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El expresidente estadounidense y candidato republicano, Donald Trump, (2017-2021) celebró este miércoles con una seguridad reforzada su primer mitin al aire libre desde su intento de asesinato del pasado julio. El escenario elegido fue la ciudad de Asheboro, concretamente el Museo de la Aviación del estado clave de Carolina del Norte, donde Trump estuvo protegido por láminas de cristales antibalas.
Se colocaron contenedores de almacenamiento alrededor del perímetro para crear obstáculos adicionales y bloquear las líneas de visión. Se colocaron francotiradores en los tejados, donde había aviones viejos detrás del podio y una gran bandera estadounidense colgaba de grúas. Pese a las medidas extra de seguridad, en un momento de su intervención abandonó levemente ese espacio protegido para ir a abrazar a una mujer del público que se había sentido indispuesta.
El acto estuvo centrado en la seguridad nacional y lo aprovechó para alegar que Estados Unidos era más fuerte bajo su mandato y para subrayar que guerras como la de Ucrania no habrían sucedido de seguir él en el poder: «Mi actitud nos mantenía fuera de las guerras. Yo paraba guerras con llamadas de teléfono», dijo.
Trump repitió su denuncia de que el actual presidente, Joe Biden, y la vicepresidenta, Kamala Harris, están llevando a Estados Unidos «al precipicio de la III Guerra Mundial». Él, según afirmó, devolverá la paz al mundo. El exmandatario también incidió en la promesa de erigir en Estados Unidos una Cúpula de Hierro como la israelí. «Ayudamos a Israel y otros países. (El expresidente) Ronald Reagan la quiso hace muchos años. Tenía razón, pero entonces no teníamos la tecnología adecuada. Hoy contamos con una tecnología increíble. Otros países la tienen y este país debería tenerla», sostuvo.
El magnate neoyorquino, de 78 años, resultó herido en una oreja el pasado 13 de julio después de que un joven le disparara en un mitin en Butler (Pensilvania). El agresor se encontraba en un tejado de un edificio situado fuera del recinto en el que se celebraba el acto político y, antes de ser abatido por las fuerzas del orden, mató a una persona del público e hirió a otras dos. La directora del Servicio Secreto dimitió por los errores cometidos.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, se despidió la noche del lunes con un emotivo discurso y tras una extensa ovación en la Convención Nacional Demócrata en Chicago. Allí cedió la batuta electoral a su vicepresidenta, Kamala Harris, para competir por la Casa Blanca.
«Estados Unidos, les di lo mejor de mí», dijo el mandatario de 81 años, citando la canción «American Anthem», de Gene Scheer. «Cometí muchos errores en mi carrera, pero les dí lo mejor de mí», insistió.
«Me dijeron que era muy joven para estar en el Senado por no tener 30 años, y muy viejo para seguir como presidente», relató, arrancando risas de la audiencia. «Pero espero que sepan lo agradecido que estoy con todos ustedes», completó.
El mandatario fue recibido a gritos de «¡Amamos a Joe!» y «¡Gracias, Joe!» por miles de simpatizantes de pie.
A pesar de los momentos nostálgicos con los que capituló medio siglo en la escena política, el discurso de una hora de Biden fue esencialmente enérgico, enfocado en la lucha que Harris y el partido tienen por delante contra el expresidente republicano Donald Trump en los comicios de noviembre.
El mandatario atacó directamente a Trump e instó a los votantes a elegir para la Casa Blanca a «una fiscal en lugar de a un delincuente convicto». «La democracia prevaleció, y ahora la democracia tiene que ser preservada», dijo Biden.
Presentado por su hija Ashley, Biden apareció de traje y corbata azul. Se lo vio por segundos secando algunas lágrimas, al igual que Harris, quien antes había aparecido en escena brevemente para dar inicio a la cita agradeciendo al mandatario, a quien calificó de «increíble».
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