Presión de izquierda a Macron por nuevo gobierno

INTERNACIONAL

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Presidente de Francia, Emmanuel Macron / Foto: IAEA Imagebank

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El presidente francés Emmanuel Macron recibió este viernes a los líderes de la coalición de izquierda Nuevo Frente Popular (NFP), en la primera de sus consultas políticas para nombrar un nuevo gobierno, casi dos meses después de las elecciones legislativas.

Los líderes del NFP, formado por socialistas, comunistas, ecologistas y el partido de izquierda radical La Francia Insumisa (LFI), llegaron al Palacio del Elíseo, sede de la presidencia francesa en París, junto a su candidata a primera ministra Lucie Castets.

La coalición pide a Macron que les encargue formar gobierno como primer bloque surgido de las elecciones legislativas del 30 de junio y el 7 de julio, pero con 193 de los 577 diputados de la Asamblea (cámara baja) están lejos de la mayoría absoluta de 289.

A diferencia de los países de su entorno, donde el poder de los jefes de Estado es más bien protocolario, Francia cuenta con un régimen semipresidencial desde 1958 y Macron, cuyo mandato termina en 2027, comparte el poder ejecutivo con el gobierno.

También le corresponde al mandatario nombrar al primer ministro, pero Macron ha rechazado hasta ahora designar a Castets al considerar que no tiene una mayoría suficiente, por lo que podría caer rápidamente en una moción de censura.

No ha salido tan mal como temían el presidente francés Emmanuel Macron y sus partidarios, pero sí bastante mal. Tras la primera vuelta de las elecciones a la Asamblea Nacional, el partido de derecha nacionalista Agrupación Nacional (RN, por sus siglas en francés), de Marine Le Pen, se ha convertido en el más fuerte, con alrededor del 33 por ciento de los votos.

Le sigue la alianza Nuevo Frente Popular, en parte muy a la izquierda, con cerca del 28 por ciento. Los liberales de Macron ocupan el tercer puesto, claramente rezagados, con cerca del 20 por ciento.

Ahora, todo depende de la decisiva segunda vuelta del 7 de julio. Los principales representantes de la izquierda y del bloque de centro de Macron han anunciado que retirarán a sus candidatos en los distritos en los que otro candidato tendría más posibilidades de vencer a la extrema derecha.

Por tanto, no es seguro que la RN logre la mayoría absoluta. Sin embargo, es poco probable que este tipo de medidas funcionen en todas partes. Una cosa ya es segura: Agrupación Nacional (RN) ha dejado de ser un fenómeno extraño y se ha convertido en elegible para amplios sectores de la población.

No sólo el Gobierno francés tiene inquietudes. «Estoy preocupado por las elecciones en Francia», dijo el canciller alemán Olaf Scholz, en entrevista con la cadena alemana ARD, antes de las elecciones. Espera «que partidos que no sean Le Pen» tengan éxito.

Otros políticos alemanes expresan ahora abiertamente lo que probablemente esté pensando Scholz: acusan a Macron de haber cometido un grave error al convocar nuevas elecciones a la Asamblea Nacional francesa tras la dura derrota de su partido en las elecciones europeas. La RN ya se había convertido en el partido más fuerte en las elecciones europeas a principios de junio.

En cualquier caso, Macron seguirá siendo presidente, ya que el jefe del Estado es elegido por el pueblo con independencia del Parlamento, y ha descartado dimitir. Pero es probable que su margen de maniobra se vea muy limitado en el futuro: Macron podría tener que trabajar con el joven líder del partido RN, Jordan Bardella, como primer ministro.

¿Qué significa esto para las relaciones franco-alemanas? Poco antes de las elecciones, el líder del partido RN, Bardella, dijo que como jefe de Gobierno no cambiaría nada en las relaciones con Berlín, por el momento.

Pero Ronja Kempin, experta en Francia del Instituto de Asuntos Internacionales y de Seguridad de Berlín, cree que esto sólo pretende tranquilizar. La RN siempre ha sido «muy crítica con Alemania, a veces casi hostil con Alemania, acusando a Macron de haber vendido los intereses franceses a Alemania y de querer revertir esto en cuanto tengan una opción de poder».

Hasta hace poco, el programa de la RN seguía afirmando que había que poner fin a los proyectos franco-alemanes de un avión de combate y de un carro de combate conjunto. Pero Bardella ha declarado ahora que Francia quiere cumplir sus compromisos internacionales, algo que podría referirse también a estos dos proyectos militares.

Marc Ringel, director del Instituto Franco-Alemán de Ludwigsburg, en el estado federado alemán de Baden-Wurtemberg, también ve complicaciones para la relación bilateral, en caso de un Gobierno de RN. Esto plantearía una cuestión muy práctica para el Gobierno alemán: «¿Con quién habría que hablar ya que no hay contacto con la RN? Luego, por supuesto, está la cuestión de si el nuevo Gobierno francés cumplirá los acuerdos bilaterales. Políticamente, habría mucha incertidumbre».

Entre los puntos del programa electoral de la RN que serían una fuente de conflicto con la UE y Berlín se cuentan: la reducción de la contribución de Francia a la UE, la salida del mercado de la electricidad de la UE, la retirada del pacto migratorio o incluso una restricción de la libertad de viajar para los extranjeros no comunitarios, aunque, por supuesto, no está claro hasta qué punto se aplicarían realmente esos planes. Además, podría reducirse el apoyo francés a Ucrania.

Para el líder del partido RN, Jordan Bardella, sin embargo, un Gobierno bajo su liderazgo sólo sería un objetivo provisional. En las elecciones presidenciales de 2027, a las que Macron ya no podrá presentarse, Marine Le Pen debería volver a presentarse ─sería su cuarta vez─ y convertirse entonces en presidenta.

Si lo consigue, «tendríamos, sin duda, una Europa muy diferente», cree Ronja Kempin.

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