OPINIÓN

Por Hugo Flombaum, analista político. Columnista de LaCity.com.ar.
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Vivimos momentos inéditos, considerando los cuarenta años de democracia formal. Los periodistas analizan en todos los medios las acciones del Gobierno y la oposición.
En realidad, acciones hay de una parte, el Gobierno, quien hace y propone acciones y una oposición que dice no. Entonces lo que no se puede es nominar a la oposición como alternativa.
Milei con la «motosierra» prometió dejar secas las cajas de la política, eso significa exactamente lo que intenta hacer. Es lógico que aquellos que vivieron de la plata del estado se incomoden y digan no quiero.
De eso a generar una alternativa hay un océano de diferencia. Si la dirigencia, toda, de todos los niveles institucionales políticos, profesionales, civiles, etc. pretende ser alternativa obturando la «motosierra» se equivoca.
Generar una alternativa supone un comienzo muy diferente al que vemos. No es por la negativa.
Intentar convertir al sinceramiento de las variables económicas en un ataque a la sociedad es como echarle la culpa a los efectos de una vacuna de la enfermedad que se pretende evitar.
Nadie ignoraba que ese trance era inevitable, en todo caso se podía hacer como se hizo o más lentamente. Estoy último ya se había probado y no dio resultado.
La primera acción que debe hacer cualquier corriente política es hacerse cargo del descalabro que se hizo en nuestro país.
Rompieron todos los récords, destruyeron una sociedad, una cultura, una economía sin una guerra, sin enemigos externos. Solo con la increíble habilidad de hacerlo por incompetencia.
Las mismas «corrientes» políticas gobernaron a nuestros países vecinos, militares, izquierdistas, derechistas, de centro, todas. Y todos, algunos más otros menos han progresado, Quizás debiéramos ver a nuestros socios del Mercosur. No tenemos forma de compararnos.
La segunda acción es recuperar la capacidad de realizar acciones políticas en comunidad sin plata, con ideas y trabajo territorial. Con las comunicaciones disponibles hoy es más fácil.
Pero desde 1983 en el terreno político todo se hizo mal. Para ser candidato a intendente necesitas la bendición del candidato a presidente o gobernador. No vale de nada el trabajo con los vecinos.
El poder, en nuestro país, se consigue desde los recursos no desde las ideas. Eso también garantiza que tipo de poder es el que obtendremos.
Cuando hoy hablamos de territorio no es sólo el físico también coexiste el territorio digital.
Los intendentes de localidades de menos de 100 mil habitantes escuchan y saben que la gente no quiere ser robada nunca más por los aparatos institucionales que parangonando a los viejos reinados y sus cortes viven en un mundo ficticio mientras el pueblo se empobrece.
Sin esa autocrítica este proceso de ocupación de las instituciones por la vía democrática continuará o se potenciará con alguien más radical que el actual presidente. No habrá vuelta atrás.
Esa autocrítica de las dirigencias institucionales deberá incluir la expulsión de todo aquel que se haya beneficiado del dinero público.
En ello van todos lo dirigentes, empresarios, gremiales, profesionales de la sociedad civil, políticos, religiosos, sociales, jueces, policías, etc. Todos deberán comprender que son culpables hasta que demuestren su inocencia.
Por delante tenemos la misión de la recuperación económica pero fundamentalmente la ética, la moral y la educativa.
No es excusa el interés propio cuando se sabe que se contrapone con el general.
No es justificable que, aun no cometiendo delito, alguien sea contratado o haya fijado un precio de un objeto o servicio, sabiendo que se está perjudicando al prójimo.
El delito penal lo comete el que contrata, pero el contratado, si es consciente, comete un delito ético tan grave como el otro.
Esto vale para los empresarios que en procesos inflacionarios para resguardar sus beneficios o para sobrevivir recurrieron a sobreprecios y bajos salarios
Se el precio se sobrevalúa el consumo, base del desarrollo, se perjudica y si se pagan salarios bajos lo mismo. Como pretenden los empresarios vender si los trabajadores no cobran salarios que permitan comprar.
Si no recuperamos el concepto de que cada acción desde la más simple a la más compleja debe ser éticamente correcta para con el conjunto, no podremos recuperar la capacidad de construir acciones colectivas.
Si vamos a criticar al individualismo deberemos recuperar la honestidad de las acciones colectivas.
Hoy cualquier asociación es sospechada de corrupta. Recuperar el honor de ser parte de una acción colectiva es la base para derrotar al individualismo. Sino partimos de esa base el individualismo se convierte en el viejo refugio del «sálvese quien pueda».
Esa es la conclusión de esta horrorosa etapa de la democracia argentina.
Invito a a aquellos que con ideas y ganas de lograr un proceso colectivo de recuperación de la política y que o, no hayan participado hasta hoy o sean capaces de hacer un mea culpa creíble, a iniciar un período virtuoso de reconstrucción de organizaciones sociales y políticas sin un solo peso del estado. Esa será la piedra fundamental para la reconstrucción del tejido social.
Mientras tanto, el individualismo será el refugio de una población herida en el más sensible de los sentimientos, la confianza.
Si hacemos un esfuerzo por comprender esta situación lograremos entender lo que hoy nos pasa.
Otro artículo escrito por Hugo Flombaum: Salir de la emergencia

Estoy en un todo de acuerdo con la macro visión del autor de la nota. creo que el camino que plantea es el correcto y es ese camino el señalado por nuestro equipo de trabajo, para que se vuelva a creer y tener fe en nosotros mismos. Sin fe, sin decencia y sin ideas, será muy poco lo que se pueda realizar en nuestra patria en favor de una comunidad zombi.
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