INTERNACIONAL

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China afirmó el domingo (02.02.2025) que se «opone firmemente» a las nuevas tarifas impuestas por el presidente estadounidense, Donald Trump, y prometió tomar las «contramedidas correspondientes para salvaguardar decididamente nuestros derechos e intereses».
«China está profundamente insatisfecha y se opone firmemente» a los aranceles, indicó el Ministerio de Comercio Exterior de Pekín en un comunicado.
Trump anunció el sábado la imposición de aranceles de 10% encima de los gravámenes existentes.
El ministerio chino calificó las medidas estadounidense como «prácticas erróneas» y adelantó que presentaría un reclamo contra Washington en la Organización Mundial del Comercio (OMC) por considerar que la imposición de aranceles unilaterales «viola seriamente» las reglas de este organismo.
«China espera que Estados Unidos observe y enfrente de manera objetiva y racional sus propios problemas, como el del fentanilo, en lugar de amenazar todo el tiempo a otros países con aranceles», agregó el ministerio encargado del comercio exterior.
En tanto, el Ministerio de Relaciones Exteriores chino advirtió el domingo que en las guerras comerciales «no hay ganadores» y que los nuevos impuestos al intercambio «inevitablemente afectarán y dañarán la futura cooperación bilateral y control de drogas».
La Casa Blanca no solo acusó este sábado a China de pasividad en el tráfico de drogas hacia los Estados Unidos sino que fue más lejos y dijo que el país asiático «sostiene activamente y expande el negocio de envenenar a nuestros ciudadanos».
La acusación aparece en la orden ejecutiva específica firmada hoy por el presidente Donald Trump para imponer aranceles del 10 % a todos los productos chinos a partir de la madrugada del próximo martes.
En otras ocasiones, Trump ha aludido al déficit comercial con el país asiático (367.000 millones de dólares en 2022) para justificar los aranceles, pero la orden ejecutiva se centra exclusivamente en su responsabilidad en el tráfico de fentanilo y de otras drogas ilícitas «que amenazan nuestro tejido social».
Acusa al Partido Comunista Chino (partido único) de «subvencionar e incentivar a las compañías químicas chinas para que exporten fentanilo y precursores químicos usados para producir opioides sintéticos vendidos ilegalmente en Estados Unidos».
Añade que China «da apoyo y refugio a las organizaciones transnacionales del crimen» de origen chino que lavan en el país sus ingresos por la producción, envío y venta de estos opiodes.
En el interior de China, la gente se aferra a su dinero, mientras que la crisis inmobiliaria, que lleva años latente, no solo ha empobrecido a muchos, sino que también los ha inquietado profundamente. A pesar de ello, la segunda economía mundial sigue progresando en muchos ámbitos, especialmente en el de las exportaciones.
Por su parte, tras regresar a la Casa Blanca, Donald Trump rebosa confianza en sí mismo y el mundo está expectante por ver hasta qué punto será radical en su política de aranceles punitivos.
Los datos económicos oficiales chinos para 2024 podrían avivar aún más la ira de Trump contra Pekín, ya que suponen la constatación de que se ha alcanzado el crecimiento económico del cinco por ciento fijado como objetivo por la dirección del Estado y del partido.
Volker Baur, analista de divisas del Commerzbank, lleva muchos años analizando la economía china. «Definitivamente, es para sonreir al mirar los datos por la mañana cuando salen. Uno pensaba de antemano que nunca volverían a conseguirlo. Y entonces, como por arte de magia, las cifras de crecimiento son exactamente las que se querían alcanzar a principios de año».
Según Thomas Gitzel, economista jefe de VP Bank, la cifra de crecimiento es mejor de lo que la mayoría de los chinos parece percibir. Para Gitzel, la crisis inmobiliaria aún se deja sentir, hay inquietud en los hogares y la economía china se enfrenta a dificultades estructurales, como un gran exceso de capacidad que se exporta al extranjero.
Las cifras hablan por sí solas. Sólo las exportaciones contribuyeron en un 1,5 por ciento al crecimiento chino. «Esto significa que la demanda interna, es decir, lo que se consumió o invirtió en la propia China, sólo creció un 3,5 por ciento en comparación con el año anterior» (2023), explica, por su parte, Volker Baur, en entrevista con DW.
Con la excepción de los años de la pandemia, se trata de la cifra más débil en décadas. «La demanda externa representa por sí sola el 30 por ciento del crecimiento. La última vez que el crecimiento de China dependió tanto de las exportaciones fue en los años 90», subraya Baur.
Jacob Gunter, del centro de pensamiento Mercator Institute for China Studies (MERICS), también considera un problema el desequilibrio de la economía del gigante asiático. «En 2024, el superávit comercial de China volvió a batir récords, mientras que el crecimiento del consumo interno volvió a ser débil, la rentabilidad de las empresas siguió disminuyendo y las medidas de estímulo adoptadas por Pekín volvieron a centrarse en la producción, en lugar de impulsar el consumo», resume Gunter.
Como los ingresos familiares en China tienden a ser bajos en relación con la producción económica, la gente está guardando su dinero.
Pekín está pagando un alto precio por su auge exportador. Las exportaciones de productos siderúrgicos aumentaron un 20 por ciento en 2024, pero los precios de exportación llevan dos años en negativo.
El panorama es similar para las exportaciones de automóviles: en 2024 se enviaron un 24 por ciento más de autos a todo el mundo, pero con precios de exportación a la baja. Según Baur, alrededor de una cuarta parte de los fabricantes chinos de automóviles registra pérdidas.
Desde China, llegan de forma reiterada informaciones de que los empleados no cobran sus salarios durante meses y tienen que vivir de sus ahorros. Es difícil verificar con qué frecuencia no se pagan los sueldos. Pero, en general, la gente gana menos.
Una encuesta sobre los salarios iniciales en las empresas de la nueva economía parece confirmar esta tendencia a la baja. Según la interpretación china, la nueva economía comprende las industrias de crecimiento dinámico del país con un elevado gasto en investigación, sobre todo del sector tecnológico.
«Y aquí, los salarios iniciales parecen haber caído un 8 por ciento interanual en los últimos meses», afirma Baur. «Si los salarios iniciales están cayendo incluso en industrias tan dinámicas, que son el centro de atención de los responsables políticos, se puede intuir cuál es la situación de los sueldos en otros sectores».
La lista de tareas pendientes de los responsables políticos de Pekín es cada vez más larga. Cada vez hay más empresas no rentables, salarios a la baja, desempleo creciente y bajo consumo. Estos son sólo algunos de los retos a los que se enfrentan los dirigentes del Estado y del partido en el año de la serpiente. Y el tiempo que China pueda seguir «exportando para salir» de su crisis depende de cuánto apriete el presidente estadounidense Trump las tuercas de la política comercial.
China no solo sentirá los efectos de la primera ronda ya prevista de aranceles del diez por ciento. Las inminentes medidas contra minoristas en línea como Temu, Shein y AliExpress en EE. UU. también podrían afectar el crecimiento. Hasta ahora, los envíos de mercancías desde el extranjero por valor de hasta 800 dólares estadounidenses estaban exentos de aranceles en EE. UU. Así que si Donald Trump cancela esta exención de aranceles, como se está debatiendo en Washington, esto tendría importantes consecuencias.
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