Historia del cepo (II)

OPINIÓN

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La eliminación total del cepo cambiario es necesaria sólo para equiparar a Argentina con otros países latinoamericanos, por no hablar de cumplir el ambicioso plan de Milei de liberalizar totalmente la economía argentina. Tras un año en el poder, su gobierno ha mantenido el cepo, aunque con importantes ajustes.

El gobierno eliminó las licencias de importación, que eran difíciles de obtener, ralentizaban el flujo de mercancías al país y retrasaban los pagos. También redujo ciertos aranceles, agilizó algunas operaciones comerciales y se deshizo del «sistema de sellado», un medio obsoleto «para controlar la posesión ilegal de mercancías extranjeras», según Baker McKenzie.

El Gobierno dejó expirar el mes pasado el llamado impuesto PAIS. En diciembre de 2019, el Gobierno peronista del expresidente Alberto Fernández introdujo este gravamen del 30 por ciento sobre la compra de moneda extranjera (incluidos los «dólares ahorro»), así como la adquisición de bienes y servicios desde el exterior mediante tarjetas de crédito y débito. Las compras online realizadas en moneda extranjera, incluido el pago de servicios de streaming, estaban gravadas con un 8 por ciento. Fernández añadió una retención adicional del impuesto sobre la renta y los bienes personales del 30 por ciento para todas las transacciones que cayeron bajo el impuesto PAIS. Posteriormente, en julio de 2023, Fernández amplió el ámbito de aplicación del impuesto PAIS para incluir, entre otras cosas, un gravamen del 7,5 por ciento sobre los bienes importados con ciertas exenciones, como los alimentos básicos y el material de la industria petrolera.

Al tomar posesión en diciembre de 2023, el Gobierno de Milei elevó inicialmente el tipo del impuesto PAIS sobre las importaciones al 17,5 por ciento, pero restableció el tipo original del 7,5 por ciento en septiembre de 2024. Más recientemente, en diciembre de 2024, el gobierno permitió que el impuesto PAIS expirara (como estaba programado originalmente), pero mantuvo la retención adicional del 30 por ciento sobre las transacciones en dólares, que incluyen las compras de «dólar ahorro», así como pasajes aéreos, paquetes de vacaciones y bienes y servicios adquiridos en el extranjero.

Además, en los últimos días, la autoridad impositiva y aduanera anunció estrictos controles, a partir de enero de 2025, para garantizar que los argentinos que regresen del exterior no superen el límite legal de un solo teléfono móvil y una computadora tablet por persona, y hasta US$ 500 en bienes personales comprados en el exterior (con un adicional de US$ 500 permitido para compras en tiendas libres de impuestos). Cualquier exceso se gravará con el 50% de la cantidad excedida. La justificación oficial, más allá de frenar la entrada de mercancías ilícitas, es la protección de la industria argentina.

Aunque se han hecho progresos, la injerencia del cepo en la vida de los ciudadanos sigue siendo incompatible con los principios del libre mercado. Además, su mantenimiento es costoso. Así pues, ¿por qué no liberar simplemente el tipo de cambio (posiblemente el precio más importante del mercado), suprimir los controles de divisas y capitales y liberar realmente la economía?

Por Daniel Raisbeck, elcato.org

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