Se derrumba la imagen de Lula

INTERNACIONAL

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Presidente de Brasil, Luiz Inácio da Silva / Foto: Palácio do Planalto

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La popularidad de Luiz Inácio Lula da Silva cayó al nivel más bajo de sus tres mandatos como presidente de Brasil, ubicándose en 24%, según una encuesta publicada este viernes (14.02.2025) por el instituto Datafolha.

El referente de la izquierda latinoamericana fue criticado en la última semana por sus declaraciones sobre la acelerada inflación, después de haber dicho: «Si un producto está caro, no lo compre».

Su gobierno también ha tenido dificultades para imponer sus mensajes en redes sociales.

En enero, desistió de avanzar con una medida sobre el sistema de pagos instantáneos PIX, muy popular en Brasil, tras una ola de desinformación sobre un supuesto impuesto a esas transacciones.

De las 2.007 personas interrogadas el 10 y 11 de febrero por Datafolha, instituto de referencia en Brasil, el 24% evaluaron el gobierno de Lula como «bueno» o «muy bueno», con un margen de error de dos puntos. En diciembre era del 35%.

Quienes lo consideran «malo» o «muy malo» se dispararon de 34% a 41% en dos meses.

Luego de terminar dos mandatos (2003-2010) con una popularidad récord, un escándalo de corrupción menguó la imagen de Lula y lo envió a la cárcel.

Absuelto por la justicia, regresó a la presidencia tras imponerse en las elecciones de 2022 al entonces mandatario saliente, el derechista Jair Bolsonaro.

Su popularidad nunca había estado tan baja.

El menor nivel de aprobación anterior se remonta a 2005, con 28%, en el apogeo del escándalo de corrupción del Mensalao, durante su primer mandato, según varios medios locales.

El viernes, afirmó en una entrevista a la radio local Clube do Para que era «muy temprano para hablar de la elección (presidencial) de 2026», mientras aún no define si buscará la reelección.

«Si estoy bien, y creo que puedo ser candidato, puedo presentarme. Pero no es mi prioridad ahora», apuntó.

El estado de salud del mandatario, de 79 años, también ha lanzado dudas sobre su futuro político.

Justo antes de las vacaciones de Navidad, el mundo financiero de Brasil experimentó una conmoción: el desplome de la moneda nacional provocó una febril actividad en las oficinas de los bancos y del Gobierno en Brasilia. Sólo la intervención del Banco Central impidió que el real cayera incluso por debajo de los 6,30 reales frente al dólar.

Entretanto, la situación se ha calmado un poco y, por el momento, se ha evitado lo peor. Para el 2025, los expertos prevén un tipo de cambio de la moneda estadounidense de 6,25 y no descartan una devaluación del real, llegando a cambiarse cada dólar por 7 reales.

La progresiva depreciación del real llama la atención sobre los problemas estructurales que padece la mayor economía de América Latina. Esto se hace particularmente claro al convertir el salario mínimo, que ahora es sólo el equivalente a 251 dólares estadounidenses.

Al mismo tiempo, la deuda pública aumenta. «A mediados y finales del último Gobierno, Brasil experimentó un descenso de la deuda nacional de hasta el 72 por ciento del producto interno bruto (PIB). Y ahora, la deuda del PIB está volviendo a su máximo histórico, estamos casi en el 78 por ciento de deuda sobre el PIB», afirma el economista Felipe Rodrigues, de la Universidad Federal Fluminense, en entrevista con DW. Para Rodrigues, este es un escenario aterrador, pero asegura que existe una oportunidad para contrarrestar esta evolución: el Gobierno debe trabajar con el Congreso para buscar formas de ahorrar.

Una serie de errores técnicos son también responsables del significativo aumento de la deuda nacional. «El Gobierno subestimó masivamente el gasto social», explica Rodrigues, refiriéndose a un desfase de unos 80.000 millones de reales (unos 13.000 millones de euros).

Por otro lado, el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, tiene un gabinete con casi 40 ministerios. «Si el Gobierno no presenta un plan, un presupuesto para abordar estos problemas, será muy difícil revertir la situación», dijo el economista Gilvan Bueno a la cadena CNN Money. Los problemas radican en que se gasta más de lo que se recauda. «Brasil necesita ser más eficiente y abordar algunas reformas».

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