evitar la intermediación de organizaciones sociales, la mayoría opositoras al gobierno.

A cambio, hizo un convenio de asistencia alimentaria con las iglesias evangélicas por cerca de 200.000 dólares y otro por casi el doble con Cáritas Argentina, dependiente de la Iglesia Católica.

El Ministerio de Capital Humano inició un relevamiento de comedores «para la compra transparente de alimentos», pero los centros comunitarios denunciaron que mientras lo realizan, se suspendieron todas las entregas.

Las autoridades «tienen todo su derecho» de hacer cambios, pero mientras tanto «hoy la realidad es que hay millones de familias que no están comiendo», denunció Gramajo.

El gobierno reivindica la continuidad y actualización de la Tarjeta Alimentar, un subsidio directo mensual a padres de hasta dos hijos que en febrero llegó a 69.000 pesos argentinos (78,5 dólares al cambio oficial).

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