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El líder de Hizbulá, Hasán Nasrallah, advirtió este jueves que es «inevitable» una respuesta al bombardeo israelí que mató a su comandante militar cerca de la capital de Líbano el martes, a lo que se sumó el ataque en Irán que abatió al líder de Hamás.
«El enemigo, y los que están detrás del enemigo, deben atenerse a que sea inevitable una respuesta nuestra», dijo Nasrallah en un discurso durante el funeral de Fuad Shukr, comandante militar de este movimiento chiita que murió en un bombardeo en un suburbio de Beirut.
«Israel no sabe las líneas rojas que cruzó», agregó Nasrallah, en referencia al bombardeo el miércoles en Teherán, en el que murió el líder político del movimiento terrorista palestino Hamás, Ismail Haniyeh, una acción que fue atribuida a Israel.
Hizbulá abrió un frente contra Israel, que califica de «frente de apoyo» a su aliado Hamás, tras el ataque del grupo islamista en el sur de Israel el 7 de octubre, el cual desencadenó el conflicto en Gaza.
Hizbulá amenazó anteriormente con golpear el territorio israelí en profundidad en caso de ataque contra el suburbio del sur de Beirut.
El ejército israelí responsabiliza a Fuad Shukr de la muerte el pasado sábado de 12 menores en un ataque con cohetes en una zona del territorio anexionado de los Altos del Golán. Hizbulá niega estar implicado.
El ataque aéreo que mató al líder político del grupo terrorista Hamás, Ismail Haniyeh, fue recibido con juramentos de venganza por parte de los dirigentes iraníes, incluido el ayatolá Alí Jamenei, quien culpó al «régimen sionista criminal y terrorista» de Israel del «amargo y trágico suceso».
Jameinei agregó que, al matar a Haniyeh, Israel ha «preparado el terreno para un castigo severo, por lo que creemos que es nuestro deber vengarnos». Hasta ahora, Israel no ha asumido la responsabilidad del ataque.
Haniyeh estaba en Irán en una visita oficial de alto nivel para reafirmar el apoyo de Teherán a Hamás en la guerra contra Israel. Tras hablar con Jameinei y asistir a la investidura del nuevo presidente iraní, Masoud Pezeshkian, Haniyeh fue trasladado a una residencia de alta seguridad al norte de Teherán, donde fue asesinado, aparentemente, durante un ataque militar quirúrgico.
Más que enojo, en las redes sociales iraníes había burlas hacia el sistema de seguridad del país por no haber impedido el atentado, horas después de que Israel atacara en Beirut al alto comandante de Hizbulá, Fouad Shukur.
«En el corazón de Teherán, ante las narices de decenas de instituciones y miles de agentes de seguridad, en el día más importante del gobierno, el invitado más importante ha sido asesinado», escribió Mehdi Mahmoudian, defensor de los derechos humanos y periodista político.
Tanto Hamás como Hizbulá son considerados grupos terroristas por Estados Unidos, Alemania y otros países. Ambos cuentan con el respaldo de Irán, aunque la milicia chiita Hizbulá es considerada una socia más valiosa que Hamás.
El ataque puso a Irán bajo gran presión de responder a Israel, a quien responsabiliza de los ataques: «Si Teherán no responde ahora, será objeto de burlas por parte de los iraníes, mientras que ningún otro invitado del Eje de la Resistencia (Hizbulá o Hamás) volvería a venir a Teherán», escribió la periodista afín al régimen Fereshteh SadeghI.
No obstante, más allá del anuncio de represalias, no está claro cómo será la respuesta. La región ya está al borde del abismo por la guerra entre Israel y Hamás en la Franja de Gaza. Y aunque Irán está dispuesto a apoyar a Hamás, Hizbulá y los rebeldes hutíes para acciones limitadas contra Israel y Occidente, ha evitado una guerra a gran escala.
Un ataque directo contra Israel podría suponer la intervención de EE. UU., algo que podría amenazar la supervivencia del régimen islámico. En su lugar, Irán atacaría a funcionarios israelíes o usaría a representantes regionales para atacar objetivos en Israel.
La única forma de evitar una guerra regional es que EE. UU. reafirme «su férreo compromiso con la seguridad de Israel, mostrando su músculo militar en la región» y «creando una disuasión real para Irán», dice a DW el analista Damon Golriz.
Incluso aún sin conflicto directo entre EE. UU. e Irán, la población iraní cuestionaría al régimen por una posible escalada militar.
La periodista británico-iraní Shahran Tabari afirmó que los iraníes de a pie «no sienten enemistad por el pueblo de Israel o Palestina» y no están dispuestos a apoyar a organizaciones como Hamás y Hizbulá.
Finalmente, el último atentado con bomba en Teherán coloca a los líderes iraníes ante un dilema particularmente riesgoso. Si su afirmación de que Israel está detrás del ataque resulta ser correcta, el ataque en Teherán también envía un mensaje de que Israel es capaz de atacar a cualquier líder iraní, dondequiera que esté. Esto podría hacer reflexionar a los iraníes a la hora de planificar un ataque a gran escala, pero es también es muy probable que los funcionarios iraníes decidan que una respuesta severa servirá como disuasión y los protegerá de ataques similares en el futuro.
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