Estados Unidos recorta ayuda internacional

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Foto: picryl.com

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El Gobierno de Donald Trump anunció este miércoles (26.02.2026) que eliminará más del 90% de los programas de cooperación internacional de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) y US$ 60.000 millones en asistencia general en todo el mundo, lo que pone cifras a sus planes de eliminar la mayoría de la ayuda humanitaria y de desarrollo en el exterior.

Los recortes detallados por la administración dejarían pocos proyectos sobrevivientes de la USAID para que los defensores intenten salvarlos en lo que son batallas judiciales en curso con la administración.

En un comunicado, el Departamento de Estado dijo que la cifra se decidió «al concluir un proceso liderado por la dirección de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID)» y con tramos revisados por el propio secretario, Marco Rubio.

«Se identificaron cerca de 5.800 contratos con un valor restante de 54.000 millones para su eliminación como parte de la agenda «Primero Estados Unidos» («America First»), lo que representa una reducción del 92 %», dijo.

Además, también se ordenó cancelar un 28 % de subvenciones con un valor de 4.400 millones de dólares.

El desmantelamiento de la USAID ha sido una de las prioridades en los recortes presupuestarios del Gobierno de Trump y del magnate tecnológico Elon Musk, al frente de una oficina llamada Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE).

Unos 2.000 empleados de la USAID fueron despedidos este domingo y otros miles fueron puestos en baja administrativa.

Por otro lado, en la noche de este miércoles, el Tribunal Supremo de Estados Unidos suspendió el plazo fijado por una corte inferior que exigía al Gobierno de Trump reanudar antes de la medianoche el pago de unos 2.000 millones de dólares congelados en ayuda exterior.

La orden, anunciada por el presidente del Supremo, el magistrado John Roberts, es de carácter temporal y da a la corte tiempo para dirimir el asunto.

La decisión de Donald Trump de suspender la ayuda al desarrollo ha paralizado proyectos financiados por Estados Unidos en unos 130 países. Es algo que tiene consecuencias dramáticas para millones de personas. En todo el mundo, hay intranquilidad entre los trabajadores de ayuda humanitaria.

Trump acusa a la agencia de desarrollo USAID de despilfarro. El jueves (6.2.2025), incluso llegó a asegurar en la plataforma «Truth Social» que «miles de millones de dólares han sido robados de USAID». No aportó pruebas de su afirmación.

Rivales en el Indopacífico

Los políticos de la oposición en EE. UU. acusan a Trump de poner en peligro no solo la lucha contra el hambre, las enfermedades y los conflictos. «No se trata solo de caridad, sino también de nosotros mismos», argumentó Andy Kim, senador demócrata estadounidense por Nueva Jersey, en la cadena CNN. «USAID es una de nuestras mejores herramientas para contrarrestar la influencia financiera y económica de China», dijo.

Tanto China como Estados Unidos utilizan la ayuda exterior en todo el mundo para dirimir su conflicto por la supremacía mundial. La rivalidad es especialmente evidente en el Indopacífico, por ejemplo, en Bangladés. Este país tiene una importancia estratégica para China. Y con una población de más de 170 millones de habitantes, ofrece un mercado de ventas para su economía.

Pekín no hace pública su ayuda exterior, pero investigadores del College of William and Mary, en el estado de Virginia, calculan que China ha financiado 138 proyectos de desarrollo en Bangladés desde el año 2000. En total, se han canalizado casi 21.000 millones de dólares estadounidenses.

Por su parte, Estados Unidos, solo en 2024 concedió al país asiático 393 millones de dólares en ayudas. «Bangladés mantiene una muy buena asociación con USAID y el Gobierno estadounidense desde hace mucho tiempo», afirma Abul Kalam Mohammad Jashim Uddin, director de ADAB, una asociación de agencias de desarrollo de Bangladés.

«Estados Unidos nos ha apoyado económicamente desde el comienzo de nuestra independencia, en 1971», asegura Uddin, en entrevista telefónica con DW. Según él, la cancelación de la ayuda estadounidense está causando graves problemas al país. Miles de empleados de proyectos ya han sido despedidos. «Debilitará a la sociedad civil de Bangladés. Podría provocar inestabilidad social, mayores riesgos sanitarios y más pobreza. Todo esto se intensificará», advierte.

Mientras que USAID trabaja sobre todo con organizaciones locales, China Aid, fundada en 2018, se centra en préstamos y grandes proyectos de infraestructuras. Pero ambas agencias persiguen objetivos similares: pretenden asegurar la influencia de sus Gobiernos en países socios clave. Con su Iniciativa de la Nueva Ruta de la Seda (Belt and Road Initiative, BRI), China intenta actualmente vincular a más de 145 países a través de grandes proyectos conjuntos como puentes, carreteras y puertos.

«A los chinos no les podría pasar nada mejor que una retirada estadounidense», afirma Volkmar Klein, portavoz de cooperación económica y desarrollo del grupo parlamentario democristiano CDU/CSU en el Bundestag alemán. «Pekín intenta asegurarse mercados de venta, crear dependencias y utilizar este apoyo para asegurarse ventajas en las negociaciones internacionales», dice Klein en entrevista con DW.

El desmantelamiento previsto de USAID será, sin duda, bien recibido en Pekín. Pero la batalla por la influencia entre Estados Unidos y China no es un juego de suma cero en el que uno gana lo que el otro pierde, afirma Evan Cooper, que dirige el proyecto «Reimagining US Diplomacy» en el think tank Stimson Center de Washington DC.

«El colapso de USAID, la cancelación de fondos y el despido de personal no conducirán a que los rivales de EE. UU. ganen de repente una enorme influencia en el mundo», dice Cooper a DW por teléfono. La congelación de fondos llevará probablemente al colapso de la industria de la ayuda al desarrollo. «Pero no conducirá a que China intervenga para llenar el vacío», opina Evan Cooper.

En Estados Unidos, lo que preocupa ahora es que el repentino colapso de los programas de desarrollo pueda provocar más conflictos y más migraciones en todo el mundo. «Hemos visto cómo el aumento de los flujos migratorios puede provocar inestabilidad y el auge del populismo. Y creo que esto podría ser desestabilizador para Estados Unidos a mediano y largo plazo», destaca Cooper.

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