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Las oficinas de votación abrieron el viernes en el Extremo Oriente de Rusia, dando inicio a una elección presidencial que durará tres días y en la cual Vladímir Putin, en el poder desde hace 24 años, busca un nuevo mandato.
Los comicios se iniciaron el viernes a las 08H00 locales (20H00 GMT del jueves) en la península de Kamchatka, en el extremo oriental de Rusia, y concluirán el domingo a las 20H00 locales (18H00 GMT) en Kaliningrado, un enclave ruso en medio de países de la Unión Europea.
Los habitantes del Extremo Oriente comenzaron a votar cuando los habitantes de la parte occidental de este país con 11 husos horarios se preparaban a irse a dormir.
La votación se llevará a cabo durante los tres días inclusive en los territorios ocupados por Rusia en Ucrania o en Transnistria, territorio separatista pro-ruso de Moldavia.
El mandatario llamó a sus compatriotas a no «desviarse del camino» y a expresar en los comicios, en los cuales no se presenta ningún otro político de peso, una posición «patriótica» para «confirmar nuestra unidad y determinación de seguir adelante».
Putin, en el poder desde el año 2000, se enfrenta a tres candidatos que no se oponen a la ofensiva militar en Ucrania ni a la represión que erradica cualquier tipo de oposición, como lo demostró la muerte en prisión a mediados de febrero del principal detractor del Kremlin, Alexéi Navalny.
La fiscalía de Moscú advirtió que no toleraría ningún tipo de acción de protesta durante la votación. El único opositor real que intentó presentarse, Boris Nadezhdin, fue bloqueado por la comisión electoral.
Nadie duda de la reelección de Putin, que podrá así permanecer en el poder hasta 2030 y, tras una reforma constitucional, volver a presentarse para seguir al frente del país hasta 2036, cuando tenga 84 años.
La diplomacia ucraniana llamó a la comunidad internacional a rechazar el resultado de un escrutinio al que califica de «farsa».
Los críticos suelen decir que Rusia es una dictadura. No obstante, entre el 15 y el 17 de marzo, el país celebra elecciones presidenciales. Pero el resultado de esos comicios se viene pronosticando desde hace tiempo: Vladímir Putin, al frente del país desde hace 25 años, ganará un quinto mandato, con lo que estaría en el Kremlin al menos hasta 2030.
La única figura claramente opositora, el político liberal Boris Nadezhdin, ha sido inhabilitado por los tribunales rusos, incluido el Tribunal Supremo, decisión que fue apelada.
Otros candidatos son Nikolai Jaritonov, de 75 años, que representa al Partido Comunista local. El candidato de ese partido suele quedar en segundo lugar, aunque muy por detrás de Putin. Jaritonov ha criticado algunas de las políticas internas de Putin, pero apoya la invasión rusa de Ucrania.
Otro candidato es Vladislav Davankov. A sus 40 años, es uno de los candidatos más jóvenes y se ha presentado como más liberal en lo que se refiere al recorte de las libertades individuales en Rusia. Sin embargo, ha asegurado que no criticará a sus oponentes políticos.
Según la agencia Reuters, Jaritonov y Davankov podrían recibir, cada uno, entre el 4% y el 5% del total de los votos.
Pero aunque todos los observadores de Rusia afirman que Putin está preparado para ganar, las elecciones presidenciales rusas tienen en realidad un propósito. Su objetivo es abordar los retos internos y externos a los que se enfrenta el régimen de Putin, afirma Konstantin Kalachev, analista político y antiguo asesor del Kremlin.
Dentro del país, las elecciones permiten legitimar el poder del presidente y demuestran que el pueblo ruso está unido en torno a su líder, afirma.
«Y de cara al exterior, sirve para demostrar que Putin está aplicando una política [exterior] basada en las demandas de la gente», dice Kalachev a DW. «Demuestra que el presidente y la mayoría rusa están unidos y disipa cualquier ilusión [de lo contrario] en Occidente».
En un país donde todo el mundo da por hecho el resultado, puede ser difícil convencer a la gente para que vaya a votar. Meduza, un sitio web de noticias independiente con sede en Letonia, escribió a principios de este mes que las autoridades rusas están tomando medidas para garantizar que las elecciones presidenciales parezcan lo más legítimas posible.
El objetivo es una participación electoral del 80%. Esto se hace, informó Meduza, «movilizando al electorado dependiente del gobierno: empleados del sector público, de corporaciones estatales y grandes empresas, leales al gobierno, así como sus parientes y amigos».
A los miembros del propio partido de Putin, Rusia Unida, se les anima a que lleven consigo al menos a 10 personas a los colegios electorales, afirma el periódico, citando contactos cercanos al partido político.
Los funcionarios del gobierno y del partido pueden ver exactamente quién acude a las urnas gracias al voto electrónico o a los códigos digitales que identifican a los votantes.
Aunque el único candidato genuinamente anti-Putin, Nadezhdin, haya sido excluido de participar, aun podría haber algún tipo de voto de protesta.
La mayoría de las fuerzas de la oposición rusa han huido del país, pero han hecho un llamamiento a sus partidarios para que actúen durante las elecciones.
La viuda del recientemente fallecido líder de la oposición rusa, Alexei Navalny, llamó a sus partidarios a acudir en masa a las urnas el domingo 17 de marzo a mediodía como homenaje a su difunto marido.
«Puedes estropear la papeleta, puedes escribir «Navalny» en letras grandes en ella», dijo Yulia Navalnayaen un video de YouTube. «E incluso si no ves el sentido de votar en absoluto, puedes simplemente venir y pararte en el colegio electoral y luego dar la vuelta e irte a casa», sugirió, añadiendo que la gente debería votar por «cualquiera menos Putin».
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