OPINIÓN

*Escribe Mariana Gonzalez, especialista en Computación Científica, Fac. Ciencias Exactas UBA. MBA, ITBA.
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La criptografía, del griego kryptós «secreto», y graphé «grafo» o «escritura»: «escritura secreta», es la técnica de cifrado o codificación de datos, modificando su representación para hacerlos incomprensibles a destinatarios no autorizados. Su objetivo es la confidencialidad, la integridad y la disponibilidad de los sistemas y de la información, no permitiendo que sean accedidos o modificados o inventados por extraños antes de llegar a su destinatario autorizado. Son procedimientos, protocolos y herramientas que utilizan algoritmos matemáticos y llaves solo conocidas por los permitidos. Las llaves o claves, al igual que en la antigua forma de proteger documentación usando cajas fuertes, son las que permiten a los autorizados ingresar a esos datos.
La computación y las comunicaciones digitales, presentan graves riesgos de seguridad, por lo que esta disciplina es fundamental. Los famosos «hackers» pueden, fácilmente, ingresar y apoderarse de tus datos personales, cuentas bancarias, tarjetas de crédito, hasta de tu identidad con solo saber tu número de teléfono si esa información no está encriptada.
La firma digital es posible gracias a un mecanismo criptográfico que permite identificar al firmante de dicho mensaje y asegurar que el mensaje no ha sido modificado cuando llega a destino.
La blockchain, con toda la información allí almacenada, como los NFT, las redes como la de Bitcoin, se basa en la criptografía para permitir interacciones persona a persona seguras y verificables y minimizar los riesgos de fraude.
El criptoanálisis se dedica al estudio de sistemas criptográficos para encontrar la forma de romper su seguridad sin el conocimiento de sus claves. Para ello se necesita, en general, gran poder computacional.
Los hackers o piratas informáticos, se dedican a buscar vulnerabilidades en los sistemas de seguridad para acceder a ellos. Son personas con grandes habilidades de programación y conocimiento de los sistemas informáticos. La minoría está dedicada a buscar esas debilidades y proponer soluciones, pero, una gran mayoría utiliza esas habilidades para delinquir.
¿Podemos, con el actual nivel de criptografía garantizar la integridad y la confidencialidad de la información? ¿Estamos seguros?
En general, sí, porque a nadie le va a interesar implementar el equipamiento, los programas necesarios y la dedicación de hackers para acceder a nuestros humildes datos. Pero, para las entidades gubernamentales, de defensa, financieras, empresarias, es una de sus grandes preocupaciones.
Los algoritmos desarrollados llegaron a un nivel de gran eficacia en la concreción de dotar de seguridad a toda esa información. Se necesita mucho tiempo y mucha capacidad computacional, para «adivinar» la clave utilizada. Nos sentíamos tranquilos, les dábamos las gracias a la matemática y su gran poder para resguardar y mantener estable e infranqueable a nuestros datos.
Pero, llegaron las computadoras cuánticas y su increíble capacidad y velocidad de procesamiento. Hace décadas que los expertos alertan sobre este riesgo. Las computadoras cuánticas son capaces de realizar cálculos a velocidades que las computadoras actuales nunca podrían alcanzar.
En julio de 2019, en el MIT Technology Review, Martín Giles, escribía «Antes o después, los ordenadores cuánticos serán capaces de destruir los sistemas criptográficos que actualmente protegen todas las comunicaciones por internet. Cuando esto suceda, necesitaremos haber implementado nuevas formas de criptografía capaces de resistir a estas máquinas». Casi cinco años después ya son capaces.
La criptografía cuántica se dedica al diseño de algoritmos cuánticos para lograr una criptografía avanzada, más eficiente y segura. Se basa en la mecánica cuántica; utiliza láseres para emitir información a través de los fotones y conducirla a través de fibras ópticas.
También se dedica a encontrar la forma de descifrar información que se encuentra asegurada con la criptografía tradicional, gracias a su portentoso poder computacional.
Ya contamos, también, con criptografía poscuántica (PQC, por su sigla en inglés). Son sistemas criptográficos diseñados para resistir amenazas de computadoras cuánticas. El Instituto Nacional de Normas y Tecnología (NIST) de Estados Unidos ha iniciado el proceso de selección, evaluación y normalización de algoritmos de PQC. Buscan reemplazar o complementar los sistemas criptográficos tradicionales, vulnerables a ataques cuánticos.
Los alcances del desarrollo de la criptografía cuántica, tiene un impacto fundamental, en términos geopolíticos. Las naciones más avanzadas en este área tendrán ventajas en términos de seguridad nacional, comercio y diplomacia. Ventajas que las empresas y organizaciones de esas naciones también se beneficiarán. Y, como en otros temas, China y Estados Unidos lideran. China, más avanzada en Computación Cuántica y Estados Unidos, defendiéndose, más avanzada en criptografía poscuántica.
A finales del mes pasado, científicos chinos publicaron un artículo en el que intentaban demostrar haber logrado romper los algoritmos de encriptado actuales. La información no está comprobada. Muchos no la creen. Sin embargo, de no ser cierta, que sirva de alerta, porque puede ser cierta en cualquier momento.
*Mariana Gonzalez
Computación Científica, Fac. Ciencias Exactas UBA
MBA ITBA
Empresaria en Argentina y Uruguay en empresas de tecnología.
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