Lluvia de misiles rusos sobre Kiev

INTERNACIONAL

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Ataque sobre Jarkóv / Foto: АрміяInform

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El centro y otros distritos de Kiev, la capital de Ucrania, amanecieron este jueves entre fuertes explosiones al atacar las fuerzas rusas la ciudad con al menos una treintena de misiles de crucero y balísticos, según adelantaron las autoridades de la ciudad, que han contabilizado hasta el momento una decena de heridos.

Este ataque masivo es el primero que Rusia dirige contra la capital de Ucrania en más de un mes y medio. En el centro de la ciudad, las explosiones se produjeron alrededor de las 5.00 hora local (2.00 GMT) en al menos tres rondas distintas.

«Después de una pausa de 44 días, el enemigo ha atacado de nuevo Kiev», ha escrito la Administración Militar capitalina en su cuenta de Telegram. «El enemigo ha disparado misiles de crucero Kh-101, Kh-555 y Kh-55 desde bombarderos estratégicos Tu-95MC y misiles balísticos desde el territorio de la Federación Rusa», ha añadido.

La Administración Militar de Kiev cifró el número de misiles derribados por las defensas antiaéreas ucranianas en «alrededor de tres decenas».

Los misiles o sus fragmentos tras ser interceptados han provocado daños en edificios de los distritos de Shevchenko, Sviatoshinski y Podil de la capital ucraniana.

Según el alcalde de Kiev, Vitali Klichko, al menos diez personas han resultado heridas en el ataque de hoy.

Las tropas rusas ocuparon Kupiansk en los primeros días de la guerra contra Ucrania, en febrero de 2022. Para los rusos, esta ciudad era un importante centro logístico y conexión ferroviaria.

Durante casi siete meses, tanto la ciudad como las aldeas circundantes estuvieron ocupadas por los rusos, hasta que el Ejército ucraniano las liberó en septiembre de 2022. Desde entonces, el frente de guerra está a sólo unos kilómetros de distancia. Es una de las zonas con más combates.

Además, el Ejército ucraniano tuvo que retirarse de la ciudad de Avdiivka, también en el este, por falta de municiones, por lo que Kupiansk podría volver a convertirse en un objetivo para el Ejército ruso.

«Si vienen los rusos, huiré», dice con firmeza la doctora Tetiana Vetshir, subdirectora de un hospital en Kupiansk, que sigue funcionando a pesar de los continuos bombardeos. Tetiana siguió trabajando a pesar de la ocupación rusa en 2022. Ella y todo su equipo se negaron a colaborar con los rusos.

El jefe médico del hospital y anestesista también rechazó la «administración» rusa, asegura Vetshir. Ambos médicos fueron obligados a permanecer en el sótano. Ella no fue detenida, aunque se negó a tratar a los soldados rusos heridos y a recolectar donaciones de sangre para ellos. «Discutí con los ocupantes y rechacé todas sus órdenes. Por eso seré la primera persona a la que dispararán», afirma la médica, que teme que la ciudad sea ocupada nuevamente por tropas rusas.

Sólo una quinta parte del personal del hospital sigue trabajando. Falta personal especializado, dice Tetiana, y por miedo a los continuos bombardeos, nadie quiere trasladarse de otras partes del país a trabajar al hospital de Kupiansk.

El profesor de informática Andrii Kusnichenko tampoco abandonó Kupiansk durante la ocupación rusa. Trabaja en la escuela de oficios y también se negó a dar clases según los planes de estudios rusos.

Kuznichenko trabaja con su ordenador portátil desde casa, como el resto de los colegas de la ciudad. Sus estudiantes están repartidos por Ucrania y el mundo. En Kupiansk sólo quedan dos de sus alumnos.

«Somos ahora maestros privados», dice. Con sus pupilos se comunica por videoconferencia y redes sociales. Los estudiantes preguntan por la situación de la ciudad: «A menudo quieren saber si sus casas siguen en pie». El maestro cuenta que, hace poco, se cubrió la cabeza con su portátil, porque de repente se vio en medio de un bombardeo.

Hoy, el tanque de gasolina de su coche y su maletas están llenos por si regresaran las tropas rusas, pero por ahora piensa en quedarse en su ciudad.

Quienes quieran abandonar las zonas peligrosas de la región de Járkov pueden hacerlo gratuitamente, con ayuda de voluntarios de la organización de rescate ucraniana «Rosa en la mano».

Valentina decidió abandonar su pueblo, Monatschinivka, al norte de Kupiansk, por los bombardeos. Se despide de su casa, bendiciéndola y con la tensión arterial por las nubes, porque está muy nerviosa. Pide que la dejen sola.

Los voluntarios recogen a Nadija a las afueras de la ciudad. Llorando, cuenta también su historia. Tiene 70 años y uno de sus dos hijos fue asesinado por las tropas rusas. El otro, Petro, está en el Ejército en la región de Zaporiyia. No es la primera vez que se muda de lugar. En otoño de 2023 se fue por los bombardeos de Petropavlivka a Kupiansk. Su hijo le dijo que se fuera: «Mamá, vete, eso será un infierno, una segunda Avdijivka».

Ya en la ciudad de Járkov, ambas mujeres se hospedaron en una residencia y reciben dinero, comida y medicamentos. Después de todo lo que han vivido, allí creen estar más seguras.

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