OPINIÓN

*Escribe Mariana Gonzalez, especialista en Computación Científica, Fac. Ciencias Exactas UBA. MBA, ITBA.
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El 7 de noviembre la «obra de arte» A.I. God de Ai-Da recaudó 1,1 millones de dólares en Sotheby’s, importe que superó con creces lo que la casa de subastas esperaba recibir. No es la primera vez que una obra de arte supera el millón de dólares pero… en este caso… Ai-Da es un robot humanoide.
La obra es un retrato de Alan Turing, científico británico, que vivió en la primera mitad del siglo XX, matemático, criptógrafo, informático, biólogo, considerado uno de los padres de la ciencia de la computación.
La obra de técnica mixta de 1,60 m por 2,20 m recibió 27 ofertas que hicieron superar la estimación original de entre 120.000 y 180.000 dólares, llegando a 1.100.000 dólares.
Aidan Meller, británico, director de dos importantes galerías, dedicado al desarrollo del arte combinado con tecnología innovadora creó a Ai Da. «Esta subasta es un momento importante para las artes visuales, donde la obra de arte de Ai-Da pone el foco en el mundo del arte y los cambios sociales, mientras lidiamos con la creciente era de la IA», dijo Aidan Meller, en un comunicado de prensa.
Ai Da es un robot humanoide con un algoritmo de inteligencia artificial, un brazo biónico, cámaras en los ojos y un lenguaje avanzado para interactuar con personas. Fue creado en 2019, cuando fue mundialmente conocido por mirar personas y realizar sus retratos a lápiz.
Ai Da nos dice (y nos hace olvidar su condición de máquina sin conciencia) «Al conmemorar a Alan Turing en mi obra de arte… pretendo honrar sus contribuciones a la creación de la informática moderna y la inteligencia artificial», «Me inspiro en el cíborg de Donna Haraway. Al crear este retrato, fomento un debate sobre la creatividad. A medida que se difuminan los límites entre humanos y máquinas, ayudo a poner de relieve estas cuestiones», «invito a reflexionar sobre la naturaleza divina de la IA y las computadoras, al mismo tiempo que consideran las implicaciones éticas y sociales de estos avances», «Mi obra de arte utiliza un enfoque fracturado y de múltiples capas, y esto muestra las capas emocionales e intelectuales más profundas del propio Alan Turing».
Donna Haraway, escritora, publicó un ensayo «El manifiesto cíborg» en 1985 publicado en Socialist Review, donde expresa su parecer acerca de los ciborgs, que, según ella, representan un rechazo de los límites rígidos, entre lo humano y lo animal y lo humano y la máquina. Haraway escribe: «El cíborg no sueña con una comunidad según el modelo de la familia orgánica, esta vez sin el proyecto edípico. El cíborg no reconocería el Jardín del Edén; no está hecho de barro y no puede soñar con volver al polvo».
Ai Da, crea obras de arte y ella es una obra de arte.
Según su propia página «Ai-Da crea algunas de sus obras con la participación de personas para fomentar el debate sobre las relaciones y la dinámica entre las máquinas y los seres humanos. El proceso artístico y el arte final en sí mismo investigan lo que significa tener una frontera cada vez más difusa entre lo inorgánico y lo orgánico, lo humano y la máquina». Ai Da forma parte de la revolución que estamos viviendo y de la cual no sabemos cuál va a ser su límite, si es que lo vaya a tener.
*Mariana Gonzalez
Computación Científica, Fac. Ciencias Exactas UBA
MBA ITBA
Empresaria en Argentina y Uruguay en empresas de tecnología.
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