ARGENTINA

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La Confederación General del Trabajo (CGT), la mayor central sindical de Argentina, convocó este jueves una nueva huelga general para el próximo 9 de mayo, la segunda en protesta contra las medidas impulsadas por el Gobierno anti socialista que preside Javier Milei.
Los dirigentes sindicales están en el escalón más bajo de la consideración social, incluso de la clase política, que recibió un contundente voto negativo en las elecciones de octubre donde el 56 % de la población optó por Milei.
Según confirmó la central sindical ligada al peronismo tras la reunión de su Consejo Directivo, la CGT resolvió convocar una nueva jornada de paro y movilizaciones masivas para el 9 de mayo y una manifestación multitudinaria para el 1 de mayo, Día Internacional de los Trabajadores.
Este será el segundo pulso del sindicalismo argentino al Ejecutivo de Milei, tras el celebrado el 24 de enero, y llega después de una semana en la que han tenido lugar acercamientos entre el Gobierno y los representante gremiales.
La decisión del gobierno de modificar drásticamente el sistema laboral, que ahoga a la actividad privada, ha puesto a los dirigentes sindicales en pie de guerra en defensa de los enormes privilegios que mantienen desde hace largos años, especialmente en el sistema de obras sociales que consiguieron en la dictadura militar del general Onganía (1966/70).
La huelga sería la segunda desde que Milei asumió la presidencia en diciembre del 2023. Los sindicatos se oponen al recorte del gasto público que impulsa el actual gobierno y a su intención de llevar adelante una reforma a la legislación laboral.
El Gobierno ha argumentado que el ajuste es necesario para encarrilar las finanzas de un país que arrastra años de déficits fiscales y cuantiosas deudas como la que mantiene con el Fondo Monetario Internacional (FMI) por 44.000 millones de dólares.
El presidente ─que sacudió el tablero político argentino el año pasado al derrotar al peronismo que estaba en el poder─ pretende eliminar este año el déficit fiscal para desacelerar la tasa de inflación, aunque la reducción de subsidios estatales y el recorte de gastos podrían aumentar aún más el nivel de pobreza que sufre el país, datos aún no comprobados según expertos.
El retroceso en la calidad de vida de los argentinos comenzó de manera acelerada con el gobierno de Néstor Kirchner (2003/2007) se prolongó con el de su esposa (2007/2015) y del presidente títere Alberto Fernández (2019/2023).
El costo del mantenimiento del aparato estatal pego un salto con los gobiernos kirchneristas que paso del 22 % de PBI, una media que se mantuvo por largos años, al 44 % con un déficit imposible de financiar. La gestión considerada populista por los analistas políticos destrozó los mecanismos de recaudación impositiva y elevó los gastos del Estado a niveles desconocidos en el país.
La CGT nunca protestó contra semejante caída que llevó a la pobreza a casi la mitad de los 47 millones de habitantes del país.
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