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El ministro de Relaciones Exteriores de Ucrania, Dmytro Kuleba, empieza este martes una visita a China para estudiar cómo el país asiático puede ayudar a acabar la guerra con Rusia, con quien Pekín ha estrechado relaciones desde el inicio del conflicto.
China se presenta como un actor neutral en el conflicto y subraya que no está enviando asistencia letal a ninguna de las dos partes a diferencia de Estados Unidos y otras naciones occidentales.
Sin embargo, su alianza «sin límites» con Rusia ha llevado a la OTAN a acusar a Pekín de ser un «facilitador decisivo» de la ofensiva de Moscú contra Ucrania, que el país comunista nunca ha condenado.
La visita de Kuleba, que se alargará hasta el viernes 26 julio, es su primera visita a China desde el estallido de la guerra en febrero de 2022.
Las autoridades ucranianas aseguran que el viaje se centrará en abordar «maneras de detener la agresión rusa» y «el posible papel de China en alcanzar una paz justa y sostenible».
China ha intentado perfilarse como mediador en la guerra y ha mandado en varias ocasiones a Europa a su enviado especial en asuntos eurasiáticos Li Hui.
El presidente chino, Xi Jinping, manifestó al primer ministro húngaro, Viktor Orbán, que las potencias mundiales tenían que ayudar a Rusia y Ucrania a reiniciar negociaciones.
China también publicó un documento en 2023 en el que pedía una «solución política» al conflicto, pero que recibió críticas occidentales por permitir a Rusia mantener parte del territorio ucraniano invadido.
Sin embargo, el país asiático fue una de las ausencias destacadas de la cumbre de paz celebrada en junio en Suiza, en la que Rusia no había sido invitada.
Alexander Gabuev, director del Carnegie Russia Eurasia Center, considera que Kiev usará esta semana para intentar «convencer a China de participar en una segunda cumbre de paz».
China se ha convertido en un apoyo político y económico crucial para una Rusia aislada por Occidente desde el inicio de la invasión.
Estados Unidos ha amenazado con sancionar a las instituciones financieras chinas vinculadas a la maquinaria de guerra de Rusia y tanto el país norteamericano como Europa acusaron a Pekín de vender a Moscú componentes y equipos necesarios para su producción armamentística.
Según Gabuev, Pekín puede aprovechar esta visita de Kuleba para obtener una compensación a cambio de acudir a la segunda cumbre de paz.
China podría «intentar sacar ventaja del interés ucraniano en una segunda cumbre de paz (…) para librarse de sanciones» de parte de los países occidentales, estimó.
El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, denunció que China se ha convertido en un «facilitador decisivo» de la guerra de Rusia contra Ucrania y que tiene una «asociación sin límites» y un fuerte apoyo a la base industrial de defensa de Rusia.
«Estamos de acuerdo en que China no puede seguir alimentando el conflicto militar más grande de Europa sin que esto afecte los intereses de Pekín», apuntó en una conferencia de prensa en el marco de la cumbre que concluye este jueves en Washington.
Stoltenberg mencionó que las maniobras que el Ejército chino comenzó a realizar esta semana junto con el bielorruso en Brest, al suroeste del país, cerca de la frontera con Polonia (miembro de la OTAN) son «parte de un patrón» que «confirma cómo los regímenes autoritarios se están alineando cada vez más y también cómo China se está acercando a la OTAN» en Europa, África, el Ártico «y otros lugares».
«Necesitamos recordar de qué tipo de regímenes estamos hablando, de máquinas tiranas. China está oprimiendo a su propio pueblo, tomando medidas enérgicas contra las voces democráticas en Hong Kong, teniendo un comportamiento más asertivo en el mar de la China Meridional, amenazando a sus vecinos y amenazando a Taiwán», denunció.
Además, el gigante asiático está llevando a cabo «una enorme concentración militar sin transparencia» e «invirtiendo fuertemente en nuevos misiles modernos, armas nucleares».
Por todo esto, señaló el noruego, hace «que sea aún más importante» que la OTAN trabaje con los socios del Indo Pacífico, como ha sucedido en esta cumbre, en nuevos proyectos en temas como la ciberseguridad, la inteligencia artificial y el apoyo a Ucrania.
La OTAN, nacida hace 75 años para aportar seguridad al área noratlántica en un contexto de guerra fría con la Unión Soviética, lleva años fortaleciendo su cooperación con Australia, Japón, Nueva Zelanda y Corea del Sur, conocidos como el grupo IP4, pero esa relación se ha intensificado y sus líderes participaron de manera importante en una cumbre por tercer año consecutivo con el trasfondo de una China cada vez más poderosa militarmente.
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