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El Ministerio chino de Defensa advirtió este miércoles que retomará las maniobras militares cerca de Taiwán si la isla continúa con sus «provocaciones» independentistas.
Los recientes ejercicios militares del Ejército Popular de Liberación (EPL, ejército chino) alrededor de Taiwán son un «firme castigo» a las «declaraciones provocativas» de las autoridades taiwanesas y el nuevo presidente de la isla, William Lai (Lai Ching-te), informó la cartera castrense.
Según el portavoz del departamento, Zhu Fenglian, las acciones del EPL continuarán mientras persistan las «provocaciones independentistas» de Taiwán.
«El continente nunca tolerará ni dejará espacio para actividades que busquen la «independencia de Taiwán»», subrayó el vocero, quien precisó que las maniobras militares no van dirigidas contra los «ciudadanos taiwaneses», sino contra las «actividades separatistas y la interferencia externa».
En este sentido, el portavoz chino instó a los taiwaneses a «oponerse a la «independencia de Taiwán» y la interferencia externa».
Las declaraciones de Zhu se producen en un contexto de creciente tensión entre China y Taiwán, tras la toma de posesión como presidente el pasado 20 de mayo de Lai, quien reiteró su compromiso con la soberanía de la isla.
Taiwán ─adonde se retiró el Ejército nacionalista chino tras la derrota a manos de las tropas comunistas en la guerra civil─ se ha gobernado de manera autónoma desde 1949, aunque China reclama la soberanía sobre la isla, a la que considera una provincia rebelde para cuya «reunificación» no ha descartado el uso de la fuerza.
El Departamento de Estado de Estados Unidos instó el sábado a China a actuar con «moderación» en sus maniobras militares alrededor de Taiwán, que se extendieron por dos jornadas y concluyeron la noche del viernes, y evite «provocaciones» que puedan erosionar sus relaciones con la isla, donde acaba de asumir la presidencia el progresista Lai Ching Te, considerado «separatista» por Pekín.
«Instamos firmemente a Pekín a que actúe con moderación. Utilizar una transición normal, rutinaria y democrática como excusa para provocaciones militares supone un riesgo de escalada y erosiona las normas de larga data que durante décadas han mantenido la paz», declaró el portavoz del Departamento de Estado de EE. UU., Matthew Miller, en un comunicado.
La declaración llega luego de que Taipéi detectara un total de 62 aviones de guerra y 27 buques chinos como parte de la segunda jornada de maniobras militares de China alrededor de Taiwán. Estados Unidos está «siguiendo de cerca las actividades de la RPC (República Popular China) y coordinando con aliados y socios nuestras preocupaciones compartidas», añade el comunicado.
En total, el Ministerio de Defensa Nacional (MDN) de Taiwán localizó 111 aviones de guerra ─de los cuales, 82 cruzaron la línea media del estrecho e ingresaron en el espacio aéreo taiwanés─ y 53 barcos de la Armada y la Guardia Costera china durante los dos días de maniobras, bautizadas como Joint Sword – 2024A («espada unida» en inglés) y en la que se simularon ataques con bombarderos contra la isla.
El Comando del Teatro Oriental de Operaciones del Ejército Popular de Liberación (EPL) chino lanzó esta operación el jueves por la mañana como «fuerte castigo» a los «actos separatistas relativos a la independencia» de la isla y en señal de advertencia «contra la interferencia y la provocación» por parte de fuerzas externas. Es la cuarta vez desde 2022 que China recurre a este tipo de maniobras para enviar señales.
El discurso de asunción del mando de Lai fue lo que desató la molestia de China, que considera a Taiwán una «provincia rebelde». El nuevo presidente taiwanés, elegido democráticamente, sostuvo que los dos orillas del Estrecho de Taiwán no están «subordinadas a la otra», lo que el régimen comunista consideró una declaración de que China y Taiwán son países separados.
Miller puntualizó en el comunicado estadounidense que estas operaciones generan una «profunda preocupación» para EE. UU. y hacen peligrar «la estabilidad» del también conocido como Estrecho de Formosa, lo que supone una amenaza crítica «para la seguridad y la prosperidad regional y global, y un asunto de inquietud internacional».
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