INTERNACIONAL

Lectura: 6 minutos
El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, fue investido este sábado por el Congreso para un segundo mandato consecutivo para el período 2024-2029, con la significativa presencia de autoridades de América y Europa.
Bukele triunfó en la reelección con un amplio respaldo popular y preocupación por la situación económica del país, que el mandatario prometió mejorar en este nuevo período.
«Sí, juro», respondió Bukele al líder de la Asamblea Legislativa, Ernesto Castro, quien le impuso la banda presidencial en el centenario Palacio Nacional, en un acto cerrado al público, transmitido por cadena nacional y en el que estuvieron presentes varios dirigentes y jefes de estado, entre ellos los presidentes de Argentina, Honduras, Costa Rica, Paraguay y Ecuador, además del primer ministro de Belice.
Bukele se convierte así en el primer presidente de la etapa democrática de El Salvador en ser reelegido para un segundo período consecutivo, tras décadas de dictadura militar y una guerra civil de 12 años (1980-1992). Diversos actores políticos y sociales de El Salvador han manifestado que no reconocen la legalidad ni la legitimidad del segundo mandato de Bukele por ser contrario a la Carta Magna.
Este expublicista de ascendencia palestina emprende este nuevo desafío tras pulverizar a la oposición con un 85 por ciento de votos en las elecciones de febrero, donde ganó casi la totalidad del Congreso (54 de 60 escaños). Asiduo en las redes sociales donde se ríe de quienes le llaman «dictador», tiene a su favor el resto de los poderes estatales, incluidos magistrados que le permitieron buscar la reelección pese a estar prohibida en la Constitución.
El presidente tendrá aún más poder porque los diputados aprobaron recientemente una reforma que le facilitará hacer cambios constitucionales, incluso, según analistas, habilitar la reelección indefinida. El gran logro de Bukele es haber presuntamente sanado al país del «cáncer» de las pandillas, a las que declaró la «guerra» y construyó una megacárcel: desde marzo de 2022, El Salvador vive bajo un estado de excepción que deja 80.000 detenidos sin orden judicial.
«Ahora, que ya arreglamos lo más urgente, que era la seguridad, vamos a enfocarnos de lleno en los problemas importantes, empezando por la economía», dijo Bukele en su discurso. «La sociedad salvadoreña sigue enferma, pero ya no tiene cáncer», apuntó, señalando que «el país ya se curó de las pandillas y ahora quiere curarse de la mala economía».
Este sábado (01.06.2024), Nayib Bukele arranca su segundo mandato como presidente de El Salvador tras ser reelegido con una aplastante victoria electoral. Sus éxitos en materia de seguridad dejaron «pulverizada» a la oposición. Sin embargo, la principal preocupación de los salvadoreños, según una encuesta poselectoral de la Universidad Centroamericana, ya no es la inseguridad, sino la economía, el desempleo y el alto costo de la vida. Curiosamente, el 42 % de los encuestados decía no saber qué es la democracia y sólo un 9, 6% la definía como «poder elegir gobernantes».
Para Alejandro Álvarez, director de la licenciatura de Economía en esa Universidad, cualquier análisis debe partir de que se trata de «un gobierno inconstitucional». «Inconstitucional y autoritario», remarca. «Nayib Bukele le va a pasar el bastón presidencial a Nayib Bukele» y eso, recuerda, está prohibido por la Constitución. Una Constitución, lamenta, cada vez más flexible.
Bukele se ha burlado de las críticas definiéndose a sí mismo como el «dictador más «cool» del mundo mundial» y hablando de «la primera vez que existe un sistema de partido único en democracia». El presidente salvadoreño se ha convertido en un maestro del marketing político. No en vano, abandonó los estudios de Derecho para empezar a trabajar a los 18 años en la agencia de publicidad de su padre, encargada de las campañas del FMLN. Esa fue su escuela.
Pero más allá de sus habilidades propagandísticas y comunicativas, este nuevo mandato se enfrenta a problemas complicados, sin una solución policial. Álvarez enumera: la pobreza, que se ha incrementado seis puntos en el último año hasta alcanzar al 24 % de la población; la deuda, que supera los 30.000 millones de dólares y que paga intereses cada vez más altos; o las dificultades del acceso a la vivienda, cada vez más cara.
Para el profesor de Economía, además, no está tan claro que la mejora en la situación de seguridad, con gran parte de las mafias pandilleras entre rejas, vaya a suponer más inversión extranjera para el país. «Las inversiones siguen siendo de las menores en la región, por debajo que incluso Nicaragua», recalca. Y es que las grandes inversiones contratan su seguridad privada, explica. Y, además, «estamos dolarizados y eso hace más caras las inversiones en El Salvador».
En 2001 El Salvador sustituyó el colón por el dólar estadounidense como moneda oficial. Veinte años después, el presidente Bukele convirtió, con gran revuelo, a El Salvador en el primer país del mundo en aceptar el Bitcoin como moneda de curso legal. Su impacto económico real, sin embargo, ha sido, según el profesor Alejandro Álvarez, nulo. Incluso ahora que vuelve a batir récords.
Antulio Rosales está de acuerdo: «en términos generales, ha sido un fracaso». Él es profesor asistente en la York University de Toronto, en Canadá, pero ha estudiado sobre el terreno la implantación del Bitcoin en El Salvador. Y la contrasta con los propios objetivos del gobierno al anunciar la medida: bancarizar a la población excluida, facilitar el envío de remesas al suprimir las comisiones y atraer inversiones extranjeras en sectores como el turismo o las nuevas tecnologías.
Otro artículo de interés: Voluminoso triunfo electoral de Bukele en El Salvador
