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El Banco Central Europeo (BCE) ha bajado este jueves (12.09.2024) el tipo de interés de referencia en un cuarto de punto (0,25), hasta el 3,5 %, en su segundo recorte del año y llega en un contexto de moderación de la inflación y ralentización de la actividad económica a corto plazo.
Asimismo, ha rebajado una décima el crecimiento previsto para 2025 y 2026, años en los que se esperan avances del 1,3 % y del 1,5 %, respectivamente, según ha informado la entidad en un comunicado este jueves.
Las previsiones de inflación se mantienen igual que en junio, en el 2,5 % para 2024, el 2,2 % para 2025 y el 1,9 % para 2026, con lo que hasta 2026 no se alcanzará el objetivo de estabilidad de precios del 2 % que guía la política de la entidad.
El BCE explica que la inflación está evolucionando conforme a lo esperado, con la previsión de que vuelva a aumentar en el tramo final de este año por el efecto de comparar con el acusado descenso de los precios de la energía que se produjo un año antes.
No obstante, el BCE ha revisado una décima al alza las proyecciones de inflación subyacente (sin energía ni alimentos frescos) para este año y el próximo, con lo que se situará en el 2,9 % en 2024 y en el 2,3 % en 2025, mientras que se mantiene sin cambios en el 2 % para 2026.
Esta actualización al alza se explica por la resistencia a bajar de la inflación de servicios, a pesar de lo cual los expertos del BCE siguen esperando un rápido descenso de la inflación subyacente.
En el marco de una conferencia sobre el Banco Central Europeo (BCE), en Fráncfort del Meno, la jefa del instituto bancario, Christine Lagarde, se esforzó en aclarar las dudas del público. Si bien admitió que el desarrollo de los tipos de interés es incierto, también aseguró que el sistema bancario europeo es estable y seguro.
Lagarde parecía repetir la misma fórmula que su colega Jerome Powell, jefe del banco central estadounidense Fed, usó la noche anterior al otro lado del Atlántico: «El sistema bancario estadounidense es sólido y resistente». Sin embargo, tras la quiebra de los bancos Silicon Valley Bank y Signature Bank, nadie puede predecir los siguientes acontecimientos.
No es casualidad que los máximos guardianes del euro y del dólar hayan hecho estas declaraciones. Y es que los bancos emisores son la causa de la actual incertidumbre.
Como consecuencia de las fuertes y decididas subidas en los tipos de interés, en el año pasado, cayó la cotización de los préstamos en los balances bancarios. Quien, actualmente, no requiere de liquidez, simplemente puede esperarse y convertir los empréstitos en dinero en la fecha de vencimiento.
No obstante, si de repente un gran número de clientes quiere que se les devuelvan los depósitos, como sucedió en el caso del Silicon Valley Bank, esto representa un problema para algunos bancos.
Por otro lado, una subida de los tipos de interés también puede tener efectos deseados. Los intereses altos encarecen los créditos y reducen su demanda. Así, también disminuyen los gastos y las inversiones. Y esa es precisamente la meta, ya que los bancos emisores quieren controlar la inflación. Los intereses son su principal herramienta para reducir la cantidad de dinero y rebajar la presión ejercida sobre el precio.
Christine Lagarde explicó que las inversiones en empresas y construcción de viviendas cayeron notablemente en los últimos tres trimestres, como consecuencia de la repentina subida de los tipos, tras años de una política de tipos de interés cero.
La jefa del BCE dijo que, en los próximos meses, se observará con atención el efecto de la subida de los tipos de interés en la economía real.
Por otro lado, indicó, también hay señales de que, a raíz de la inseguridad en el sector bancario, las condiciones crediticias se están volviendo más rigurosas. En ese caso, los tipos de interés no necesariamente seguirían aumentando.
Según Lagarde, el BCE tiene una estrategia sólida que se rige por datos, sin comprometer la principal meta: alcanzar la estabilidad de los precios o una inflación de alrededor de un dos por ciento.
A ambos lados del Atlántico, los bancos centrales navegan en aguas inciertas: por un lado, se ven amenazados por una alta inflación. Por otro, se ven amenazados por los problemas en el sector bancario y las consecuencias económicas de las subidas de los tipos de interés.
En el pasado reciente, los institutos bancarios habían anunciado las próximas subidas para reducir las expectativas de inflación. A partir de ahora, sus decisiones se basarán en datos e información para contar con un mayor margen de maniobra.
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