INTERNACIONAL

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El lanzamiento de drones y más de una treintena de cohetes por parte de la milicia chií Hizbulá dejó este martes al menos 19 heridos en el norte de Israel, en pleno pico de las tensiones regionales y a la espera de un ataque conjunto de Irán y el grupo libanés contra el Estado hebreo.
«Se han identificado aproximadamente 20 proyectiles cruzando desde el Líbano» hacia los Altos del Golán ─ocupados por Israel─, indicó el último comunicado del Ejército israelí enviado esta noche, según el cual todos cayeron en zonas abiertas sin que se hayan registrado heridos.
Poco después, otra andanada de 10 cohetes se dirigió hacia la Galilea, en el norte del país, y según el comunicado castrense fueron en su mayoría interceptados o cayeron también en espacios abiertos, provocando incendios que los equipos de bomberos aún tratan de extinguir.
A estos ataques se suma el lanzamiento de numerosos drones a lo largo de toda la jornada, que hirieron a 19 personas ─un hombre en estado crítico, una mujer en condición moderada y 17 leves─ que fueron trasladados al Centro Médico Galilea de la ciudad costera de Nahariya, a unos 10 kilómetros de la divisoria con el Líbano, según el diario local Times of Israel.
El herido crítico y la mujer con condición moderada, ambos de 30 unos, fueron víctimas de la caída de un interceptor israelí que erró en su trayectoria e impactó en la localidad árabe de Maazra, cerca de Nahariya, desperdigando metralla que hirió a otras cinco personas más.
Uno de los drones de la milicia pro iraní de ellos impactó en las proximidades del campamento militar de Shraga, al sur de la ciudad, hiriendo de forma leve a seis soldados, algunos de ellos en los oídos por el sonido de la explosión, según un comunicado castrense.
«Antes hoy, las fuerzas armadas identificaron una célula terrorista entrando a un almacén de armas de Hizbulá y estructura militar en el área de Kfar Kila», apuntó el Ejército, asegurando que se trataba de los milicianos que atacaron este martes por la mañana Misgav Am ─colindante con la divisoria─.
Tras identificarlos, las fuerzas armadas atacaron dicha posición, y llevaron a cabo además dos ataques contra estructuras del grupo chií en Ayta ash Shab y una lanzadera de misiles en Abou Chach.
Después que varios países pidieran a sus ciudadanos que abandonaran urgentemente Líbano, utilizando «cualquier billete disponible» ─en palabras de la embajada estadounidense en Beirut─-, el tráfico y las aglomeraciones crecieron en el aeropuerto internacional Rafic Hariri. Este es el único aeropuerto comercial operativo del país, situado en los suburbios del sur de la capital del país, Beirut.
Suecia, Reino Unido, Alemania, Francia, Jordania y Arabia Saudí emitieron comunicados similares en los que pedían a sus ciudadanos que abandonaran el Líbano, ante el temor de que las crecientes tensiones entre Israel e Irán desembocaran en una guerra más amplia que afectara esa zona.
La confusión y el nerviosismo entre los pasajeros coincidió con la suspensión de los vuelos hacia y desde Beirut por parte de varias compañías aéreas, entre ellas la alemana Lufthansa, Air France y la aerolínea de bajo coste Transavia. Kuwait Airlines también interrumpió sus vuelos y Qatar Airways suspendió sus conexiones nocturnas con Beirut.
Muchas de las personas varadas en el aeropuerto publicaron fotos y vídeos en las redes sociales, como Sirine Hakim. «Se suponía que iba a salir ayer, pero mi vuelo fue aplazado», dijo a la agencia de noticias Afp. La joven, de 22 años, había pasado tres semanas en el Líbano visitando a su familia, pero debía marcharse por motivos de trabajo.
Aunque el fuego de cohetes no han cesado en el sur de Líbano, en la frontera con Israel, su impacto en la afluencia tradicional de veraneantes a Beirut parece haber sido mínimo, ya que decenas de miles de libaneses que trabajan o estudian en el extranjero no han dejado de visitar su país.
Líbano cuenta con una gran diáspora. En el país viven unos 5 millones de personas, y en el extranjero hasta 14 millones de libaneses. Muchos de ellos regresan a Líbano con regularidad y parece que este año también ha sido así.
La Autoridad de Aviación Civil libanesa dice haber contabilizado 400.000 llegadas en junio de este año, con 80 a 90 aviones aterrizando en Beirut diariamente. En el mismo mes del año pasado habían llegado unas 426.000 personas.
La mayoría de los llegados este año eran libaneses que viven en el extranjero, señalaron las autoridades aeroportuarias.
Por otro lado, lo más afectado ha sido el sector turístico. Las llegadas procedentes de Europa y Norteamérica cayeron en torno a un 17 por ciento y un 15 por ciento respectivamente, según las estadísticas recogidas en marzo de este año.
A pesar del caos y la confusión reinantes esta semana en el aeropuerto de Beirut, éste ha seguido funcionando con normalidad, dice a DW Mazen Sammak, director de la Asociación de Pilotos Privados del Líbano. El aeropuerto estaba abarrotado, indica, pero eso fue debido probablemente a las numerosas embajadas que simultáneamente dijeron a sus ciudadanos que abandonaran el país.
«Estas embajadas fueron claras sobre la necesidad de abandonar Beirut en el primer vuelo, lo que provocó el pánico, ya que los ciudadanos extranjeros se apresuraron a retornar lo más rápido posible», explica Sammak. «La crisis empeoró cuando algunas aerolíneas suspendieron sus vuelos a Beirut. Esto provocó un aumento de la demanda de billetes para los vuelos que aún operaban, lo que hizo subir los precios», agrega.
Hasta ahora, la congestión y la cancelación de vuelos en Beirut no han repercutido en el tráfico aéreo de los países vecinos. Sin embargo, si la situación continúa, eso podría cambiar.
«Si el espacio aéreo en el Líbano se cierra durante un breve período, eso no afecta al tráfico aéreo en los aeropuertos egipcios y, hasta ahora, el tráfico hacia nuestros aeropuertos no ha aumentado», afirma Khaled Wassel, director de operaciones en tierra en El Cairo de Corendon Airlines, un operador de aviación turco.
Pero no fue así en abril, cuando los aeropuertos de Jordania, Líbano e Irak cerraron debido a un ataque iraní con drones y misiles en Israel. El ataque fue una represalia de Irán por un misil israelí que alcanzó el complejo de la embajada iraní en Damasco (Siria), matando a un alto mando militar iraní.
«En aquel momento, Egipto no cerró su espacio aéreo, por lo que se produjo un aumento significativo del tráfico aéreo aquí», explica Wassel.
No obstante, este conflicto podría suponer un desastre para el sector de la aviación en la región, advierte Zuhair Khashman, director general de Jordan Aviation, una compañía aérea privada.
«El cierre del espacio aéreo y el desvío de vuelos y rutas de viaje: todo esto podría provocar un desastre económico para las compañías aéreas, sobre todo teniendo en cuenta que muchas aún se están recuperando de la pandemia del COVID-19», explica.
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